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¿Cómo podemos prepararnos para el proteccionismo?
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¿Cómo podemos prepararnos para el proteccionismo?

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El término “proteccionismo” ha suscitado un gran debate en círculos políticos y en los medios generalistas. Por eso nuestros expertos Peter Khan, gestor de fondos; y Andrea Iannelli, director de inversión, han querido comentar a continuación como podemos preparar nuestra cartera para el proteccionismo.

Los nuevos gobernantes se inclinan cada vez más por aplicar políticas con un claro sesgo “casero” y están adoptando una visión más crítica sobre el desarrollo de la globalización, que ha definido los últimos 50 años. Si las nuevas políticas proteccionistas cuajan en todo el mundo, ¿a qué riesgos se enfrentan los inversores en renta fija y cómo deberían posicionarse las carteras?

¿Pueden los inversores protegerse frente al proteccionismo?

Las medidas que restringen el comercio están pensadas para favorecer a los productores nacionales de bienes y servicios, en detrimento de los competidores extranjeros, imponiendo barreras de entrada al mercado interno. Estas barreras generalmente adoptan la forma de derechos, impuestos y un tratamiento reglamentario menos favorable a las importaciones y los productores foráneos.

El efecto inmediato y más visible de las políticas proteccionistas es una mayor inflación, ya que los impuestos sobre las importaciones se repercuten en los consumidores.

El descenso del comercio mundial trae consigo menores tasas de crecimiento económico. El resultado de lo anterior podría ser la estanflación (crecimiento negativo e inflación elevada), que es un fenómeno indeseable para la mayoría de los inversores, especialmente aquellos cuyas carteras están orientadas hacia clases de activos cíclicas y vinculadas al crecimiento.

Prepare su cartera, pero no prescinda de la duración

Dentro de los mercados de renta fija, existen subclases de activos y estrategias que pueden ayudar a mitigar los efectos del proteccionismo y proteger las carteras.

La subida de la inflación general debido a los aranceles presionaría al alza a los rendimientos nominales, lo que lastraría la deuda pública. Aunque eso podría llevar a los inversores a cuestionarse su exposición global a la duración, nos gustaría alertar contra la eliminación de la duración nominal, por cuatro razones.

1. Analice las fuentes de exposición a duración. En primer lugar, no toda la deuda pública nominal se comportará de la misma forma si el comercio mundial se estanca. Los inversores no deberían fijarse únicamente en la duración en general, sino también en los países y regiones donde tienen su exposición a duración.

2. Recuerde los rasgos defensivos de la renta fija. La segunda razón para no rechazar de plano la duración es la baja o nula correlación de la renta fija con la renta variable. Las bolsas y la estanflación no se llevan bien, ya que la caída del crecimiento mundial lastra los beneficios empresariales.

Sin embargo, la renta fija puede funcionar bien como “póliza de seguros” dentro de una cartera mixta reduciendo la volatilidad general y dando uniformidad a las rentabilidades. Dentro de la renta fija, los inversores también deberían tener en cuenta los bonos indexados a la inflación como forma de diversificar el riesgo de tipos de interés y, al mismo tiempo, de mantener una correlación baja con las acciones.

3. Ir más allá del binomio emergentes-desarrollados. Otra sugerencia es dejar de ver el mundo como un universo claramente dividido entre mercados desarrollados y emergentes. En principio, uno podría sentirse tentado a pensar que las políticas proteccionistas serán negativas para todos los mercados emergentes, dado que estos países suelen estar muy bien integrados en las cadenas internacionales de producción. Pero no ocurre así en todos los países emergentes. Del mismo modo, entre los mercados desarrollados hay países que van a verse más perjudicados que otros por la caída de los intercambios comerciales y el encarecimiento de los precios. Los inversores deberían preferir los países con sólidas tendencias demográficas, que sean independientes en lo que respecta a la demanda final y que no dependan demasiado de los flujos mundiales de comercio y capitales para apoyar y financiar el crecimiento. Brasil es un ejemplo de país que reúne muchas de estas características, a pesar de los problemas políticos recientes. Por otro lado, las economías abiertas que ya se mueven en el pleno empleo y dependen de los capitales y recursos del exterior, como el Reino Unido, serían más sensibles a un giro generalizado hacia el proteccionismo.

4. Cobertura frente a riesgos de acontecimientos extremos. Por último, también deberían tenerse en cuenta las coberturas frente a acontecimientos más extremos, centrándose en productos y estrategias que pueden beneficiarse de los picos de volatilidad y el aumento de la intolerancia al riesgo. Esta idea se aplica especialmente bien a los mercados de renta variable y deuda corporativa, donde la volatilidad lleva algún tiempo siendo muy baja. Una consecuencia de todo ello es que el coste de proteger una cartera frente a un escenario de estanflación es considerablemente bajo en estos momentos, pese a que en el futuro podrían producirse grandes oscilaciones en los mercados.

 

Esta información se dirige únicamente a profesionales de la inversión y no debe ser utilizada por inversores privados.

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