"Mercados emergentes: correr la maratón de las reformas"
Aprovechando la reciente maratón de Londres, tomamos prestada una famosa frase hecha: las reformas son una carrera de fondo, no un sprint. Algunos mercados emergentes están haciendo mejores marcas que otros, pero ¿irán todos en la misma dirección o se extraviará alguno?
Indonesia: ¿la próxima India?
Al igual que la elección de Narendra Modi despertó las esperanzas de reformas en la India, la elección de Joko Widodo (“Jokowi”) generó optimismo acerca de un cambio de rumbo en la política indonesia. Aunque ambos países han protagonizado decepciones desde sus respectivas elecciones generales, creemos que las ventajas que las reformas han propiciado en el mercado de valores indonesio están más respaldadas por los fundamentales que en el caso de la India. En relación con Indonesia, esperamos que el Gobierno cumpla en gran medida su plan de infraestructuras, que, al igual que en la India, contempla un gran impulso a la inversión mediante reformas destinadas a fomentar la participación del sector privado.
Entretanto, la trayectoria de reformas en la India sigue viviendo momentos complicados. Las elecciones locales de mayo podrían cambiar el equilibrio de la balanza del poder en la Cámara Alta india, y ésta es la siguiente señal a la que debemos estar atentos. Si el partido en el poder no sale reforzado, nos veríamos muy tentados de descartar las perspectivas de nuevas reformas sustanciales durante el mandato de Modi. Aún deberíamos asistir a mejoras progresivas, y la recapitalización del sector bancario podría resultar favorable para el crecimiento cíclico, pero no implantar reformas podría ser perjudicial para la rentabilidad en un mercado bursátil que sigue estando saturado.
Sudáfrica: ¿el próximo Brasil?
A la zaga de Indonesia y la India en materia de reformas, se encuentran Brasil y Sudáfrica, dos países en los que la inestabilidad política está siendo motivo de distracción a la hora de aplicar reformas económicas. En Brasil, la posibilidad de que Dilma Rousseff sea destituida de la presidencia gana cada vez más peso, mientras que el juicio político o la dimisión del presidente sudafricano Jacob Zuma se nos antoja mucho menos probable. Por tanto, el panorama de reformas parece más sombrío en Sudáfrica que en Brasil, donde un nuevo gobierno probablemente aprobaría algunas reformas, aunque sólo sea las mínimas para abordar los problemas presupuestarios que acucian al país.
La buena noticia para Sudáfrica es que, a diferencia de Brasil, la política aplicada ha sido bastante razonable: las autoridades monetarias permitieron la depreciación de su moneda en respuesta a los envites externos y la política monetaria se ha ajustado, al igual que la presupuestaria. Además, la economía sudafricana va por delante de la brasileña. Sin embargo, en nuestra opinión, es bastante probable que Sudáfrica siga los pasos de Brasil y pierda su calificación de grado de inversión, sobre todo si Zuma se aferra al poder y los dirigentes políticos no empiezan a implantar algunas de las reformas que prometieron.