Muchas veces damos más importanciá a dónde invertir que a para qué invertimos. Ya sé que alguna vez hemos hablado ya de ello, pero es que a mi modo de ver, se trata del error de partida que cometemos al acercarnos a los mercados financieros. Y uno de los más repetidos. Lo digo por experiencia. Mis amigos, amigos y, en ocasiones, otros inversores, me preguntan dónde deberían invertir, qué oportunidades hay para lograr buenas rentabilidades... Eso sí, con poco riesgo.
A mi modo de ver, es un acercamiento peligroso a la inversión. Comparémoslo con la decisión de compra de un vehículo. Nadie llegaría a un concesionario y diría " Quiero un coche que corra mucho. Ah, y que dé pocos problemas".
No, lo más normal es que primero sepas para qué quieres el coche y, en función de esa necesidad, vayas a por un todoterreno, un vehículo para ciudad o un camión.
Con el dinero debería ser igual. Primero, pensemos a qué queremos destinar el dinero que vamos a poner a trabajar. No es lo mismo que sea para comprar una moto que para la jubilación. Y no es lo mismo que tengamos 30 años que 50. Y no es lo mismo no alcanzar el objetivo si lo que quieres es comprarte la moto que quedarte sin dinero al jubilarte.
En función de esos objetivos es cuando debemos diseñar nuestra estrategia de inversión y buscar los productos para alcanzar nuestros objetivos y no al revés. No tiene sentido ir por la autovía a 150 kilómetros por hora si no sabemos dónde queremos llegar.
Pensemos en el atletismo. Imaginemos que un atleta llega al entrenador y le dice "Hazme un plan de entremaniento. Lo que quiero es correr muy rápido y no cansarme en exceso". No. El entrenador le preguntará en qué disciplina quiere especializarse, ya que no es lo mismo correr los 100 metros que el maratón. Como no es lo mismo hacer salto de altura que halterofilia, por mucho que el objetivo en la vida sea ser mejor atleta.
Para el que quiera correr un maratón, se le preparará unos entrenos muy distintos de los que tendrá el que desea superar a Usain Bolt. Y ninguno de estos planes será mejor al otro. O mejor dicho, el mejor será el que más permite acercarse a los objetivos marcados.
Lo más importante, como siempre en la vida, es tener claro dónde se quiere llegar. Después, ya elegiremos entre zapatillas de deporte o zapatillas de montaña. Y después, entre las mejores zapatillas de deporte o las mejores zapatillas de montaña. En este sentido, sugiero, para quien no haya pasado por allí, Arturop ya planteó hace un tiempo algunas preguntas y esquemas de partida que pueden servirnos para saber por dónde empezar.
En base a los objetivos que tenemos, podemos tener unas mayores necesidades de rentabilidad en nuestras inversiones o una mayor necesidad de no sufrir pérdidas temporales de capital.
Sin habernos hecho antes esas preguntas, estamos a merced de los miedos y las inseguridades anímicas de que provoca la volatilidad de los mercados financieros.
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