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El alcantarillado al rescate
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El alcantarillado al rescate

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wastewater and pandemic

El papel de las aguas residuales en el control y la prevención de pandemias

El alcantarillado podría ser la clave para la detección temprana de oleadas de infección por coronavirus y la posible prevención de futuras pandemias.

"La conciencia de la ciudad". Así es como Víctor Hugo describió las alcantarillas de París.

Un siglo y medio después, las aguas residuales que fluyen por el subsuelo también podrían convertirse en un salvavidas. De hecho, podrían resultar ser nuestro mayor aliado en la batalla contra la COVID-19 y futuras pandemias.

Las alcantarillas siempre han albergado información vital acerca de los virus. Pero el problema persistente al que se enfrentaban los virólogos es que carecían de la tecnología necesaria para extraer de esa información los datos más importantes. Este ya no es el caso.

Valiéndose de un arsenal de sofisticadas tecnologías de análisis del agua, los expertos en salud pública ahora pueden detectar mínimas trazas de la enfermedad en las aguas residuales. Lo que significa que ahora es posible estimar la concentración del virus entre la población a un nivel muy localizado.

ejemplos de tipos de macrodatos

Tal información es vital. Puede ayudar a los gobiernos a rastrear la evolución de la enfermedad, detectar nuevas oleadas en estadios muy tempranos y, por último, limitar su propagación a través de medidas específicas como confinamientos.

Esto podría ser un avance revolucionario a la hora de contener pandemias.

El progreso hasta el momento ha sido alentador. Los científicos han identificado fragmentos de material genético del virus (ARN) en el alcantarillado y han demostrado que estos fragmentos están correlacionados con las tasas de infección locales. El ARN puede ser detectado en los tres días siguientes a la infección. Esto resulta crucial en el caso de la COVID-19. En humanos, los síntomas físicos normalmente tardan entre 5 y 14 días en manifestarse. De hecho, una gran parte de los portadores (hasta el 80%, según ciertos estudios) muestran síntomas muy leves o inexistentes y, de este modo, podrían ser propagadores involuntarios.

Los datos hasta el momento sugieren que el ARN viral en las aguas residuales puede ser identificado al menos 5 o 6 días antes que la gente empiece a experimentar síntomas físicos. Esto supone un gran margen de tiempo a nuestro favor: una investigación de la Universidad de Columbia sugiere que la cifra de fallecidos en EE. UU. habría sido de 36.000 víctimas menos si el país hubiera empezado a imponer medidas de distanciamiento social solo una semana antes de lo que lo hizo.

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En Suiza, investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL) y del Instituto Federal Suizo de Ciencia y Tecnología Acuáticas (EAWAG) están probando muestras de 12 plantas depuradoras de aguas residuales que, en conjunto, dan servicio a unos 800.000 habitantes.

Los resultados son impresionantemente detallados: lograron detectar la infección en muestras del mes de febrero de Lugano y Zúrich, cuando en estas ciudades solo se conocían uno y seis casos, respectivamente. Según los científicos, el objetivo final es desarrollar un sistema de alerta temprana, tanto para futuras oleadas de coronavirus como para otros virus.

Los investigadores del Observatorio de Salud Pública (HHO) de la Universidad Estatal de Arizona, que han estado rastreando indicadores de salud en alcantarillados durante más de un decenio, creen que las técnicas pueden continuar perfeccionándose para que sea posible identificar un único individuo infectado entre 2 millones de personas.

Para lograrlo, es necesario establecer una estimación exacta de cuánto material ARN produce un individuo, así como tener en cuenta las tasas de degradación y adaptar todo esto al perfil de cada comunidad (como las variaciones en el consumo de agua, por ejemplo).

La escala de la investigación –las pruebas y análisis no solo abarcan EE. UU. y Suiza, sino también el Reino Unido, Francia, Países Bajos, Nueva Zelanda y Australia, entre otros países– permite esperar rápidos progresos. Una vez que los científicos perfeccionen sus técnicas analíticas, su uso podría extenderse más allá de la detección y rastreo de virus. Las aguas residuales también albergan información vital acerca del uso de antibióticos y otras drogas legales e ilegales, hormonas, pesticidas e incluso rayos X. Es posible sacar partido de tales datos para una intervención temprana en el uso indebido de medicamentos, la promoción específica de estilos de vida más saludables y la mejora de las prácticas agrícolas, entre otros avances.

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