La Pescanova ‘zombi’ se derrumba en bolsa ante la cruda realidad

La Pescanova ‘zombi’ se derrumba en bolsa ante la cruda realidad

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Congelada otra vez en bolsa tras toparse con la realidad. Pescanova SA, la sociedad pesquera controlada por Manuel Fernández de Sousa, ya no pesca, no tiene actividad y lo tiene crudo para sobrevivir. Solo tiene una participación minoritaria en el capital de su heredera Nueva Pescanova SL, que se ha quedado con los barcos, las factorías y el negocio de su antecesora.

Por eso, la Pescanova ‘zombi’ -que cotiza en bolsa- se está desmoronando en bolsa este miércoles. Y lo hace por las ventas masivas de los inversores que quedan en ella. Al cierre, la acción se derrumbó más del 18%, hasta 0,8 euros, después de que los tribunales hayan desestimado su petición de impugnar la ampliación de capital de su heredera Nueva Pescanova SL, donde Pescanova SA cuenta con un 1,7% de las acciones.

La ‘vieja’ Pescanova pretendía alcanzar el 20% del capital de Nueva Pescanova, que está controlada por un consorcio de bancos encabezados por el Sabadell (23%), Caixabank (12%), HSBC (12%) o BBVA (6%), entre otros. Por eso ha impugnado las ampliaciones de capital que le han diluido en su heredera hasta la más mínima expresión.

Lejos de conseguirlo, Pescanova SA afronta la petición de otro juez para que deposite fianzas por valor de 1.000 millones de euros por la responsabilidad subsidiaria de sus administradores (Manuel Fernández de Sousa, a la cabeza) en la gestión de la empresa.

Estos maquillaron durante años las cuentas financieras de la empresa hasta el punto de esconder la deuda bancaria de la empresa, que acabó disparándose a más de 3.000 millones.

Pescanova dijo que presentará recurso, pero por el momento se enfrenta a una situación de insolvencia para hacer frente a la petición judicial. Los asesores legales de la Pescanova 'zombi' advierten en un documento enviado a la CNMV que será la Nueva Pescanova SL quien deba hacerse cargo "de las consecuencias económicas de una hipotética sentencia condenatoria", según los acuerdos con la banca para crear las dos Pescanovas.

Más de 9.000 inversores y algunas grandes fortunas como los Carceller (Damm) o Pérez Nieva (Iberfomento) se vieron atrapados en la caída de Pescanova, que ha estado cuatro años suspendida de cotización y regreso hace doce meses. Desde entonces, la ola especulativa dentro del valor le ha llevado a multiplicarse en bolsa y perderlo casi todo después. 

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