Abrir en caso de apocalipsis

Leía en un foro sobre las bondades de escribirse cartas a uno mismo y tenerlas disponibles para aquellas situaciones complicadas de la vida. Con unos mercados tan complacientes ante los riesgos que tenemos que afrontar en el año me parece este un buen momento para tan didáctico ejercicio.

La teoría económica ha tratado al individuo como ser racional cuando todos somos conscientes de que es complicado dejar de lado algo tan inherente al ser humano como es el lado emocional. Ejemplo de ello es la aversión a las pérdidas (se sufre más por una caída de 100€ de lo que se valoran los beneficios de igual cuantía) lo que supone que en el corto plazo es fácil dejarse llevar por las caídas y perderse las recuperaciones.

Mi carta respondería a preguntas sencillas: ¿cuantas veces se han cumplido los “esta vez es diferente” apocalípticos de los medios de comunicación?, si hubiera vendido la última vez que entré en pánico ¿qué habría evitado y/o qué me habría perdido? y sobretodo cuales fueron (y posiblemente siguen siendo) los PRINCIPIOS para invertir en renta variable. No quiero condicionar las respuestas de nadie pero en el último apartado probablemente aparezca el término largo plazo, ¿es congruente tomar decisiones basadas en hechos cortoplacistas cuando el horizonte de inversión es otro?.

Otro de los sesgos del ser humano emocional es el efecto anclaje a los hechos pasados más recientes, de tal manera que esto condiciona nuestra percepción futura y haciendo complicado que si nos encontramos inmersos en medio de una crisis podamos extrapolar a futuro eventos positivos.

Mª José Martínez Blázquez

Ibercaja Patrimonios