A pesar de todo, la vida sigue igual: Así lucen 227 años de historia de las bolsas norteamericanas

A pesar de todo, la vida sigue igual: Así lucen 227 años de historia de las bolsas norteamericanas

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Stock history

Como sabéis, me encanta estudiar el funcionamiento y la historia del mercado. Soy de los que piensan que conociendo y aprendiendo de lo sucedido en el pasado estamos mejor preparados para el futuro. Todas las estrategias de inversión de las que hago uso están basadas en estudios históricos del comportamiento del mercado, esto dota a las mismas de una mayor robustez, ya que se basan en la estructura natural del mercado, se adaptan a él y dejan de lado factores como el azar o la casualidad.

En la mañana de hoy, me gustaría compartir con vosotros el que probablemente sea el gráfico de la bolsa americana más largo que hayáis visto nunca, pero que los estudiosos del mercado tenemos muy en cuenta a la hora de entender cómo y por qué suceden las cosas.

Actualmente la mayoría de operadores utilizan como índice de referencia el S&P 500. Este índice fue creado en el año 1923, no obstante, en sus inicios contaba con un reducido número de títulos en su composición, mayoritariamente secundarios con empresas recién estrenadas en las bolsas de valores. No fue hasta 1957 cuando dio cabida a las principales 500 compañías del momento tal y como lo conocemos actualmente (aunque sus componentes han ido cambiando durante el tiempo, más tarde hablaremos de esto).

Es por ello que con anterioridad a 1957 el índice más representativo de las bolsas estadounidenses era el Dow Jones. Este índice fue creado por Charles Dow en 1884 y gano fama tras aparecer en un boletín llamado “Customer’s Afternoon Letter“, un boletín de dos páginas que incluía las noticias financieras del día y que fue el precursor del periódico The Wall Street Journal.

En sus inicios el Dow Jones se componía de nueve empresas de ferrocarriles y dos empresas industriales. Poco a poco este índice iría creciendo en componentes, convirtiéndose en la mayor referencia bursátil de la época hasta que naciese el S&P 500 tal y como lo conocemos actualmente en el año 1957.

El Dow Jones sigue siendo una referencia que todavía está en uso hoy en día, no obstante, su menor representación (compone 30 miembros frente a los 500 del S&P 500) hace que su referencia a lo sucedido en las bolsas de valores sea menos precisa a la del S&P 500.

La mayoría de inversores conocen estos dos índices, y por ello la mayoría de gráficos de renta variable norteamericana accesibles para el inversor tienen un recorrido máximo hasta el nacimiento del Dow Jones en 1884.

Pero la historia del mercado de valores estadounidense va mucho más allá. Décadas antes de que existiese el Dow Jones, en Filadelfia nació la que fue es conocida como la primera bolsa de valores oficial del Estados Unidos. En 1789 bajo el nombre de “Board of Brokers” con sede en Merchants Coffee House, (actual City Tavern) en la esquina entre la segunda y Second and Walnut Streets se calculaba el primer índice de la historia de EEUU.

El responsable de las reuniones de negocios que allí se celebraban iba anotando a mano las transacciones que hacían los inversores para intercambiar títulos de empresas. Estas anotaciones fueron guardadas en la biblioteca de la ciudad hasta que en 1831 el Stephen Girard’s Bank construyó el primer edificio oficial de bolsa llamado Merchants Exchange Building (situado entre la tercera y Dock Streets), lugar desde el que desde esa fecha empezaron a celebrarse las reuniones y registrarse las operaciones.

Recopilando los datos de los tres índices más representativos de la historia de EEUU podemos conseguir un gráfico con más de 200 años de historia de transacciones en las bolsas de valores norteamericanas. Esto es lo que veremos en el siguiente gráfico, donde se han ajustado cada uno de los índices para coincidir entre ellos respetando los rendimientos desde el siglo XVIII hasta hoy.

Grafico historico bolsa americana 1789 - 2016 

Como se puede observar, por mucho que nos remontemos al pasado hay un patrón común. El mercado se mueve por ciclos, tanto alcistas como bajistas. Esto es así porque los objetivos y las emociones de los operadores de hoy en día no difieren en exceso de las que sentían los operadores de hace 200 años.

Llama la atención también ver que los ciclos bajistas siempre han sido más rápidos en su formación que los ciclos alcistas (que suelen ser más pausados). Los inversores de hace 200 años salían de los mercados despavoridos por el miedo operando de forma emocional al igual que lo hacen y lo harán los inversores de nuestro tiempo y del futuro. La volatilidad ha existido, existe y existirá. Forma parte de la naturaleza del mercado y es generada por sus partícipes.

Otra tónica común en la historia de los mercados es que cada generación tiende a pensar que el mercado de su época es “diferente” al del pasado. Por ejemplo, uno de los pensamientos más comunes registrados entre los operadores en el transcurso de la historia de los mercados es que los avances tecnológicos afectan al comportamiento del mercado que les ha tocado vivir.

Este es un tema de moda en la actualidad con la aparición de los sistemas de alta frecuencia (High Frecuency Trading). Esta sensación “novedosa” no es nueva y los inversores del pasado ya la vivieron en otras épocas del transcurso de la historia con otros avances, como por ejemplo la expansión del teléfono en la primera mitad del siglo XX. En aquel entonces los operadores ya creían que este avance en las comunicaciones afectaría al transcurso natural de los mercados (los que tenían acceso al teléfono disponían de información más rápida), y lo cierto es que los ciclos siguieron repitiéndose, ya que los mercados tienen una gran influencia por parte de la naturaleza humana (codicia, miedo…) más allá de los avances tecnológicos. Más tarde llegaría otro avance como internet y los ciclos siguen viéndose intactos.

Por tanto, no considero que los avances tecnológicos sean un factor que altere la naturaleza de los mercados, la tecnología avanza y seguirá avanzando, pero los humanos seguirán moviéndose por los mismos impulsos frente al dinero que lo hacían hace décadas.

Como la vida de cada operador es más corta que la historia de los mercados, siempre se tenderá a pensar que la situación vivida por cada inversor será diferente al pasado, pero la historia muestra que esto no es así. Los ciclos alcistas y bajistas, el nerviosismo, la incertidumbre… han estado siempre ahí y seguirán estando.

Para finalizar (y no hacer el artículo demasiado extenso ya que me pasaría horas y horas hablando de esto) otro aspecto en el que muchos os habréis fijado también es que a pesar de los ciclos bajistas el mercado tiene un predominante aspecto positivo (aquello de a largo plazo la bolsa siempre sube). Esto es así porque los índices son en sí mismos una estrategia de inversión. Me explico. Los índices generalmente se componen de las empresas más grandes. Si una empresa dentro de un índice lo hace mal en los mercados, pierde tamaño y por tanto es sustituida por otra empresa que en los años previos creció de tamaño.

Esto hace que periódicamente salgan de los índices compañías y sean sustituidas por otras, generando una situación en la que dentro de los índices solo se mantienen los líderes de la época, y trasmitiendo la “falsa sensación” de a largo plazo “la bolsa sube”. No obstante, hay algo que los índices no reflejan. Muchas de las compañías que formaron parte de los mercados a lo largo de la historia se hundieron y desaparecieron, de hecho son la mayoría de ellas. Lo que sucede es que los índices no reflejan esta cruel realidad porque cuando una empresa va mal, literalmente no forma parte del índice y por tanto la historia se “olvida” de ellas.

Por tanto, habría que separar lo que es la realidad del mercado (con las cotizadas que desparecen) con respecto a lo que representan los índices reflejando únicamente el comportamiento de unos pocos “líderes”, pero este ya es un tema que da para otro artículo.

Los ciclos de mercado y como sacar partido de ellos es uno de los temas tratados en detalle en mi libro “El código de Wall Street”. 

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