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¿Por qué invertir en Renta Variable Global?
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¿Por qué invertir en Renta Variable Global?

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Walter Scott1 examina el argumento de por qué la calidad importa a la hora de invertir a nivel global.

¿Por qué deberían los inversores en renta variable adoptar un enfoque global a la hora de posicionar su dinero?

El primer punto a destacar es la enorme envergadura y variedad de oportunidades disponibles: el número de empresas en las que uno puede invertir no deja de aumentar y su variedad es extraordinaria. Ahora que podemos acceder a información clave con un par de clics, invertir en negocios lejanos ya no tiene por qué ser como lanzarse al vacío.

Si opta por restringir su actividad a un mercado concreto, es casi seguro que sacrificará cierta rentabilidad en el largo plazo. Tomemos el Reino Unido, por ejemplo. Pese a albergar a un gran número de bancos conocidos y de proveedores de servicios punteros, sectores clave como el manufacturero y la industria pesada están infrarrepresentados en este mercado. Y si quiere participar en el éxito de los gigantes tecnológicos, lo mejor es que busque en otro sitio.

Al concentrarse exclusivamente en países individuales, un inversor eleva el riesgo que corre al ignorar el principio probablemente más importante de la inversión: no poner todos los huevos en la misma cesta. En 2019, por ejemplo, los inversores con carteras posicionadas exclusivamente en acciones británicas obtuvieron rentabilidades inferiores a las de los inversores globales, debido sobre todo a que muchas empresas del Reino Unido acusaron la incertidumbre en torno al brexit. Así que, aunque las bolsas mundiales puedan moverse de manera más concertada que en el pasado, sus fortunas individuales todavía pueden variar de forma considerable.

Esto sería una excelente noticia para un inversor que sepa siempre cambiar de mercado justo en el momento correcto, pero la realidad es que acertar siempre con tales decisiones tácticas es notoriamente difícil. De hecho, cabe afirmar que el arte de la predicción no había sido nunca tan complicado como ahora.

En este contexto, dejar de concentrarse en las muchas variables capaces de afectar a una estrategia a corto plazo e invertir de cara al futuro en compañías con los atributos necesarios para ser líderes globales podría ser un enfoque más efectivo.

¿Qué caracteriza a una empresa global sólida?

Las hay de todas las formas y tamaños, y categorizarlas no es tarea fácil, pero creemos que todas ellas comparten una serie de cualidades importantes.

En nuestra opinión, una de las más obvias es la innovación. Los innovadores nunca se duermen en sus laureles y tratan continuamente de desarrollar procesos y tecnologías para repeler a sus competidores y ampliar su ventaja. La expresión “innovar o morir” tal vez suene dramática, pero resume a la perfección el mantra de muchas de las empresas que han navegado con éxito las aguas económicas más embravecidas de las últimas décadas.

También es probable que las compañías conscientes de que el cambio siempre está a la vuelta de la esquina y que aceptan la necesidad de adaptarse también figuren entre los líderes globales. A menudo, esto puede implicar la toma de decisiones difíciles sobre recortes de costes o reestructuración, pero también implica la capacidad para responder a tendencias nuevas y emergentes y reinvertir de forma acorde. Cuando se divisa el cambio en el horizonte, los más audaces ganan siempre.

Cabe asumir que para ser una empresa global líder se necesita escala, y en la mayoría de los casos así es: tener un tamaño suficiente para reducir costes generales y de otro tipo es una ventaja crucial para lograr esa ventaja comercial decisiva. No obstante, la escala no tiene por qué ser el único factor diferenciador. Las empresas con las mejores perspectivas a largo plazo suelen ser aquellas con una propuesta de negocio definida difícil de reproducir por sus competidores.

Dicho esto, creemos que es importante no ignorar el elemento humano. Una compañía podría tener una posición competitiva inmejorable, pero sin un equipo directivo capaz de traducirla en resultados estructuralmente superiores acabará decepcionando a sus inversores.

En nuestra opinión, otro criterio vital para un líder a largo plazo es la sostenibilidad. Las empresas ya no pueden llevar a cabo su actividad de forma innecesariamente dañina para el medioambiente o para sus empleados. Aunque esto es importante desde un punto de vista moral, no debe ignorarse que cada vez más datos sugieren que la sostenibilidad es un motor tangible de rentabilidad bursátil a largo plazo.

Los últimos meses han figurado entre los más turbulentos que recuerdan los inversores en renta variable. La pandemia de COVID-19 ha conllevado desafíos que pondrán a prueba incluso al modelo de negocio más resistente. No obstante, muchos han demostrado ser notablemente sólidos en plena crisis, y nuestra expectativa es que estas empresas saldrán fortalecidas de la crisis actual. La pandemia también conllevará cambios y oportunidades, acelerando varias tendencias ya existentes. En años venideros, sectores tan diversos como las tecnologías de la información, la salud, el comercio minorista y los viajes datarán el origen de cambios operativos fundamentales en los primeros meses de 2020.

La recuperación del COVID-19 promete ser larga y ardua, pero nosotros confiamos en que una estrategia concentrada en un abanico diverso de empresas de talla mundial con resiliencia para superar obstáculos inevitables generará rentabilidades de inversión superiores a largo plazo.

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