Warren Buffett y la gestión pasiva

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Warren Buffett es el inversor más famoso del mundo. Ha hecho fortuna con la gestión activa (value) de empresas y fondos, pero sin embargo es un gran defensor de la gestión pasiva y de la inversión indexada. De hecho, a sus 89 años ha dejado escrito en su testamento que la herencia que legará a su esposa Astrid Menks, 16 años más joven que él, se debe invertir de la siguiente forma: Un 90% en un fondo indexado al S&P 500 con costes muy bajos y un 10% en bonos del Gobierno estadounidense a corto plazo. Es decir, gestión pasiva en estado puro.

El apoyo del Oráculo de Omaha sirve de acicate a la gran eclosión que está viviendo la gestión pasiva en el mundo. El gigante BlackRock acaba de anunciar que la mayor parte del dinero nuevo que le llega se destina a fondos indexados o de gestión pasiva. Standar&Poor's ha publicado un informe que refleja que la gestión activa lo está haciendo peor que el índice S&P 500. La española Indexa Capital acaba de convertirse en una de las compañías de gestión pasiva automatizada más rentables del mundo. Y otras gestoras, también especializadas en crear carteras con fondos indexados, como Finizens, registran crecimientos espectaculares.

La dicotomía gestión activa-gestión pasiva refleja dos formas de invertir. La activa es la más tradicional y es la que trata de superar al mercado invirtiendo en empresas o fondos con diferentes estrategias. España cuenta con unos magníficos representantes de la gestión activa con sociedades como Bestinver, AzValor, Magallanes, Cobas o Metagestión. Sus estrategias son muy dinámicas y buscan las mejores oportunidades de inversión en cada momento comprando acciones infravaloradas, invirtiendo en bonos con descuento o moviendo fondos de inversión. Algunos también invierten analizando los datos fundamentales de cada compañía: ventas, beneficios, ebitda y dividendos.

La segunda forma de invertir (la pasiva) se basa en asumir que resulta muy difícil superar al mercado de forma continua y que es mejor intentar replicar la evolución de índices como el Ibex. Es decir, se trata de diseñar carteras de valores o de fondos que copien la marcha de los índices bursátiles y no buscar las mejores oportunidades del mercado en cada momento. Para la gestión pasiva no se necesitan grandes gurús como Beltrán de la Lastra, Francisco Paramés o Álvaro Guzmán, y ni siquiera hace falta la sabiduría de Warren Buffett. Basta con tener un potente sistema informático y unos buenos programadores que sean capaces de crear un algoritmo que diseñará automáticamente carteras de valores para cada tipo de inversor con el objetivo de lograr la misma rentabilidad que el Ibex 35 o el S&P 500. Son los denominados Rob Advisors en la jerga financiera digital.

Buffett demostró que a largo plazo la gestión pasiva resulta más rentable que la activa en la conocida como la apuesta del millón de dólares. El genio de las finanzas apostó en 2007 que un fondo indexado al S&P 500 conseguiría mejor rentabilidad en diez años que cualquier fondo o combinación de fondos que su amigo Ted Seides, gestor de Protege Partners, eligiera. El perdedor donaría un millón de dólares a la ONG que decidiera el ganador. La rentabilidad acumulada del fondo indexado elegido por Buffett fue del 85% frente al 22% de la cesta de fondos gestionada por Ted Seides.

El Oráculo de Omaha justificó el triunfo de su estrategia en que su fondo indexado tenía unos costes de gestión muy bajos (entre el 0,10% y el 0,40% frente al 2%-3% de la gestión activa) y que a largo plazo resulta muy difícil batir al mercado de una forma continuada. Esta filosofía es la que llevó a John Bogle, el padre de la inversión indexada, a crear Vanguard, que es líder a nivel mundial en gestión pasiva con el 40% del mercado y cerca de 5  billones de dólares gestionados. Tras Vanguard, se sitúan BlackRock, Fidelity, American Funds, JPMorgan, Amundi y Pimco.

Pero aunque Buffett considera que este tipo de inversión es la opción más recomendable para el común de los mortales al planificar su jubilación, la gestión pasiva tiene sus peligros y no es adecuada para todos los inversores. Se trata de replicar índices bursátiles con lo que tiene un gran peso la renta variable y su volatilidad es muy elevada porque su valor sufrirá importantes cambios dependiendo de la marcha del mercado. El gran peligro es que el inversor se ponga nervioso ante los vaivenes de la Bolsa, entre en pánico y venda de forma alocada.

La clave es entrar y no salir (buy&hold) a pesar de que las noticias que lleguen sean malas. El inversor en este tipo de fondos indexados tiene que confiar en esa máxima de que la Bolsa siempre sube a largo plazo. Pero puede no ser así porque depende del momento de la inversión y de cuál sea la situación del mercado cuando se quiera rescatar la inversión.

La gestión pasiva en España es muy incipiente, ya que apenas supone un 2% de la inversión total, con lo que tiene un gran potencial de crecimiento. En Europa este tipo de gestión alcanza el 19% y en Estados Unidos un 33%. Muchos inversores están empezando a conocer ahora tanto los fondos indexados como los ETF o fondos cotizados. No son la panacea, pero son adecuados para invertir a largo plazo, como bien aconseja Warren Buffett.

1 » comentarios:

DonJose

#1 17.oct.2019 | 15:38

Completamente cierto, Perooooo, si no has heredado una fortuna y tienes 1000 Euros para empezar (por ejemplo) no iras aninguna parte

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