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Los beneficios de los reajustes automáticos ("rebalanceos") de carteras
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Los beneficios de los reajustes automáticos ("rebalanceos") de carteras

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Tras algo más de un año de operaciones estamos empezando a ver las primeras operaciones de reajuste automático en las carteras de nuestros clientes. Se trata principalmente de cuentas que tras las fuertes subidas de los fondos de acciones de Estados Unidos y acciones de países emergentes han quedado desajustadas con respecto a la cartera modelo. En estos casos, el reajuste automático traspasa dinero de estos dos fondos que más han subido en los últimos meses hacia un fondo de renta fija, bien de gobiernos o de bonos ligados a la inflación, que han tenido un comportamiento peor en el último año.

Por tanto, el sistema vende los fondos que han subido en términos relativos y compra los fondos que han caído en términos relativos. A pesar de ser un ajuste muy razonable, en algunos casos estamos recibiendo consultas de clientes sorprendidos que en este momento estemos comprando más bonos. Son clientes que piensan que como los bonos han bajado, lo más probable es que sigan bajando.

Perseguir al mercado es una mala estrategia

Este sesgo es tan habitual, que los investigadores del campo de las finanzas del comportamiento ( behavioral finance, campo del que no somos especialmente adeptos) le han puesto nombre: Chasing the market (o perseguir al mercado) o también behavioral gap (o diferencia por comportamiento). Perseguir al mercado significa que tendemos a mantener las posiciones ganadoras más de lo necesario y a vender las posiciones perdedoras antes de tiempo. En realidad, no deja de ser una manifestación del comportamiento que hemos conocido desde pequeños: aprendemos por la experiencia y pensamos que las rentabilidades futuras serán similares a las rentabilidades pasadas recientes. Sin embargo, en el mundo de las inversiones, los fracasos de hoy plantan las semillas del éxito de mañana.

Lamentablemente este sesgo resta bastante rentabilidad a los inversores en el largo plazo y la reduce de una forma muy curiosa: hace que te desvíes de tu perfil de riesgo hacia un perfil con mayor riesgo y que cuando las pérdidas lleguen a la cartera (que antes o después llegarán) te cogerá con una cartera sobre-expuesta a un pequeño número de clases de activo generalmente muy correlacionadas entre ellas (ya que las perdedoras las has ido vendiendo). En esta cartera, ninguna clase de activo podrá protegerte de las caídas y acabarás sufriendo una pérdida muy superior a la que puedas aguantar. En este momento de pérdida excesiva en relación con su perfil inversor, muchos inversores optan por vender, con lo que materializan las pérdidas y se perderán los beneficios de la posterior recuperación que en algún momento llegará.

Los inversores no reajustan sus carteras

En su libro “ Unconventional Success, A Fundamental Approach to Personal Investment ”, David F. Swensen conocido inversor y actual director de inversiones de la universidad de Yale, ilustra este efecto con el comportamiento de los inversores tras el crash bursátil de 1987.

Composición media de las carteras

Acciones

BonosEfectivo

Otros

Peso Septiembre 1987 (antes del crash)

28,4%

30,4%37,1%

4,1%

Peso Octubre 1987 (después del crash)

21,9%

32,3%42,1%

3,8%

Como se puede observar, los inversores redujeron su peso en acciones una vez sucedida la caída y esperaron más de 4 años hasta volver a tener el mismo peso de acciones en sus carteras que antes de la caída bursátil.

Ocurrió algo muy similar en las caídas bursátiles tras la explosión de la burbuja de las puntocom en el año 2000. Para ilustrar este punto, en el mismo capítulo del libro, el autor utiliza datos de 16.000 inversores en planes de pensiones de TIAA-CREF para analizar cómo estos inversores varían individualmente su exposición a renta variable y renta fija a lo largo de los años 1992 a 2003 (estos planes permiten aumentar o disminuir a voluntad el peso en renta variable). El resultado se puede analizar en el siguiente gráfico:

Como se puede observar la media de los inversores comenzaron con un perfil 50% renta variable y 50% renta fija. Con el mercado alcista de ellos año 1995 a 1999, no modificaron sus aportaciones ni reajustaron así que por puro efecto del mercado pasaron a tener un peso en renta variable del 68% justo antes del comienzo del mercado bajista y al final del período bajista pasaron a tener de nuevo un 50% de renta variable. Por tanto, al no reajustar, los inversores dejaron que el mercado hiciera su asignación estratégica de activos . Durante estos 10 años la rentabilidad anual que obtuvieron los inversores fue del 8,4%, y la rentabilidad acumulada en este periodo fue del 123%.

Swensen hace la siguiente reflexión y el siguiente cálculo: ¿qué rentabilidad se hubiera obtenido en caso de que los inversores hubieran invertido desde el inicio el 68% de su cartera en acciones y hubieran reajustado anualmente su cartera para mantenerla constante en esta cifra? Hay que tener en cuenta que esta cartera tendría un riesgo muy similar al de la cartera que empieza con un peso del 50% pero no se reajusta y se deja crecer hasta el 68%.

El resultado es que con un riesgo similar, la cartera reajustada anualmente hubiera obtenido una rentabilidad adicional de +0,4 puntos porcentuales al año o lo que es lo mismo, 10 puntos porcentuales más en rentabilidad acumulada en 10 años en comparación con la cartera sin reajustes. Es decir, que con un riesgo similar se hubiera obtenido una rentabilidad muy superior.

Impacto de los reajustes en la rentabilidad de las carteras

Rentabilidad anual

Rentabilidad acumulada

Cartera sin reajustes peso inicial en acciones 50%, peso máximo 68%

8,4%

123%

Cartera con reajustes peso constante del 68%

8,8%

133%

Beneficio de los reajustes

+0,4%

+10%

¿Cómo se explica esta rentabilidad adicional gracias a los reajustes?

La explicación es muy sencilla: el reajuste automático es un ejemplo de inversión contraria ( contrarian investing). Cuando reajustamos nuestras carteras, estamos comprando activos que han caído y por tanto son repudiados y menos demandados, o vendiendo activos cuando han subido, están de moda y menos inversores los quieren vender. O visto de otra manera, que está más acorde con la visión de la eficiencia de los mercados: cuando reajustamos la cartera, estamos comprando activos cuando han caído y por tanto tienen una “prima de riesgo” superior que ha de verse compensada en el largo plazo. Esto significa que los momentos de crisis financieras suelen ir acompañadas de crisis económicas en las cuales los inversores tienen menos dinero, esperan tener menos dinero y sus activos se han depreciado, así que quedan menos potenciales compradores. Y viceversa.

¿Por qué no reajusta todo el mundo?

La pregunta que ahora debería surgir es, pero si esto es tan obvio, ¿por qué no lo hace todo el mundo? Siendo un tipo de gestión tan sencillo como parece, nuestra experiencia es que de facto los gestores profesionales tienden a hacer justo lo contrario: cuando un activo cae en términos relativos, difícilmente van a comprarlo: normalmente lo mantendrán y a menudo venderán. ¿Por qué? Porque son gestores que no quieren perder a sus clientes, y si un activo cae y el cliente se enfada, lo más fácil y cómodo es no oponerse al cliente y vender el activo. Además, en un mercado bajista, los ingresos de las gestoras caen, por patrimonio y porque los clientes se mueven (erróneamente) hacia inversiones más conservadoras que dejan menos margen. Como consecuencia, los directivos de las gestoras se vuelven más cortoplacistas en su relación con los clientes y la prioridad pasa a ser no perder clientes , aunque eso suponga tomar decisiones erróneas a medio plazo.

Los reajustes automáticos de carteras

Como conclusión, reajustar periódicamente las carteras hacia las carteras modelo establecidas para el largo plazo juega un papel crucial en el proceso de gestión de carteras. Normalmente los inversores no están en disposición de reajustar, bien por falta de tiempo o bien por convicciones erróneas. En Indexa, hemos automatizado este proceso de tal forma que sea una máquina la que ejecute los reajustes para que todo sea más sencillo: el sistema comparará los pesos objetivo con los reales a diario. Cuando se observa que un activo está más de 3 puntos sobreponderado en la cartera, y otro más de 3 puntos infraponderado, se genera automáticamente una orden de traspaso del exceso de participaciones del fondo sobreponderado hacia el fondo infraponderado (con un mínimo de 300€ por operación).

Y nosotros podremos disfrutar del +0,4% de mayor rentabilidad esperada anual a largo plazo.

Cómo contratar una cartera de fondos indexados con Indexa

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