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"Señales esperanzadoras para España", por Tristan Cooper
"Los argumentos económicos positivos de España siguen intactos. El crecimiento del PIB ha tocado fondo y se espera que repunte en el tercer o cuarto trimestre. Además, el crecimiento de las exportaciones (un 8% interanual en julio) está siendo favorable para el saldo por cuenta corriente de España, que ahora es excedentario. También ha ayudado una temporada turística récord.
En el plano del paro, la elasticidad del empleo ha
mejorado gracias a las últimas reformas (lo que significa que
se necesita una menor tasa de crecimiento para crear empleo que antes)
y la generación de empleo probablemente siga registrando
una mejora gradual. Además, han aparecido señales de que la
dinámica del crédito al sector privado ha empezado a ser positiva en
algunos sectores.
Por último, de cara a la inminente revisión de la calidad
de los activos bancarios (AQR, por sus siglas en inglés)
que realizará el BCE, los bancos españoles, después de superar su cura
de adelgazamiento, parecen estar en una posición mejor que
sus homólogos. A la vista de estas alentadoras señales, considero que
las perspectivas negativas de las calificaciones crediticias
de España podrían estabilizarse antes de finales de año.
Y lo que es más importante: los objetivos de déficit de
España para este año y el siguiente parecen alcanzables
(suponiendo que la recuperación continúe).
ÁREAS QUE SIGUEN SUSCITANDO PREOCUPACIÓN
Obviamente, el país sigue enfrentándose a importantes retos. La reducción del endeudamiento del sector privado, la caída de los precios inmobiliarios y el descenso de los salarios son factores que siguen lastrando la demanda interna española.
Esto deja la recuperación muy expuesta al devenir de las
exportaciones. Además, España es vulnerable a las crisis
exógenas procedentes de otros países de la periferia europea, como
Italia o Grecia, donde la política sigue siendo convulsa.
RIESGOS PRESUPUESTARIOS
A la vista del aumento continuo de la deuda pública, la ejecución presupuestaria es un área clave de riesgos. El gobierno confía en que podrá alcanzar sus objetivos de déficit para 2013 (6,5% del PIB) y 2014 (5,8% del PIB) y que el déficit definitivo de 2012 se situará por debajo del 7% del PIB (frente al objetivo anterior del 6,3% del PIB de la Comisión Europea).
En 2013 se espera que los gobiernos autonómicos no
se alejen mucho de los objetivos. Si se produce una
desviación en el balance de la Seguridad Social, ésta debería
compensarse con los ahorros en pagos de intereses y unos ingresos
fiscales ligeramente mejores de lo previsto.
Los datos fiscales hasta agosto dan una de cal y otra de arena,
pero son difíciles de extrapolar por la volatilidad que suele
caracterizar al segundo semestre.
Es improbable que se desate una gran tormenta política en torno a
los presupuestos para 2014, cuyo objetivo será cumplir los parámetros
de la Troika para el año que viene. También se pueden apreciar
motivos para el optimismo en el mayor control que tiene
ahora el gobierno central sobre las autonomías.
Esto se ha conseguido ejerciendo presión a través de los mecanismos
del gobierno central para saldar
deudas atrasadas y, al mismo tiempo, inyectando liquidez a los
gobiernos regionales a
cambio de ceder en cuestiones de autonomía fiscal.
REFORMA DEL MERCADO LABORAL
La mejora de la competitividad exterior de España es una prioridad para el gobierno. El considerable descenso que han experimentado hasta ahora los costes laborales unitarios se consiguió en primera instancia con despidos, pero en fechas más recientes también están interviniendo los recortes salariales.
El poder de negociación de los sindicatos se ha reducido
sustancialmente y la indexación está desapareciendo de los convenios
colectivos. Las reformas laborales parecen haber
tenido un efecto
importante en la capacidad de los empresarios para
despedir y esto debería tener repercusiones
positivas en su predisposición a contratar a medida que la
recuperación vaya cobrando impulso.
EL CRÉDITO BANCARIO SIGUE PREOCUPANDO
La falta de acceso al crédito y su alto coste sigue siendo un problema para las pymes españolas. Aunque han conseguido mejorar la liquidez, las LTRO del BCE no han tenido mucho éxito a la hora de reducir los costes de los créditos al sector privado en España y en otras zonas de la periferia.
Los bancos siguen diciendo que es un problema de
demanda, pero las empresas aducen que los bancos sólo dan
créditos a los prestatarios de la máxima calidad y se los
deniegan a muchas empresas más pequeñas que son solventes.
En un plano más positivo, han aparecido las primeras señales de que
"el impulso al crédito" (es decir, la
segunda derivada del crecimiento del crédito) ha empezado a
ser positivo en algunos segmentos de la economía. Esto
debería favorecer el crecimiento del PIB ante el proceso de reducción
del endeudamiento en que sigue inmerso el sector privado.
CONCLUSIÓN
Ahora que la economía se va recuperando lentamente y que el gobierno probablemente alcance sus objetivos de déficit, son reducidas las probabilidades de que España vea su calificación rebajada a bono basura, salvo que ocurran crisis imprevistas.
Así, las agencias de calificación se verán forzadas a
estabilizar las perspectivas de sus notas
crediticias a finales de año conforme vayan registrándose crecimientos
trimestrales positivos y vayan apareciendo pruebas de que el
gobierno está en el camino de cumplir sus objetivos presupuestarios.
Un posible desencadenante de la estabilización
crediticia sería la no renovación del programa de ayudas a la
banca española del ESM a finales de año".
TRISTAN COOPER es Analista Senior de deuda pública en
Fidelity. Se incorporó a la compañía en 2011 procedente de
Moody's, donde trabajó como miembro destacado del
equipo de riesgo soberano durante muchos años. Anteriormente,
Tristan trabajó como economista especializado en países en el
Institute of International Finance de Washington DC y en
el Economist Intelligence Unit en Londres. Tristan obtuvo sus
títulos en la Universidad de Oxford.