Borja Miranda (Sodali & Co): "Estamos entrando en una etapa de activismo accionarial más sofisticado"

Borja Miranda (Sodali & Co): "Estamos entrando en una etapa de activismo accionarial más sofisticado"

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El activismo accionarial ha dejado de ser un fenómeno limitado a los mercados anglosajones para convertirse en una herramienta de presión e influencia cada vez más presente en Europa, Asia y otras regiones.

En esta entrevista, Borja Miranda Johansson, Managing Director de Sodali & Co, analiza las claves detrás de esta evolución: desde los sectores que más interés despiertan entre los activistas hasta las nuevas dinámicas que marcan sus campañas, cada vez más sofisticadas, polarizadas y con un componente creciente en sostenibilidad y buen gobierno.

También se profundiza en cómo actúan estos inversores, qué buscan cambiar dentro de las empresas, y cómo responden los consejos de administración, especialmente en el contexto español, donde el activismo adopta un tono más constructivo pero igualmente influyente.

¿Qué es el activismo accionarial y por qué ha ganado tanta relevancia en los últimos años?

El activismo accionarial es una estrategia mediante la cual el inversor busca influir en la dirección de una compañía mediante presión pública manifestando su oposición a las decisiones del Consejo o de la Dirección y/o adoptando dicha postura en la junta de accionistas.

Este fenómeno, a pesar de que existe hace años con gran impacto en mercados como el estadounidense, ha ganado relevancia en la última década en otros mercados como el europeo o asiático por varias razones: mayor conocimiento del funcionamiento de los mercados así como marcos regulatorios más propicios, mayor acceso a la información necesaria, mayor capacidad de difusión de su mensaje a través de diferentes medios y la identificación de oportunidades tanto de carácter financiero como de carácter ASG (Ambiental, Social y Gobernanza), siendo este último el que ha acaparado gran parte de las campañas en los últimos años.

¿Qué motiva a los inversores activistas a tomar posiciones en ciertas empresas? ¿Qué tipo de cambios es el que suelen buscar más los activistas?

Los inversores activistas buscan generar valor en empresas donde consideran que existe una brecha entre el valor actual del mercado y el potencial de la compañía. Con el objetivo común de cualquier inversor de maximizar su rentabilidad (sin entrar en el debate del horizonte temporal), el activista busca ejercer una presión que le permita alcanzar su objetivo de la forma más eficaz posible.

La aparición de activistas puede responder por tanto a operaciones corporativas como venta de activos, fusiones o adquisiciones en los que se discrepe de las condiciones planteadas, así como ante situaciones derivadas de un pobre comportamiento fruto de una estrategia errónea, estructuras de gobierno ineficaces, gestión del capital inadecuada o prácticas corporativas contrarias al interés del accionista (falta de transparencia, retribuciones inadecuadas, reducción de derechos, etc.).

Habría que decir también que si bien los inversores tradicionalmente pasivos (por seguir a los índices de referencia) y que no suelen iniciar las campañas de activismo, sí pueden apoyarlas si consideran que están alineadas con sus intereses.

¿Qué sectores están captando más atención de los activistas hoy y por qué?

De acuerdo con nuestro análisis del primer trimestre de 2025, los sectores industrial, financiero, tecnologías de la información y salud, son los que predominan en las carteras de activistas siendo el sector industrial el que más ha crecido en el primer trimestre de 2025.

Esto se debe a que son sectores con margen de mejora operativa o revalorización, muchas veces ligados a megatendencias como la digitalización y la reorganización de las cadenas de suministro. Este tipo de notoriedad en su desempeño trae consigo atracción mediática, lo que se traduce en accionistas más implicados. También destaca el interés por el sector salud, que ha escalado posiciones en el ranking por su dinamismo y oportunidades en biotecnología y farmacéuticas.

¿Se ha notado un aumento del activismo accionarial ante temas como el aumento del gasto en defensa o esa pérdida de foco en ciertos países en temas como la sostenibilidad?

El inversor (sea de perfil activista o no) no es ajeno a los cambios del contexto geopolítico y regulatorio. Mientras algunos inversores siguen excluyendo al sector defensa en sus inversiones, hemos observado en otros, un creciente interés en empresas del sector y en industriales con exposición a este campo, especialmente en el marco del aumento del gasto público en seguridad y defensa en Europa que se viene dando desde 2022.

Por otro lado, se detecta una tensión creciente en torno a las políticas de sostenibilidad: mientras algunos inversores las impulsan y son la base de sus campañas de activismo, otros las cuestionan si consideran que desvían el foco de la rentabilidad. En ese sentido, se abre una nueva etapa de activismo más polarizado, en la que diferentes grupos pueden buscar influenciar a las compañías a tomar decisiones incluso opuestas, o en el que hay divisiones geográficas entre inversores de ciertos países.

En el último trimestre del año pasado, tres de las '7 magníficas', Amazon, Meta y Microsoft, tenían siete inversores activistas cada uno de acuerdo al informe Sodali40. ¿A qué se debe este crecimiento en este tipo de compañías?

El hecho de que compañías como Amazon, Meta o Microsoft tengan una alta concentración de inversores activistas puede responder a varios factores. Tamaño/liquidez, permitiendo la fácil entrada y salida en el capital, operaciones, lo que permite abrir el debate sobre eficiencia, uso del capital y sostenibilidad y la relevancia mediática y estratégica alrededor de estas empresas, lo que puede suponer un polo de atracción ante determinados activistas.

Dicho esto, el peso porcentual de estos inversores en su accionariado no es tan grande como el que podría representar un menor número de activistas en otras compañías.

Fijándonos en España, ¿cuál es el tipo de activismo que más suele verse? ¿Puedes darnos algún ejemplo?

En España predomina un comportamiento del accionista más constructivo y de carácter privado, llegando solo en algunas ocasiones a una manifestación pública de descontento con la empresa. En general, se centra en cuestiones de buen gobierno, como la estructura e idoneidad del consejo o una práctica retributiva del Consejo alineada con las expectativas del mercado.

Si bien las campañas tienden a ser menos agresivas que en otros mercados (donde hay una mayor proliferación de mensajes y el tono suele ser más elevado), esto no significa que sean menos efectivas: el ecosistema regulatorio, junto con la estructura de propiedad, condiciona la forma en que se articula este activismo y su alcance.

No obstante, el activismo cobra un rol cada vez más grande entre las preocupaciones de los consejos, que ven tendencias directamente ligadas a su desempeño como puede ser la gestión de riesgos, la defensa de los intereses de los accionistas, los conflictos de interés o la remuneración del consejo y de sus ejecutivos, éste último, representando el punto de mayor oposición en las juntas en España en los últimos años.

¿Cómo afecta la creciente concentración accionarial a la independencia real de los consejos de administración?

Cuando uno o dos inversores concentran un porcentaje significativo del capital, su capacidad de influencia sobre las decisiones del consejo es mayor, naturalmente. Esto, dejando de un lado el perfil e intereses de los accionistas controladores, plantea retos a la independencia efectiva de los consejeros, que pueden verse presionados para alinearse con las expectativas de esos accionistas mayoritarios.

De ahí la importancia de asegurar procesos de selección, evaluación y renovación del consejo que sean objetivos, transparentes y garanticen una representación fiel de todos los accionistas.

¿Qué mecanismos existen para equilibrar el poder dentro del consejo cuando uno o dos inversores dominan?

Existen vías para reequilibrar la gobernanza incluso cuando hay pocos accionistas en una empresa: definir políticas y criterios que salvaguarden la independencia del consejo (estructura y composición), de sus consejeros (perfil y mandatos) y de la toma de decisiones (adoptando criterios superiores a los marcados por ley).

El papel de los comités del consejo cobra también especial relevancia en este contexto, así como la existencia de un presidente no ejecutivo fuerte. Además, la interlocución continua con el conjunto del accionariado permite al consejo recibir feedback más amplio, directo y no limitado a las visiones de los inversores dominantes.

Este tipo de acciones permiten además identificar los asuntos de mayor interés para los accionistas incluso si estos no están representados en los órganos de gobierno.

¿Qué errores cometen las compañías al comunicarse con sus inversores activistas o disidentes?

El problema es común a otros mercados similares, donde el activismo, al ser esporádico, es percibido como algo que “solo sucede a otros”, y es una respuesta reactiva como consecuencia de una falta de preparación o estrategia bien definida. Muchas compañías desconocen el perfil, motivaciones, preocupaciones y expectativas de sus inversores, lo que dificulta cualquier intento de anticipación y preparación.

También es frecuente adoptar una postura autocomplaciente y un tono excesivamente defensivo frente a los retos del activismo (provocado por la disrupción que supone), sin articular una narrativa coherente sobre el valor a largo plazo y que permita defender la estrategia de la compañía presentando adecuadamente sus puntos clave.

Por último, ¿qué tendencias cree que marcarán el activismo accionarial en los próximos años?

Estamos entrando en una etapa de activismo más sofisticado, más profesionalizado y global: es decir, que presenta retos más elaborados para las empresas. Veremos cada vez más campañas que combinan objetivos financieros con propuestas de sostenibilidad medioambiental (asumiendo un punto de equilibrio entre las políticas internacionales), buen gobierno o incluso criterios sociales. 

Además, el activismo se expandirá en geografías donde hasta ahora era menos frecuente, como Europa continental, Japón o América Latina. La tecnología, los datos y en especial la comunicación (el adecuado uso de los medios y el impacto en la reputación) también serán herramientas claves en la forma de generar presión e influencia.

Como mencioné anteriormente, los activistas cada vez cuentan con más y mejor información, así como con la capacidad para alcanzar una masa crítica para ejercer presión con más facilidad.


Este contenido se ha elaborado bajo un criterio editorial y no constituye una recomendación ni propuesta de inversión. La inversión contiene riesgos. Las rentabilidades pasadas no son garantía de rentabilidades futuras.


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