Inflación e impagos: ¿Congelados también?
Ariel Bezalel, Responsable de estrategia y Harry Richards, gestor de fondos del área de Renta Fija en Jupiter Asset Management
Diciembre 2020
En la década de 1990, el papel de los bancos centrales independientes era actuar como agentes del orden que reprimían la inflación siempre que se descontrolaba. Sin embargo, tras la gran crisis financiera los árbitros se convirtieron en jugadores. Por este motivo, en 2021 la línea que separa a los bancos centrales independientes de sus gobiernos se hará cada vez más borrosa. Con este escenario de fondo, ¿a qué tipo de mundo se podrían enfrentar los inversores en renta fija?
¿Deberíamos estar preocupados por el aumento de la inflación?
A algunos inversores les empieza a preocupar el regreso de la inflación. En un contexto como el actual, son conscientes de la extraordinaria respuesta de los gobiernos ante la pandemia y saben que los grandes bancos centrales siguen «imprimiendo dinero» en cantidades considerables. Además, han visto cómo el precio del oro —tradicionalmente, una cobertura frente a la inflación— se ha disparado.
Sin embargo, pensamos que, en lugar de inflación, muchas de las economías desarrolladas seguirán enfrentándose a un frío mundo de crecimiento económico renqueante. Todo ello se debe a la ralentización de la tasa de crecimiento económico de las últimas décadas, que necesita cada vez cantidades más grandes de deuda para conseguir los estímulos necesarios, lo que impacta sobre crecimiento.
Además, en la actualidad existen otras potentes presiones deflacionistas como la globalización, las persistentes presiones a la baja que ejerce Internet sobre los precios, el envejecimiento de la población o la caída de las tasas de fertilidad, entre otros. Estas presiones son las que han hecho fracasar a los bancos centrales de Japón y la UE en su intento por elevar la inflación hasta el 2%, algo que tampoco será diferente en Reino Unido o EEUU.
En cuanto a los mercados de renta fija, estos tampoco esperan inflación. Cuando las bolsas saltaron de alegría ante las prometedoras noticias sobre las vacunas, los mercados de renta fija apenas se inmutaron. Además, los precios diarios de los bonos indexados prevén la continuidad en el hundimiento de las tasas de inflación.
Podemos esperar más insolvencias e impagos
La pandemia está acelerando muchas tendencias. El desplazamiento de las compras hacia Internet está socavando el comercio a pie de calle, mientras que el trabajo desde casa trae consigo oficinas más vacías y descensos de los alquileres.
Lo anterior convierte el mercado de bonos corporativos en algo parecido a un campo de minas. Desde la llegada de la impresión de dinero, hemos visto que si bien los bancos centrales han podido prestar cierto apoyo a los precios de los bonos corporativos, no han podido impedir el reciente aumento de las tasas de impago entre las empresas.
Sin embargo, al mismo tiempo hemos visto gran cantidad de programas y préstamos públicos para sacar del apuro al sector empresarial y varios de ellos podrían prorrogarse en un contexto en el que los gobiernos están tratando de tender una red de seguridad para las empresas. Eso podría postergar algunas posibles insolvencias y quiebras.
Además, aunque el lastre de deuda puede ser preocupantemente alto, los pagos de intereses sobre esa deuda son comparativamente bajos y los bancos centrales querrán que siga siendo así, razón por la cual esperamos que actúen para mantener bajos los tipos de los bonos. Disponen de herramientas para conseguirlo. Dado que un aumento brusco de los impuestos podría asfixiar la recuperación necesaria para reducir la deuda, en algún momento del futuro podríamos ver cómo los bancos centrales aportan dinero directamente a los gobiernos para financiar algunos de sus planes de gasto. Estaríamos ante una aplicación de la teoría monetaria moderna1, algo que no pensamos que vaya a ocurrir todavía y que, de hecho, podría requerir una enmienda a la Ley de la Reserva Federal2.
¿Dónde deberían acudir los inversores en renta fija en busca de rentabilidad?
Con los tipos básicos de los bancos atornillados al suelo en tantos países, invertir en el conjunto del mercado podría resultar decepcionante. Por este motivo, en 2021 los inversores tendrán que esforzarse más para encontrar rentabilidades.
Apreciamos un conjunto de oportunidades en la parte baja del espectro de los bonos Investment Grade, así como en algunos bonos con mayores rendimientos y más riesgo emitidos por empresas defensivas. También existen algunas oportunidades muy concretas en los mercados de deuda pública. En concreto, la deuda pública china, la rusa y algunos bonos de los mercados emergentes se perfilan como las opciones más interesantes.
Por último, pensamos que hay margen para que los tipos de los bonos del estado australiano con vencimientos más largos converjan con los bajos rendimientos de los países occidentales, lo que podría traducirse en una considerable revalorización del capital. En nuestra opinión, algunas personas no ven estas oportunidades porque solo se fijan en que los rendimientos están en mínimos históricos, pero si las vacunas generan un impulso económico menor del que se espera, estos rendimientos podrían descender aún más.
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