El “renacer” de la Bolsa japonesa: ¿por qué los inversores miran a Japón?
La Bolsa japonesa ha resurgido y está entre las elecciones de los inversores tras años fuera del foco ante una economía débil y escenario deflacionario. De hecho, el principal índice bursátil de este mercado, el Nikkei, registra una subida del 28% en 12 meses. ¿Los ganadores? Los valores tecnológicos, semiconductores y financieros.
“Aunque en los últimos meses, las valoraciones han mejorado y ya no se encontrarían en niveles deprimidas, continuamos viendo recorrido para un mayor crecimiento de beneficios y mejoras en los fundamentales de las compañías japonesas, lo que justifica a nuestro parecer un mayor múltiplo”, explica Javier de Berenguer, gestor de inversiones y selector de fondos de MAPFRE Inversión.
Este renacer de la Bolsa nipona refleja el éxito de algunas medidas puestas en marcha para mejorar la eficiencia y la gobernanza de las compañías de este mercado. Tradicionalmente, estas empresas han acumulado grandes cantidades de efectivo y mantenido participaciones cruzadas, y eso ha lastrado su rentabilidad.
En los últimos años, tanto Gobierno de Japón y otras instituciones como la Bolsa de Tokio han promovido reformas para aumentar la transparencia, mejorar la rendición de cuentas y asegurar una mayor independencia de los consejos de administración. Estos cambios son, para De Berenguer, los que mejor explican el incremento de las cotizaciones en las compañías japonesas.
“El plan del gobierno es muy ambicioso, con el objetivo de incrementar la asignación de los ahorradores japoneses a las acciones locales, a lo que se suman las medidas aplicadas por la Bolsa de Tokio, que está incentivando a las empresas a que reduzcan sus altos niveles de tesorería en los balances”, señala, y añade que la pandemia ha marcado un antes y un después en la salida del entorno deflacionario.
Además, en el mes de octubre, Sanae Takaichi se convirtió en presidenta de Japón que, con un enfoque muy “pro-economía”, quiere reforzar el cambio de los órganos de dirección en las empresas japonesas.
Desde un punto de vista más macro, De Berenguer añade la salida de la economía japonesa de un escenario de deflación, lo que “supone un punto de apoyo adicional en el caso de los beneficios corporativos”. “El consumo japonés lleva varias décadas en una especie de desierto, en el que la confianza se ha visto muy dañada por la espiral deflacionista en la que han estado inmersos y que afectaba de forma circular a los beneficios empresariales, el empleo, el consumo y, por último, a los precios”, explica.
La composición del índice también ha ayudado a que se dé esa revalorización, por su exposición a tecnología, semiconductores y servicios financieros, en línea con tendencias más globales.
¿Qué esperamos para la economía y los mercados japoneses en 2026?
Los últimos datos del PIB indicaron una contracción de la actividad del 1,8% en septiembre, pero al desgranar las contribuciones se observa que “tanto el consumo privado como la inversión se mostraron resilientes”, destaca Eduardo García Castro, economista experto de MAPFRE Economics.
“Actualmente, existe una base de demanda interna relativamente sólida sobre la que el gobierno plantea arrojar un nuevo paquete de estímulo fiscal, o dicho de otra forma: el enorme paquete planteado sienta las bases para una economía que en cierta medida podría sobrecalentarse en 2026”, señala.
García Castro añade que la salida de la deflación es el reflejo de este fenómeno, de hecho, la llegada de nuevos paquetes para combatir la inflación solo confirmaría dicha sintomatología por más tiempo.
“La clave estará en la capacidad del Banco de Japón (BoJ) para mantener una disciplina monetaria lo suficientemente afinada como para mantener la economía en equilibrio. Es decir, para no desincentivar el consumo y, al mismo tiempo, evitar que el fenómeno de inflación se cronifique y de pie a un desanclaje de expectativas”, comenta.
Para el economista experto, será crucial observar cómo evoluciona este binomio de actividad y precios, así como la tolerancia de las instituciones al comportamiento de uno y otro. “Al fin al cabo, las políticas economías (fiscal y monetaria) son los fundamentales que sostienen la credibilidad de la divisa y por ende de los flujos de capital”, concluye.