¿Qué impacto ha tenido la crisis de la COVID-19 sobre el sector salud?
El sector de la salud posee una combinación única de nombres aparentemente defensivos, que han ofrecido protección durante la reciente crisis, con empresas altamente innovadoras que permiten al sector estar preparado para acompañar cualquier recuperación, como hemos observado en las últimas semanas. Esto se pone claramente de manifiesto en el gráfico de rentabilidad del año en curso (YTD) que se muestra a continuación (datos a 21 de abril de 2020).
Como se puede observar en los anteriores datos de rentabilidad YTD, la sólida rentabilidad relativa del sector salud ha estado liderada por dos subsectores: el farmacéutico y el de la biotecnología. Lo que han observado nuestros expertos en este terreno es que las empresas con mejores resultados de estos subsectores no solo están trabajando en soluciones para ayudar a combatir la pandemia inmediata de la COVID19, sino que también sus productos existentes son esenciales para los pacientes. Los pacientes diabéticos no pueden prescindir de su insulina, por ejemplo.
Si analizamos algunos de los efectos más negativos de los países que están en fase de confinamiento, a pesar de que hemos presenciado una
enorme demanda de pruebas de diagnóstico para la COVID-19, las pruebas rutinarias han descendido de forma significativa dado que los volúmenes de pacientes totales se han reducido. Esto ha golpeado a los servicios de atención sanitaria en particular. Las cirugías se han aplazado, afectando a las empresas de ortopedia. Los proyectos de inversión en bienes de capital se han puesto en espera en los hospitales de todo el mundo y, por consiguiente, con la notable excepción de los respiradores, podemos prever un deterioro en muchos pedidos que generan negocio e ingresos importantes. No cabe duda de que también se ha producido un impacto negativo muy pronunciado, tanto a corto como a medio plazo, en lo que respecta a los productos médicos financiados por el consumidor, tales como prótesis auditivas e implantes dentales.
Implicaciones a largo plazo y factores de impulso para el sector
El sector salud ha sido objeto de numerosos debates en relación con la COVID-19 en los últimos meses, aunque es importante señalar que ya estaba “bajo el foco” antes de la crisis y que muchos de los cambios estructurales que hemos presenciado como resultado del virus solo sirven para acelerar lo numerosos temas innovadores y apasionantes que se están desarrollando en todos sus subsectores.
Dentro de nuestro equipo global de especialistas en salud se ha debatido sobre algunos de los cambios a largo plazo que creemos que podrían producirse como resultado de esta pandemia.
Prevemos una mayor concentración de I+D en enfermedades infecciosas. Este es un segmento que muchas de las grandes empresas farmacéuticas habían abandonado o del que habían desviado su atención para centrarse en el cáncer y enfermedades autoinmunes.
Prevemos una mayor supervisión y la aparición de oportunidades relacionadas con la cadena de suministro. Con la aparición del virus en China, pronto comenzó a preocupar el hecho de que el 40% de los componentes farmacéuticos activos internacionales se fabriquen en ese país. Sanofi ya ha anunciado la creación de una sede en Europa, y prevemos la aparición de otros casos similares. En la medida de lo posible, los gobiernos recurrirán a fabricantes locales.
El auge de la telemedicina representa, en nuestra opinión, una aceleración de una tendencia existente. La adopción hasta la
fecha ha sido lenta y heterogénea, pero la pandemia de la COVID-19 ha demostrado la conveniencia y seguridad de este método. Tanto los médicos como los pacientes han superado una curva de aprendizaje y la desconfianza latente hacia el sistema, y como resultado en el futuro muchas de las citas serán virtuales. La COVID-19 ha derribado dos de las principales barreras a la adopción de esta tendencia: por un lado el conocimiento de los consumidores y por otro las barreras reguladoras y relativas al reembolso. Creemos que el sector salud experimentará un aumento del gasto per cápita en servicios sanitarios en el futuro.
Oportunidades a más largo plazo
1. Demografía
La demografía es un fuerte factor de impulso para el conjunto del sector salud, dado que la demanda aumenta con la edad. A medida que los tratamientos mejoran, observamos otro efecto que consiste en que un paciente que sufre una condición potencialmente mortal como el cáncer tiene una esperanza de vida mucho mayor gracias a tratamientos novedosos. También esperamos un aumento del gasto en salud de cara al futuro impulsado por los mercados emergentes, en los que prevemos un crecimiento exponencial del gasto en este sector gracias al aumento de la clase media.
La OCDE estima que el gasto en cuidados de la salud, expresado en forma de porcentaje del PIB en países de esta organización, crecerá del 6,2% en 2010 al 10,20% en 2030. En estos momentos nos encontramos a mitad de este camino, ya que las cifras de 2018 sitúan este gasto en el 8,8% (Fuente: OCDE, Health at a glance 2017. OCDE =Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos con 36 Estados miembro).
2. Innovación
La terapia genética y las tecnologías «curativas» se encuentran a la vanguardia de la lucha contra enfermedades raras o genéticas como la hemofilia. Muchos de estos nuevos enfoques terapéuticos se encuentran en una fase temprana pero prometedora, con varios lanzamientos de nuevos productos ya en camino y una nueva oleada de proyectos en desarrollo clínico.
3. Adopción de nuevas tecnologías
La innovación no se centra solamente en encontrar el próximo gran avance médico, sino que también incluye a las empresas que están pensando en formas más innovadoras de utilizar su tecnología patentada.
Una de las implicaciones a más largo plazo que hemos comentado anteriormente es la adopción aumentada o acelerada de la telemedicina. El subsector de la tecnología médica es, naturalmente, un caldo de cultivo ideal en lo que a la adopción de nuevas tecnologías se refiere.