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Desmitificación de la inversión sostenible
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Desmitificación de la inversión sostenible

La inversión responsable es mucho más que limitarse a evitar inversiones en empresas controvertidas. Además, también puede ser beneficiosa desde el punto de vista financiero.

¿Hasta qué punto conoce sus inversiones? La mayoría de la gente invierte para proteger su futuro y el de sus familias. Y, sin embargo, no siempre tenemos en cuenta cómo las empresas en las que invertimos pueden afectar a ese futuro. ¿Son respetuosas con el medio ambiente, la sociedad, sus empleados o sus accionistas?

Es ahí donde entran en juego las consideraciones ambientales, sociales y de gobierno corporativo –o ASG, para abreviar. Para los grandes inversores institucionales, como los fondos de pensiones y las aseguradoras, la incorporación de los criterios ASG en el proceso de inversión es actualmente un requisito básico. También se están convirtiendo en un elemento a tener en cuenta para los particulares, cada vez en mayor medida.

Es importante cuidar nuestro planeta y nuestra sociedad. Pero la inversión responsable aporta muchos más beneficios que los meramente éticos. La aplicación de un filtro ASG puede ofrecer nuevas oportunidades de inversión, poner de relieve los problemas de las empresas antes de que aparezcan en sus resultados financieros y garantizar el rendimiento futuro de las inversiones en un horizonte a largo plazo a medida que evolucionan los hábitos regulatorios y de consumo.

Seguir el camino más ético –con la posibilidad de elegir entre varias vías

Entonces, ¿cómo funciona en la práctica? En términos generales, existen cuatro enfoques diferenciados de la inversión ASG. Todos ellos están a disposición de los inversores particulares a través de la selección de los fondos en los que invierten, o de los gestores de activos a los que confían su dinero. 

El primero es el cribado. Esta es la modalidad más antigua y conocida de inversión responsable –evitar productos potencialmente controvertidos como el tabaco, las armas, los juegos de azar y el alcohol. Las organizaciones benéficas, las fundaciones y los grupos religiosos se encuentran entre los inversores que tienden a preferir este enfoque, que además se toman muy en serio.

Otra vía es la administración –o la medida en que sus gestoras de inversiones se comprometen con las empresas en las que invierten para impulsar los cambios positivos.

La tercera vía es la integración de las consideraciones ASG fundamentales en la toma de decisiones y en el análisis de las inversiones. No se trata forzosamente de excluir empresas, sino de conocer sus características de sostenibilidad y de tomar la decisión de inversión teniendo presentes esos conocimientos.

El cuarto enfoque es posiblemente el más directo y puede darse sin la adición de dimensiones morales o de otro tipo. Se centra en la inversión en temas relacionados con la sostenibilidad, como la energía baja en carbono, la sanidad o el agua, que tienen potencial a largo plazo para ofrecer rentabilidades atractivas. 

Existen muchas estrategias de inversión interesantes en este ámbito, las cuales han dejado de limitarse a las acciones cotizadas para incluir las infraestructuras, el private equity y la renta fija. Las energías limpias y renovables, en particular, están atrayendo mucha atención debido al creciente deseo de los inversores institucionales de “descarbonizar” sus carteras.

 

Preparación para el cambio climático

Hoy en día, el cambio climático es un problema que aparece de forma recurrente en las portadas. Es un buen ejemplo de las oportunidades que un enfoque ASG puede brindar y de los riesgos que puede contribuir a evitar. A primera vista, podría parecer una cruzada más propia de los políticos que de los planes de pensiones.

Entonces, ¿por qué debería interesar a los inversores? Las medidas políticas necesarias para hacer frente al cambio climático –que se notarán antes que los efectos físicos– sin duda crearán impactos económicos importantes y, por extensión, se dejarán sentir en las carteras de los inversores.

En virtud del Acuerdo de París1, 196 naciones se comprometieron a mantener el aumento de la temperatura media mundial por debajo de 2 ºC (2GC) de aquí a 2100 –un umbral que se considera el punto crítico más allá del cual el cambio climático podría tener graves consecuencias para nuestro planeta. Teniendo en cuenta las previsiones de que la población mundial aumente de 7.000 millones a entre 10.000 y 12.000 millones en ese período –y que un mayor número de habitantes conlleva unas mayores necesidades energéticas y materiales– es evidente que esto plantea un gran desafío en lo que respecta a frenar, o incluso reducir, las emisiones de dióxido de carbono (CO2).

 Para alcanzar la meta de los 2GC se necesitarán muchas políticas y normativas nuevas, además de formas nuevas y mejoradas (es decir, con menos emisiones de carbono) de generar energía. La investigación de la consultora Mercer muestra que las rentabilidades de las inversiones probablemente se verán afectadas en los escenarios de dos, tres y cuatro grados –y que es especialmente importante que los inversores comprendan las repercusiones tanto en las clases de activos como a nivel sectorial2.

Por ejemplo, en un escenario de 2GC, la renta variable desarrollada en general –y los sectores de energía y utilities en particular– podría verse perjudicada por las considerables restricciones que se impondrán a las industrias con un alto nivel de emisiones de carbono. Por otra parte, es probable que la renta variable emergente se beneficie de las inyecciones de capital destinadas a facilitar su transición a una economía con menos emisiones de carbono. En el caso de los activos inmobiliarios, como las infraestructuras y los bienes raíces, se necesitarán incentivos para que los nuevos activos sean más “ecológicos” desde el principio y para “descarbonizar” los ya existentes.

Sin embargo, no todo gira en torno al riesgo. Hay oportunidades de ganar dinero solucionando los retos planteados por el cambio climático. Lo estamos comprobando en el interés creciente de los inversores por las estrategias con temática sostenible, pero también en el silencioso cambio de enfoque de muchas industrias tradicionales como la automoción y la energía. Los inversores pueden salir beneficiados si tienen presentes los criterios ASG.

[1] Acuerdo de París en virtud de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, alcanzado el 12/12/2015
[2] “Investing in a time of climate change”, Mercer, 2015

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