Mi ángel y mi demonio tienen buenos argumentos
Un susurro en mi oreja derecha. Jueves de la semana pasada, a las 14
horas: ??Vicente, Vicente, Mira que bien, las economías alemana y
francesa han vuelto a crecer; la Reserva Federal y el BCE han sido
optimistas o al menos esperanzadores en sus últimos mensajes; gigantes
del consumo como Wal-Mart han tenido resultados mejores de lo
esperado? Anda, igual deberías invertir un poco más para aprovechar la
recuperación?.
Una voz en mi oreja izquierda. El mismo día, dos horas más tarde.
??Ni hablar. No le hagas caso: vende todo lo que tengas. La cosa está
muy malita. Mira, fíjate: las ventas minoristas han vuelto a caer
inesperadamente en Estados Unidos; las peticiones semanales de desempleo
también han subido contra pronóstico allí. Y eso que te dice el ángel de
Wal-Mart tiene truco: los resultados fueron buenos por ajuste de costes,
pero no por ingresos, que dieron pena. Y además la cadena alemana Escada
se ha declarado en quiebra. Yo vendía y a disfrutarlo?. Perdonadme la
licencia de presentaros la historia así, pero es que refleja con
bastante fidelidad lo que me pasó ese día. El viernes me iba de
vacaciones unos días y estaba dándole vueltas a qué hacer con mis
posiciones. La subida desde mínimos ya era muy alta y, como muchos
ahorradores como yo, andaba pensando si recoger parte de las ganancias
acumuladas en mi cartera de acciones. Y en estas, las noticias no podían
ser más difíciles de interpretar. Hay casi tantos argumentos para ser
optimistas con el futuro económico como pesimistas. Y en mi opinión
vamos a seguir así durante un buen tiempo. Esta estabilización y
recuperación económica se va a distinguir precisamente por eso: por un
baño de contrastes continuo, por una dicotomía estadística que a más de
uno le acabará produciendo esquizofrenia financiera. Cuanta más arena
veas en la playa, más cal tendrás en tu lavadora. Pero es que además la
situación se refleja en los bruscos movimientos que ya estamos viendo en
los índices de sentimiento del inversor. Por ejemplo, la semana pasada
había el doble de ahorradores confiados en próximas subidas en las
bolsas, según la encuesta de la American Association of Individual
Investors, que un mes antes. En concreto, el 51 por ciento de la última
lectura, frente al 27,9 por ciento de la primera de julio. Y esto, a su
vez, genera más dudas para quienes estamos atentos a las teorías del
comportamiento y de la opinión contraria: si tanta gente se ha vuelto
optimista quizá sea porque está llegando el momento de salir del
mercado. ¿No? ¿Qué hacer entonces? ¿Aprovechar la inestabilidad del
tiempo para salir a surfear o quedarse en casa leyendo un buen libro y
jugando de vez en cuando con los sobrinos a la wii? En mi caso, cuando
el ángel y el demonio volvieron para preguntarme qué pensaba hacer, les
pedí a ambos que me dejaran en paz. Y durante un buen tiempo. En las
próximas semanas y meses los que estamos muy pendientes del mercado
vamos a vivir muchas situaciones de estrés como esta, muchísimas. Se
avecina un periodo largo de confrontación continua entre el bien y el
mal, entre el ??mejor de lo previsto? y el ??peor de lo estimado?.
Y en esa batalla permanente habrá que encontrar el equilibrio, más vale
estar descansado y preparado para ello. Por cierto, al final no toqué mi
cartera. Nota: este artículo también se publica hoy en mi blog "
No brain no gain
" en El Confidencial.