Cómo identificar a las estrellas emergentes en un panorama cada vez más desfavorable
En el entorno de gran incertidumbre al que hacen frente hoy en día los inversores de crédito corporativo todavía hay lugar para la esperanza. Las denominadas «estrellas emergentes», cuya calidad y calificaciones crediticias están cambiando de la categoría de alto rendimiento a la de grado de inversión, son un claro ejemplo de ello y, en esta fase del ciclo, conforman un sector de la renta fija que podría constituir una importante fuente de alfa para los inversores.
De hecho, según los datos más recientes, esta categoría supera en número a sus homólogos que siguen la dirección contraria, los denominados «ángeles caídos»1. Esto resulta sorprendente a la vista de las perspectivas económicas generales. El endurecimiento de la política económica ha elevado el coste de los préstamos y endurecido los criterios de concesión, lo que ha reducido la oferta de crédito y limitado la actividad económica. Es más, el FMI prevé que la desaceleración general del crecimiento mundial este año será significativa y que se pasará del 2,7% registrado en 2022 al 1,5% en 20232. Los beneficios del segundo trimestre sugieren una desaceleración considerable en los sectores cíclicos y de consumo discrecional, especialmente en los productos químicos, el papel y la electrónica de consumo.
Los balances siguen siendo sólidos, pero los indicadores de crédito empiezan a deteriorarse. Ante la disminución de los beneficios y la proximidad de los vencimientos de 2025, los emisores tendrán que empezar a hacer frente a este problema, y el acceso al capital es clave en el contexto actual.
Cada vez más fuertes
Para aprovechar las oportunidades en torno a las posibles estrellas emergentes3, se requiere un conocimiento profundo del mercado y es preciso un enfoque ascendente. El análisis de crédito ofrece perspectivas acerca de los muchos factores que pueden afectar a la calificación de un bono y nos ayuda a distinguir las posibles inversiones de aquellas empresas que podrían empezar a deteriorarse, tanto en lo que respecta a la calificación como al rendimiento. Asimismo, examinamos la política de gestión para comprobar si se arriesgarían a priorizar los beneficios de los accionistas en detrimento de la disciplina financiera, una mala práctica habitual al final de un ciclo.
En un momento en el que aumenta la preocupación por el crecimiento y la presión sobre los márgenes debido a la inflación es un tema recurrente, identificar créditos con una trayectoria positiva debería ser una compensación suficiente en el complicado contexto macroeconómico actual. En los últimos trimestres, el gigante tecnológico Netflix, el minorista Macy’s y la empresa de energía integrada EQT han alcanzado la categoría de estrellas emergentes. Las agencias de calificación han reconocido plenamente su solidez y han mejorado significativamente su generación de flujo de caja libre, al tiempo que han reducido su apalancamiento. Además, han refinanciado su deuda de próximo vencimiento de forma proactiva, reprogramado la estructura temporal de su pasivo y reducido su coste de capital.
Prevemos que podría haber más candidatos a esta categoría en 2024, ya que actualmente hay varios valores con «perspectivas positivas» en las agencias de calificación, lo que para algunos podría representar una mejora de la calificación. Además, por lo general, las agencias de calificación quieren ver una mejora sostenida de los indicadores de crédito antes de actuar, por lo que el paso del tiempo contribuirá de manera orgánica a una mayor actividad de las estrellas emergentes entre aquellas que ya se encuentran en una trayectoria positiva.
Más compradores que vendedores
Al beneficio potencial se suma un factor favorable menos tangible pero técnico. La transición a la categoría de estrella emergente abre las puertas a la inclusión en índices, ya que se cumplen los criterios de inclusión para ello. La consiguiente demanda pasiva que responde a este cambio suele hacer que estos valores estén muy bien patrocinados, con fuertes ofertas en el mercado en los meses posteriores.
Este efecto se ve aún más acentuado por el hecho de que la clase de activos de grado de inversión se mantiene hoy por sí sola en términos de valor relativo. Esta clase de activos ha vuelto a adquirir protagonismo, tras una década de bajos tipos de interés que le han dificultado competir con el crecimiento de la renta variable y los fuertes rendimientos de los dividendos. Los bonos pueden desempeñar ahora un papel más parecido al que tenían en el pasado, es decir, equilibrar una cartera pero también ofrecer un rendimiento competitivo. Por tanto, convertirse en un miembro de este club parece aún más atractivo para los emisores.
La gestión activa es la clave
La identificación eficaz de candidatos a estrellas emergentes debe basarse siempre en un enfoque activo. Es necesario elaborar modelos de proyecciones a futuro de los indicadores de crédito de una empresa para comprender su solidez financiera. Por su parte, el análisis cualitativo es vital para entender la política de asignación de capital y el perfil ESG y de sostenibilidad, y para obtener una perspectiva integral a largo plazo.
Si se adopta el enfoque adecuado, las estrellas emergentes podrían ser la esperanza de los inversores de crédito, incluso en un panorama general menos favorable.
1 Fallen angels: Los "ángeles caídos" son bonos que en el pasado se consideraban con grado de inversión y ahora se clasifican como bonos "basura" debido a una reducción de la calificación crediticia del emisor.
2 FMI, ‘World Economic Outlook: A Rocky Recovery’, en abril de 2023.
3 Estrellas emergentes: Las estrellas emergentes son bonos que se consideraban de grado especulativo cuando se emitieron, pero que desde entonces han mejorado su situación financiera, reduciendo el riesgo de impago.
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