Cómo pasé de querer ser broker a inversor
De niño quería ser broker. Me gustaba la bolsa, y no tenía muy claros los conceptos, pero los señores que salían en el parqué de la Bolsa de Estados Unidos me parecían divertidos. Cada uno vestido con unos colores diferentes, se parecian más a payasos que a gente seria. Si a eso le sumamos que hacían gestos histriónicos y que movían mucho dinero en poco tiempo, estaba encandilado con su trabajo. Quería ser rico, quería ser broker, y queria llevar chaquetas de colores.
Con el tiempo me di cuenta de varias cosas. Por un lado, la Bolsa de Madrid estaba desierta, así que iba a ser complicado ser broker en España. Poco después comprendí cómo funcionaba el sistema de inversión, y entendí que no era necesario que hubiera agentes sobre el parqué de la Bolsa. Por último, aparecieron los bokers online que neceistan menos personal, por lo que mi ambición quedó bastante tocada.
Por otro lado, descubrí algo que me gustaba aún más. Ser broker podría estar bien, pero estaría aún mejor ser el que le da las órdenes de compra y venta al broker, es decir, ser el inversor. No cabe duda de que los mejores brokers gana mucho dinero, pero los mejores inversores ganan aún más. No conozco ningún broker con más dinero que Warren Buffett. Es cierto que yo no soy, ni probablemente sea tan rico como Warren Buffett, per la verdad es que, invirtiendo con cabeza, se pueden obtener rentabilidades que, con el paso de los años, pueden convertirse en un patrimonio interesante. Además, con el paso de los años me he ido cambiando, y aunque antes me gustaba la gente que vestía de colores y pegaba gritos, ahora estoy mejor con gente más tranquila y reflexiva. No digo que los empleados de las agencias de Bolsa sean gente nerviosa e irritante, sino que su trabajo les demandaba serlo. Visto con retrospectiva, ahora me sería imposible hacer algo así. Por tanto, mi relación con el mundo de la inversión y el trading fue evolucionando con el paso del tiempo. Aun así, siempre tuve claro que era algo que me gustaba.
