¿Pagar por ahorrar? Claves para entender los tipos negativos
Hasta ahora, se consideraba una verdad universal que quienes querían captar dinero emitiendo deuda ofrecieran una compensación adicional (además de la devolución del capital) a los prestamistas, en forma de tipos de interés, para conseguir el objetivo. Y el nivel de tipos que se ofrecía reflejaba la probabilidad del deudor para pagar, así como su duración y las condiciones del préstamo.
Sin embargo, en muchos casos está ocurriendo lo contrario. Si un inversor quiere prestarle dinero ahora mismo al gobierno suizo, los intereses en cualquier plazo inferior a 50 años serán negativos. En otras palabras, el prestamista tiene que pagar al prestatario.
Vamos a intentar explicar de un modo sencillo este fenómeno y sus implicaciones para el inversor.
6 preguntas clave para entender los tipos negativos:
- ¿Por qué se ha llegado a los tipos negativos?
Los tipos negativos suponen que los bancos tienen que pagar intereses, en vez de recibir, por el dinero que depositan en el banco central. Los bancos deben decidir si pasan este coste a los ahorradores haciéndoles pagar por tener depósitos allí. De momento, muy pocos lo han trasladado a las cuentas o los depósitos. Algunas entidades suizas lo intentaron pero tuvieron que dar marcha atrás. Se trata de una medida muy impopular y difícil de llevar a cabo.
- ¿Por qué se están usando?
Tras la crisis de 2008, el motor de la economía global no acaba de arrancar. A pesar de que los bancos centrales han intentado activarlo usando una política monetaria sin precedentes, con medidas extraordinarias de todo tipo, el crecimiento sigue siendo débil. Según el Banco Mundial, el crecimiento ha rondado el 2,5% durante los últimos tres años, comparado con cifras de entre el 3,8% y el 4,5% en los cuatro años previos a la crisis.
La política de tipos de interés negativos ha sido
la última de las medidas que los bancos centrales han
implementado para intentar estimular el crecimiento.
- ¿Qué supone para los inversores?
Supone que se enfrentan, potencialmente, a una mayor incertidumbre. A priori, la idea detrás de estas políticas parece mágica: si ahorrar tiene un coste, la gente saldrá y gastará más. Pero vivimos en un mundo que no es tan sencillo.
El crecimiento sigue siendo débil y los inversores continúan mostrándose reacios a gastar, pese a los esfuerzos de la banca central.
Además, estas políticas ya han presionado a la baja los rendimientos de los activos considerados "seguros", como bonos del gobierno, con el riesgo de creación de burbujas. Esto ha llevado a los inversores a buscar rendimientos más allá y seleccionar inversiones de mayor riesgo, como las acciones, subiendo los precios.
El panorama para los inversores, sobre todo para quienes tienen
mayores ahorros o cuyos ahorros están orientados hacia la jubilación,
es confuso.
- ¿Por qué afecta más a la jubilación?
Según los inversores se acercan a la edad de jubilación, suelen reducir el peso en los activos considerados de mayor riesgo, como las acciones, para aumentarlo donde aprecian mayor seguridad, como los bonos del gobierno, que ofrecen mayor garantía en los retornos a costa de la menor rentabilidad.
Pero estos bonos están ahora caros y sus rendimientos en cero o niveles cercanos. Incluso, en muchos casos, tienen rendimientos negativos.
Por lo tanto, los inversores se verán obligados a asumir mucho más riesgo del que desearían. Esto podría generar burbujas en el futuro que, en caso de explotar, podrían causar daños de largo plazo.
- ¿Han funcionado los tipos negativos?
Una pregunta difícil de responder. Si el objetivo es que la gente consuma más y se acelere el crecimiento, incluso los más ardientes defensores de estas medidas admitirían que no, sobre todo en el contexto de las enormes medidas adoptadas.
El problema es que algunos países como Suiza, Japón o Suecia han adoptado estas políticas para debilitar sus divisas. Aunque si todos los países compiten con decisiones similares el efecto será neutro en las monedas. De hecho, la divisa japonesa incluso se ha fortalecido después de recortar tipos.
Pero también podría plantearse la pregunta al revés: ¿qué
habría sucedido en la economía global si no se hubiesen adoptado
todas estas políticas monetarias?
- ¿Cuál es la solución?
Los bancos centrales se están quedando sin munición y los consumidores y empresas no se han animado a salir de sus corazas. Puede que por los efectos dolorosos de lo sucedido en 2008, los bancos centrales siguen actuando con una mentalidad de crisis.
Y los que gastan e invierten lo hacen con una cascada de riesgo cada vez mayor. Mark Carney, el gobernador del Banco de Inglaterra, ya expresó sus reservas sobre la efectividad de estas políticas, reconociendo que también ponen presión en los modelos de negocio de la banca.
Lo que está claro es que, una vez que un banco central entra en tipos negativos, se limitan más sus opciones para intentar estimular un crecimiento sostenido de largo plazo.