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Tres razones para ser optimistas
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Tres razones para ser optimistas

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Afrontamos el final del año con cierto nerviosismo en los mercados debido a las dudas sobre el crecimiento en la eurozona y el temor a la deflación. Sin embargo, los mercados han tenido un buen comportamiento en el mes de noviembre. Las bolsas han seguido recuperándose del susto sufrido en el mes de octubre. Así, los índices de renta variable en Europa tuvieron ganancias por encima del 3% mientras que el S&P, el índice principal de la bolsa americana, se anotó un 2.5%. La renta fija también tuvo un comportamiento positivo con ligeros estrechamientos en todos los activos. La prima de riesgo española se movió en un nivel “saludable” alrededor de los 130 puntos básicos.

Como decíamos, las dos grandes cuestiones que están preocupando a economistas y analistas financieros son la falta de crecimiento en la eurozona y la deflación. 

La eurozona está teniendo una recuperación muy lenta con un crecimiento escaso de solo un 0,2% en el tercer trimestre. Italia ha vuelto a caer en recesión técnica al tener dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo, mientras Alemania se ha salvado por la mínima. Los débiles  indicadores adelantados denotan que esta situación va a perdurar y la cuestión pasa a ser ahora si la eurozona entrará en su tercera recesión desde 2008.

Las cifras de inflación, o más bien la falta de ella, también están causando gran preocupación.  La deflación se produce cuando la oferta de bienes y servicios en una economía es superior a la demanda.  Las empresas se ven obligadas a bajar precios por el exceso de stock, lo cual merma sus cuentas de resultados y se ven obligadas a reducir costes bajando sueldos o prescindiendo de  trabajadores. Esto hacer bajar la renta disponible de las personas, que consumen menos y la demanda cae aún más.  Es muy difícil salir de este círculo vicioso. Sólo hay que ver a Japón que lleva en esta situación desde finales de los ochenta.

Aun con estas perspectivas macroeconómicas tan poco halagüeñas, creemos que hay tres  razones por las que podemos ser optimistas y que poco a poco harán que la economía mejore.

La primera es el tipo de cambio entre el euro y el dólar. La moneda única lleva meses despreciándose frente al dólar estadounidense.  Esto hace que las empresas en la eurozona sean más competitivas al poder exportar a mejores precios que sus rivales americanos o asiáticos. Aunque la principal beneficiada es Alemania, economías como España, donde la exportación tiene un peso menor, también salen beneficiadas, especialmente en los sectores del turismo y automóvil.

La segunda es la rebaja en la factura energética. Los precios de las materias primas han sufrido una fuerte caída durante la segunda mitad del año. El componente más importante ha sido el petróleo, que ha llegado a niveles por debajo de los 70 dólares por barril, algo no visto desde 2010. Esto beneficia a la economías importadoras de materias primas como la europea y la japonesa.

La tercera razón y quizá la más importante es el coste de financiación. Como hemos mencionado en este foro en muchas ocasiones,  el mayor soporte que tienen las economías  y los mercados son los bancos centrales. Mario Dragui, el presidente del BCE, ha manifestado que quiere que el balance de la entidad europea se expanda hasta el nivel de 2012, es decir, quiere inyectar entre setecientos mil millones y un billón de euros en la economía.  Lo más significativo de este plan es que Draghi está empecinado en que esta liquidez llegue a la economía real, principalmente a unas pymes muy sedientas de financiación.

En conclusión, en Mutuactivos vemos el vaso medio lleno. Pensamos que debido a los factores arriba mencionados, la depreciación del euro, la caída de las materias primas y la intervención de los bancos centrales, la eurozona tendrá un crecimiento moderado, pero suficiente para evitar una tercera recesión.  

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