Mientras el petróleo siga cayendo…
Hemos empezado el año con el mismo pesimismo en los mercados con que terminamos 2015. Las dudas sobre los países emergentes, la volatilidad en el precio del petróleo, la inestabilidad política periférica o la confusión provocada por la disparidad en la política monetaria en América y Europa solo son algunas de las razones que han provocado que los inversores se retiren a terrenos más seguros deshaciéndose de todo tipo de activos de riesgo.
La renta variable europea ha sido severamente castigada. El
Eurostoxx y el IBEX caían alrededor de un 7 % en el mes, pero habiendo
estado por debajo del 10% en el peor momento. El índice americano
S&P se dejaba un 5%. La prima de riesgo española amplio unos 15
puntos básicos (aun con las compras del BCE), mientras que los índices
que miden la deuda corporativa ampliaban unos 25 puntos básicos.
Quizá el activo que más preocupa actualmente es el petróleo. En
los primeros días del año, el precio se desplomaba otros 10 dólares el
barril, más de un 25%. Esta caída se debe a un exceso de oferta y un
invierno más templado de lo normal, que está provocando que los
inventarios estén llegando al límite de almacenamiento, sobre todo de
los productos destilados. Aunque la caída del precio del crudo sea
algo bueno para el consumo, está teniendo un efecto devastador sobre
el sector energético, que está frenando en seco sus inversiones y
reduciendo empleos por todo el mundo. Incluso se teme por un contagio
al sector bancario, que lleva años financiando las inversiones de
“poco riesgo” de la industria petrolera (cuando el barril cotizaba por
encima de los 100 dólares).
Toda esta incertidumbre ha provocado que los mercados vuelvan
las miradas, una vez más, a los bancos centrales, que no han tardado
en responder. Draghi ha dado pistas de que puede aumentar el volumen
de compras en su programa de expansión cuantitativa. También se espera
que la subida de tipos por parte de la reserva federal americana sea
más pausada de lo que se planteaba hace solamente un mes. El banco
central de Japón ha sido el último en unirse a la fiesta de la eterna
liquidez poniendo los tipos en negativo.
La intervención de los bancos centrales ha calmado algo los
mercados, pero la volatilidad sigue presente. La TIR del bono alemán a
10 años, la medida del libre de riesgo por excelencia, ha vuelto a
niveles de 0,3%, lo que demuestra la preocupación por la situación actual.
En Mutuactivos
pensamos que aunque hay grandes desajustes en muchos activos que en
circunstancias normales supondrían oportunidades de inversión, el
mercado seguirá irracional durante algún tiempo. Mientras no veamos
estabilidad en el precio del petróleo, los activos de riesgo seguirán
bajo presión. Paciencia y liquidez en las carteras pueden ser
nuestros mejores aliados en este principio de 2016.