¿Qué puede suponer el resultados de las elecciones europeas para el mercado?
Los partidos euroescépticos obtuvieron un respaldo sin precedentes en las elecciones al Parlamento Europeo celebradas el fin de semana pasado y los partidos populistas fueron los más votados en Francia, Grecia, Dinamarca y el Reino Unido.
Estas elecciones, que normalmente no tienen mayor trascendencia, han supuesto la primera oportunidad en cinco años para que los votantes manifestasen su frustración con las políticas europeas, y el éxito de los partidos antieuropeos y antisistema pone de manifiesto el descontento popular tras años de austeridad.
Los resultados electorales en Francia —donde se declaró vencedor el Frente Nacional, de extrema derecha— y en el Reino Unido —donde el partido más votado fue el nacionalista UK Independence Party (UKIP)— son probablemente los más dramáticos.
Más sorprendente resulta que el Partido Democrático (PD) del primer ministro italiano, Matteo Renzi, de centro izquierda, consiguiese ganarle el pulso al antisistema Movimiento Cinco Estrellas gracias al mayoritario apoyo popular que ha recibido el nuevo gobierno —que apenas lleva tres meses en el poder— lo que podría facilitar la puesta en marcha de las reformas económicas y financieras que tanto necesita el país.
Los partidos mayoritarios en Bruselas han visto reducida drásticamente la cómoda mayoría de la que disfrutaban hasta ahora y los partidos populistas pasarán a representar un cuarto del nuevo Europarlamento.
El creciente respaldo de los partidos antieuropeos y populistas podría verse reflejado en las políticas nacionales de algunas de las economías más grandes de Europa durante los próximos años y plantea un nuevo reto a las negociaciones que se están llevando a cabo esta semana para renovar a los miembros de la Comisión Europea.
Sin embargo, las implicaciones políticas directas, tanto a nivel nacional como europeo, son más bien limitadas, lo que explica que los resultados electorales no hayan frenado el avance de los mercados.
Los votantes exigen una Europa diferente de la que tenemos, pero no ha ocurrido nada que amenace la estabilidad.
A corto plazo, los mercados podrían recibir cierto respaldo del Banco Central Europeo (BCE), cuyo presidente, Mario Draghi, abandonó por un momento su habitual discreción y comentó, en referencia a las elecciones europeas, que los ciudadanos piden respuestas, no más austeridad, lo que sugiere que el BCE podría adoptar nuevas medidas expansivas durante su reunión de junio.
A largo plazo, las perspectivas son menos claras. El hecho de que los partidos euroescépticos y populistas cuenten ahora con una base política más sólida amenaza con retrasar las necesarias reformas económicas y dificultar la aprobación de nuevas medidas para una mayor integración de los Estados miembros, lo que podría suponer un coste considerable.