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La demografía o cómo beneficiarse del cambio
Dentro de los grandes temas de inversión que vemos para el siglo XXI, vamos a hacer foco en este artículo en uno de ellos: la evolución de la población mundial.
Los cambios demográficos serán determinantes en
la estructura de la economía mundial en el
futuro.
Creemos que los inversores deben considerar cuatro áreas
clave al respecto:
1) El crecimiento de la población mundial
conlleva un aumento de la demanda de recursos
finitos, lo que brindará impulso a empresas que
extraen, transforman y venden estos recursos.
2) Gracias fundamentalmente a las aportaciones de mercados
emergentes como Brasil, China y la
India, el tamaño de la clase media mundial
está creciendo rápidamente. Esto dibuja un
panorama halagüeño para la demanda de consumo en todo el
mundo y para las empresas que
pueden suministrar los productos y servicios que satisfagan dicha demanda.
3) Los hábitos y actitudes de consumo de las personas están
cambiando de forma muy
considerable, un fenómeno espoleado en parte por las
innovaciones tecnológicas como Internet;
las empresas capaces de ofrecer productos y servicios que
den respuesta a estos cambios
podrían registrar buenos resultados en el futuro.
4) El número de personas mayores está creciendo en todo el
mundo, pero especialmente en
los países más desarrollados. Esto constituye un factor de
demanda a largo plazo favorable para
las empresas que suministran productos y servicios que satisfacen
las necesidades y preferencias
de este grupo, siendo la atención sanitaria el ejemplo más
evidente. Las empresas que ofrezcan
soluciones para el aumento de los costes sanitarios y
que permitan ahorrar dinero a pacientes,
empresas y gobiernos también deberían tener un futuro brillante.
La buena noticia para los inversores es que ya se puede
invertir en estas tendencias demográficas, cuyo
protagonismo se prevé que aumentará en el futuro.
Muchos de estos factores positivos a largo plazo
todavía no se reflejan en las cotizaciones de las empresas que podrían
beneficiarse de ellos.
Los estudios académicos y las pruebas disponibles sugieren que los
inversores obtienen resultados relativamente buenos a la hora de
evaluar horizontes a corto plazo, pero no tan buenos a la hora de
integrar en sus carteras el efecto de los cambios que se
desarrollan con lentitud, como la evolución demográfica.
Como estas tendencias demográficas siguen dando forma a todas las
dimensiones de la vida económica, el grado de conocimiento de
dichas tendencias entre los inversores va a aumentar.
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