Bajan los tipos de interés: ¿qué estrategia seguir en activos conservadores?
La nueva senda de bajadas de tipos iniciada por el Banco Central Europeo (BCE) y seguida por la Reserva Federal de EE.UU. (FED), aumenta la potencial rentabilidad de la renta fija a largo plazo, pero reduce la de los depósitos bancarios. El responsable de Desarrollo de Negocio del Canal Digital de Santalucía AM, Aitor Sánchez, lo explica en este vídeo en nuestro canal de YouTube.
Con las recientes bajadas de tipos de interés (desde el 4,50% al 3,25% en octubre de 2024 en la Eurozona), estamos a comprobando que ya no encontramos la misma rentabilidad que hace un año en nuestras inversiones conservadoras, como activos de renta fija (bonos, obligaciones, letras del Tesoro o pagarés) y depósitos bancarios.
Erróneamente, en ocasiones, nuestras emociones nos pueden llevar a decantarnos por la inversión que más interés ofrezca en ese momento. Sin embargo, esta opción no siempre es la mejor cuando los tipos bajan, porque la rentabilidad de las inversiones que dependen de estos también disminuye.
Estrategia en duración
Para buscar la máxima rentabilidad debemos tener en cuenta otro factor fundamental el horizonte de inversión.
Plazos
- Inversión a corto plazo: si nuestro horizonte temporal es de unos pocos meses hasta un año máximo, como suele ocurrir con los depósitos, cuando llegue la fecha de vencimiento del producto tendremos que renovar la inversión. Si esto sucede en un escenario de bajada de tipos, significa que al renovar lo haremos cada vez con un interés más bajo y nuestra rentabilidad disminuirá progresivamente a medida que los tipos desciendan.
- Inversión a largo plazo: por el contrario, si invertimos con un horizonte de inversión más allá de tres años cuando los tipos aún son relativamente altos, como actualmente, aseguramos ese nivel durante todo el periodo de la inversión. Y, aunque bajen en el futuro, nuestra inversión seguirá generando la misma rentabilidad, lo que resulta más atractivo que tener que aceptar intereses más bajos al renovar a plazos cortos.
Para entenderlo mejor, pongamos un ejemplo:
Supongamos que encontramos una oferta de:
- Depósito al 3% TAE en un plazo de 6 meses: si me decanto por el depósito, al tener una duración de seis meses, obtendría una rentabilidad del 1,5% durante ese plazo y luego tendría que reinvertir el saldo, que, con las bajadas de tipo previstas, la rentabilidad va a ser bastante más baja, por lo que ni siquiera en el primer año se llegaría obtener ese 3%.
- Fondo a 3 años con una TAE alta estimada del 2,5%: en este producto, sin embargo, esas bajadas de tipos no me afectan porque ya están descontadas del tipo que me ofrecen, por lo que a medida que se vayan produciendo, mi rentabilidad anual terminará siendo superior que si hubiera ido renovando en plazos cortos con un tipo inicial más alto.
Es decir, en un escenario de bajada de tipos de interés por parte de los bancos centrales, invertir a plazos más largos permite al inversor bloquear una tasa más alta por más tiempo, protegiendo así la rentabilidad frente a futuras caídas en los tipos de interés.
En definitiva, a la hora de buscar la máxima rentabilidad no debemos fijarnos solo en el tipo más alto, sino que debemos tener en cuenta otros factores como el horizonte de inversión.
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