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Fidelity: El BCE conforta a los mercados ampliando los estímulos en 600.000 millones de euros
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Fidelity: El BCE conforta a los mercados ampliando los estímulos en 600.000 millones de euros

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El Banco Central Europeo (BCE) ha ampliado en 600.000 millones de euros el programa de compras de activos vinculado a la pandemia (PEPP), que dispone ahora de una potencia de fuego de 1,35 billones de euros. En su reunión de junio, el banco central también extendió la duración del PEPP al menos hasta junio de 2021. La ampliación del programa se daba por descontada en los mercados, pero su cuantía supera las previsiones de consenso. Esta medida parece ser una decisión deliberada del BCE dirigida a tranquilizar a los mercados y, a juzgar por su reacción al anuncio, el BCE ha tenido éxito, al menos a corto plazo. 

Perspectivas pesimistas

Las decisiones de política monetaria de junio giraron exclusivamente en torno al PEPP, programa que la presidenta del BCE Christine Lagarde calificó como el mejor instrumento posible en estos momentos para responder ante el endurecimiento de las condiciones financieras. Sin embargo, insistió en que todas las medidas de política monetaria que ya están en marcha, incluida la tercera ronda de operaciones específicas de refinanciación a largo plazo (TLTRO) que arrancaron en junio, deberían contribuir a reactivar la economía después de la pandemia.

El Consejo de Gobierno del BCE ha revisado a la baja considerablemente sus previsiones con respecto a las que publicó en marzo. En el escenario de referencia, se prevé que la economía se contraiga un 8,7% en 2020 y que rebote un 5,2% en 2021 y un 3,3% en 2022. También se prevé que la inflación se mantenga alejada del objetivo en el horizonte cubierto por las previsiones; así, el BCE pronostica un 0,3% en 2020, un 0,8% en 2021 y un 1,3% en 2022.

Nuestra hipótesis de trabajo para el crecimiento es más pesimista y se sitúa entre el escenario de referencia del BCE y los escenarios más catastrofistas. Esperamos que la economía de la zona euro se contraiga un 10,2% en 2020, con un descalabro en el segundo trimestre del -12% en tasa trimestral no anualizada, seguido de una recuperación gradual de la economía, que se expandiría un 3,2% en 2021. Al igual que el BCE, consideramos que los riesgos para este escenario están orientados a la baja.

Continúa la incertidumbre

Las perspectivas siguen siendo inciertas, sobre todo en lo que respecta a la evolución del virus, el carácter temporal o permanente del daño económico y la eficacia de las intervenciones de las autoridades. Así, los próximos pasos del BCE dependen mucho de cómo se resuelva esta incertidumbre en diferentes ámbitos a lo largo del tiempo.

El Consejo de Gobierno ha dotado a los programas actuales de una gran flexibilidad y, en caso necesario, parece disponer de un adecuado margen de maniobra, habida cuenta de las necesidades de financiación de los gobiernos para luchar contra las consecuencias de la pandemia. En este sentido, la compra de otras clases de activos, como bonos high yield, es una opción que sigue claramente sobre la mesa. Aunque Lagarde señaló que no se debatió durante la reunión, sí dejó la puerta abierta a esta posibilidad.

Señales alentadoras

Los últimos avances en las medidas de política fiscal para el conjunto de la región, principalmente el fondo de recuperación, han resultado especialmente alentadores y, de hecho, han sorprendido gratamente en varios aspectos. Las políticas que se proponen para el conjunto de la unión van desde las subvenciones del fondo de recuperación hasta los cambios en la financiación a más largo plazo de los próximos presupuestos de la UE, pasando por el énfasis en las medidas favorables al crecimiento a escala nacional.

A este respecto, cabe destacar que el recetario tradicional de la UE está dejándose de lado y que comienza a hablarse abiertamente de transferencias fiscales en una agenda donde las inversiones verdes y la sostenibilidad del crecimiento ocupan lugares destacados.

Aunque no cabe duda de que los escépticos seguirán siéndolo, esta potente combinación de políticas monetarias y fiscales, así como la clara voluntad política de garantizar la supervivencia de la unión, podrían también alumbrar un contexto de crecimiento e inflación más favorable durante los próximos años.

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