Para invertir bien, es necesario poner en valor el conocimiento global del cliente, circunstancias y objetivos vitales. En BISSAN, este principio nos permite tener una relación desde la globalidad de su patrimonio, libre de conflictos de interés y de muy largo plazo. Es muy satisfactorio ver cómo el cliente ve el valor de nuestro trabajo, desde un proceso previo a la inversión.