MV=PQ
Aunque no tan famosa, por ahora, como la E = mc2 del mundo de la física,
en la economía también tenemos nuestra propia formula mágica: MV = PQ.
Al igual que la de Einstein, la ecuación de Fisher es sencilla, elegante
y probablemente cierta. A la izquierda esta representada la economía
financiera. M es la base monetaria, el dinero en circulación. Es la
variable sobre la que pueden influir los Bancos Centrales. V es la
velocidad a la que los bancos comerciales multiplican ese dinero
mediante el sistema de crédito. Tu me prestas, yo presto, me lo vuelves
a prestar y yo lo presto de nuevo... A la derecha tenemos la economía
real. Q es la cantidad de bienes y servicios, es decir el PIB y P el
nivel de precios de dichos bienes y servicios, es decir, la inflación.
En un mundo ideal, la política monetaria (M) debe ir compensando la
velocidad a la que los bancos multiplican el dinero (V), para producir
un crecimiento sostenido de la economía (Q) con un nivel de precios
estables (P). El primer problema es que cuando se desajusta una de las
variables se produce un efecto sobre todas las demás. El segundo, es
saber cómo contrarrestar este efecto para volver a una situación de
equilibrio, especialmente en una situación como la actual en la que
nuestra fórmula esta siendo sometida a un nivel de stress similar al que
sufre E = MC2 cuando la metemos dentro de un reactor nuclear. La correa
de transmisión del sistema (V) se ha roto. Durante años los bancos
comerciales idearon piruetas imposibles para seguir multiplicando la
masa monetaria cada vez mas escasa y, obviamente, han acabado
estrellados. Sin V, la economía (Q) esta cayendo en picado. Los precios
(P) también van a caer en picado, hasta el punto de que, a corto plazo,
el problema va a ser la deflación y no la tan temida inflación. Durante
cierto tiempo los Bancos Centrales, sin embargo, han seguido mirando por
el retrovisor ("estamos muy preocupados con la estabilidad de
precios"), sin ver el precipicio al que nos dirigíamos por el
parabrisas. Parece que se van despertando y, por lo menos, la Reserva
Federal y el Banco de Inglaterra se han dado cuenta que mientras
operamos a corazón abierto a V, para evitar que PQ se vayan al fondo de
un barranco muy, muy profundo, es necesario un by-pass temporal
consistente en disparar M hasta niveles sin precedentes. El éxito de la
operación no esta asegurado. Estamos explorando nuevos territorios de
los que no hay referencias a esta escala y seguro que el “chute” de
adrenalina traerá consigo efectos secundarios, pero la alternativa es
sencillamente inasumible, por lo que vale la pena probar. Yo soy
optimista, los bancos ya están en la mesa de operaciones y ya sabemos
que no son precisamente anginas lo que tienen, un gran paso con respecto
a hace unas semanas.