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Invertir en una sociedad más sana
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Cómo pueden las compañías obtener rentabilidades sostenibles afrontando los desafíos sanitarios mundiales.

Por Ben Constable-Maxwell

Por favor consulte el glosario para una explicación de los términos de inversión utilizados en este artículo.

El hecho de que muchos de nosotros podamos esperar vivir más años y de forma más saludable se debe en buena parte a los avances médicos. Algunas de estas innovaciones han sido el resultado de una ciencia revolucionaria, mientras que otras mejoras han sido graduales.

Pero todos estos avances resultan de la inversión. En muchos casos, el desarrollo de la investigación en el laboratorio y la fabricación de nuevos dispositivos cuesta a las compañías millones de euros. Además, realizar ensayos y recibir autorizaciones suele llevar años, por supuesto sin garantías de éxito.

Cuando las compañías pueden afrontar satisfactoriamente los grandes desafíos sanitarios mundiales, creo que los inversores a largo plazo pueden verse recompensados por su paciencia, con beneficios perdurables para la sociedad.

Vivir más y mejor
La importancia de afrontar estos desafíos se refleja en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, que articulan los problemas de sostenibilidad más apremiantes del mundo. En concreto, el Objetivo 3 consiste en garantizar una vida sana y promover el bienestar para todas las personas de todas las edades.

Si bien respaldamos los ODS, la ONU no refrenda nuestros fondos ni estamos afiliados a esta organización.

La importancia que otorgan las sociedades a la buena salud se refleja en el dinero que gastan en ella. Los países más prósperos gastan habitualmente una décima parte de la renta nacional, medida por el producto interior bruto (PIB), en bienes y servicios sanitarios.

Además, la tendencia es al alza. Según la OCDE, el porcentaje del PIB del Reino Unido gastado en sanidad pasó del 7,4% al 9,6% entre 2007 y 2017. En Estados Unidos, el mayor mercado sanitario del mundo, pasó del 14,9% al 17,2% del PIB durante ese mismo periodo.

Con el envejecimiento de las sociedades, que ejerce una presión al alza sobre los costes sanitarios, las compañías que puedan ofrecer bienes y servicios sanitarios de mejor calidad o mayor valor no solo deberían tener éxito comercial, sino también ayudar a extender la buena salud a más personas en todo el mundo.

Determinar los beneficios de la salud
Para los inversores a quienes les atrae la capacidad del sector de aportar beneficios a la sociedad, creo que es importante medir el impacto positivo que tiene una compañía a través de sus actividades.

Esto no siempre es fácil. Al fin y al cabo, por tomar prestada una conocida frase, «no todo lo que puede contarse cuenta y no todo lo que cuenta puede contarse».

Sin embargo, la capacidad de medirse es uno de los principios fundamentales de la inversión de impacto. Un buen punto de partida es observar cómo pretende una compañía afrontar un desafío sanitario específico y llegar a quienes más lo necesitan, así como las medidas concretas que adopta para lograr este objetivo.

También es importante evaluar hasta qué punto son replicables sus productos o servicios, y si se ofrecerían si no existiese o no se financiase. Como inversores de impacto, también debemos tener en cuenta la importancia de esos productos o servicios; por ejemplo, ¿cómo salva vidas un nuevo medicamento?

Mejorar vidas también puede tener un impacto significativo. ALK-Abelló, por ejemplo, es una compañía farmacéutica especializada en el desarrollo de productos para los más de 500 millones de personas que padecen alergias en todo el mundo.

Entre sus innovaciones se encuentran los comprimidos de inmunoterapia contra algunas de las alergias respiratorias más habituales, como el polen de la hierba y los ácaros del polvo doméstico, que permiten su autoadministración a los pacientes alérgicos desde la comodidad de su propia casa. Innovaciones como esta pueden transformar de forma positiva la vida de las personas, ayudando a alcanzar el Objetivo 3 de los ODS.

Buscando rentabilidades saludables
En la inversión de impacto, es importante analizar las compañías por sus propios méritos. En cada sector habrá líderes y rezagados.

Al proporcionar capital a las compañías que tienen un impacto positivo demostrable en la salud de las personas, los accionistas a largo plazo pueden ayudarles a desarrollar sus negocios y, por tanto, contribuir a una vida más larga y saludable.

Por tanto, creo que mediante las inversiones que realizamos podemos aspirar a generar un impacto social positivo a largo plazo, junto con una rentabilidad financiera sostenible.

El valor y los ingresos de los activos del fondo podrían tanto aumentar como disminuir, lo cual provocará que el valor de su inversión se reduzca o se incremente. Es posible que no recupere la cantidad invertida inicialmente.

Tenga en cuenta que si bien respaldamos los ODS, la ONU no refrenda nuestros fondos ni estamos afiliados a esta organización.

Los puntos de vista expresados en este documento no deben considerarse como una recomendación, asesoramiento o previsión. No podemos ofrecerle asesoramiento financiero. Si no está seguro de que su inversión sea apropiada, consúltelo con su asesor financiero.

Esta información no constituye una oferta ni un ofrecimiento para la adquisición de acciones de inversión en cualquiera de los fondos de M&G. Promoción financiera publicada por M&G Luxembourg S.A. Domicilio social: 16, boulevard Royal, L 2449, Luxembourg.


 

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