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Fidelity: La devaluación del dólar podría ser el resultado final de las acciones de la Fed
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Fidelity: La devaluación del dólar podría ser el resultado final de las acciones de la Fed

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Durante las últimas semanas, el dólar estadounidense se ha beneficiado de la búsqueda de seguridad que han emprendido los inversores y las empresas de todo el mundo. La carrera por acumular dólares ha provocado que los diferenciales se amplíen en todo el espectro de los mercados de deuda, incluso entre la deuda pública y los activos monetarios, unos mercados tradicionalmente más líquidos.
 
En un momento en el que la Reserva Federal está poniendo en marcha unos estímulos monetarios ingentes, incluida una relajación cuantitativa ilimitada, se observan señales de estabilización en los mercados e, incluso, están apareciendo áreas potencialmente atractivas. El calibre de las medidas de la Fed es crucial para restaurar la confianza en los mercados y proporcionará un poderoso impulso cuando se contenga el virus y las economías se reactiven, aunque tiene implicaciones a más largo plazo. Sumado al paquete inicial de estímulos fiscales de 2 billones de dólares, podría terminar debilitando al dólar y ser inflacionista durante los próximos años.
 
“He sido claramente alcista en el dólar durante muchos años —afirma Steve Ellis, CIO global de inversiones en Renta Fija—. El diferencial de tipos de interés y tasas de crecimiento ha sido muy favorable, pero cuando veo la magnitud de los estímulos monetarios y fiscales en EE.UU., en apariencia el fin último que se persigue es el debilitamiento del dólar. Recuerda al periodo posterior a 1929 y a la salida de la Gran Depresión”.

La devaluación del dólar durante la Gran Depresión

En el apogeo de la Gran Depresión, en la década de 1930, la Fed abandonó el patrón oro y devaluó el dólar frente al oro un 40%, de 20 dólares hasta 35 dólares por onza. En 1934, una libra esterlina se cambiaba a 5 dólares. Actualmente, vale menos de 1,20 dólares. Este suceso marcó el inicio de una política monetaria más expansiva, incluso cuando el gasto público se disparó con el New Deal del presidente Roosevelt.
 
De acuerdo con la revista Oxford Review of Economic Policy1, “la sacudida provocada por un nuevo dogma monetario dio al traste con las expectativas deflacionistas y contribuyó decisivamente a la recuperación”. Posteriormente, la Fed trató de combatir la inflación potencial derivada de estos estímulos aumentando los coeficientes de reservas obligatorias, pero se pasó de frenada y provocó la desaceleración de 1937-1938.

La Fed lucha con todo contra la crisis del Covid

Esta vez, los niveles sin precedentes de liquidez inyectados por la Fed se traducirán con el tiempo en unas señales más alentadoras en los mercados, lo que calmará los ánimos y suavizará las condiciones crediticias. La Fed ha puesto toda la carne en el asador para enfrentarse a la crisis, incluida una ampliación de los tipos de activos que puede comprar para abarcar los bonos corporativos.
 
“En la situación actual, es importante darse cuenta de que gran parte de esta intervención tendrá un impacto positivo en la economía y los mercados, pero tardará algún tiempo. Las autoridades están generando una ingente liquidez para sostener el sistema. A medida que este dinero vaya llegando a las manos adecuadas, los mercados responderán de forma más favorable”, señala Andrew McCaffery, CIO Global de gestión de activos de Fidelity.
 

Empiezan a surgir oportunidades

Algunas áreas parecen estar cerca de una situación de sobreventa. Los diferenciales de los bonos high yield se han ampliado desde alrededor de 340 hasta 1050 pb desde el inicio de la crisis, y los mercados mundiales de bonos high yield descuentan una tasa de impago extrema del 12,5%. Aunque todavía es muy pronto para “comprar durante las caídas”, esperamos que comiencen a aparecer oportunidades durante las próximas semanas a medida que la volatilidad vaya dejando atrás sus cotas extremas.
 
McCaffery destaca: “Lo que tenemos aquí es un ejemplo clásico de huida del riesgo en un mercado donde grandes cantidades de dinero han buscado con ahínco los rendimientos a pesar de que la puerta de salida era pequeña (debido a la reducción de los balances de los bancos tras los cambios normativos). Este hecho amplificó los movimientos de los mercados. Sin embargo, cuando las cosas se calmen deberíamos ver valoraciones atractivas en los mercados de bonos corporativos”.
 
En las bolsas, también las cotizaciones casi han descontado totalmente un importante descenso de los beneficios a causa del impacto del Covid-19, a pesar de que los modelos sobre la propagación de este nuevo virus no nos indican todavía cuánto se tardará en contener o cuándo se levantarán las restricciones a la economía. Han aparecido señales alentadoras en China con la apertura progresiva de la provincia de Hubei y los primeros indicios de que los nuevos casos están ralentizándose en Europa, pero la incertidumbre sigue siendo elevada.
 

Atentos a la liquidez en dólares

Entretanto, sigue siendo importante estar atentos a la liquidez en dólares y su movimiento por el sistema financiero mundial, a través de las líneas de swap de divisas entre los bancos centrales, y a cómo fluye hacia quienes necesitan dólares con urgencia. La Fed introdujo esta línea de financiación durante la crisis financiera de 2008 y ahora está resultando fundamental para que los capitales sigan fluyendo por todo el mundo.
 
“Cuando hay una carrera por conseguir dólares se generan tensiones en los mercados interbancarios, las empresas acuden al mercado a plazo para garantizarse dólares y se amplía el basis spread entre las divisas. El basis spread a tres meses para el euro-dólar pasó de cero a -80 puntos básicos a mediados de marzo y ahora ha vuelto a situarse cerca del cero. He ahí una variable que apunta a un deshielo de los mercados”, afirma Ellis.

La inflación como meta

Además de tirar a la baja del dólar, el resultado de las medidas de la Fed para conjurar un ciclo deflacionista ante el cierre de las economías bien podría ser la inflación. Actualmente, la inflación implícita a cinco años dentro de cinco años (5yr-5yr forward, en inglés) descuenta una tasa del 1,3%, bastante por debajo del objetivo del 2% de la Fed.
 
La inflación ha sido un fenómeno esquivo para los bancos centrales durante la última década, pero esta vez la demanda económica se ha retrasado en lugar de destruirse. Por lo tanto, a medida que vaya mejorando la crisis el ingente efecto combinado de los estímulos monetarios y fiscales en EE.UU., Europa y China podría tirar al alza de los precios, lo que ayudaría a reducir los enormes niveles de deuda que se han acumulado en el mundo durante los últimos 20 años, y que deben aumentar aún más ahora que los países van a pedir más dinero prestado para rescatar a las empresas golpeadas por los cierres.
 
“A tenor de la magnitud de los estímulos en la economía mundial, creo que la década de 2020 podría terminar siendo un entorno inflacionista. Por lo tanto, pienso que surgirán oportunidades en los bonos indexados a la inflación, y también en los inmuebles. Podríamos presenciar moratorias de la deuda, pero la inflación es la salida a la situación actual, el resultado final, para los bancos centrales. En cualquier caso, no resulta fácil aguantar el tipo e invertir en el momento actual. En primer lugar, los mercados deben recuperar algo de calma”, señala Ellis. 

1Fuente: Oxford Review of Economic Policy, volumen 26, número 3, otoño 2010, páginas 385-413, https://doi.org/10.1093/oxrep/grq029
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