El Banco Central Europeo busca contentar a todos
En los últimos años, la líder del Banco Central Europeo (BCE) se ha familiarizado con el desafío de tener que “contentar a todos” y la prueba a la que se enfrentaba Christine Lagarde hoy no era distinta. Tras los importantes anuncios del último mes con respecto a la expansión de su programa de QE, el pasado jueves el BCE anunció pocas medidas importantes y no ha introducido cambios importantes en sus programas de compras de activos. Sin embargo decidió hacer más favorables las condiciones de préstamo para los bancos de la zona euro a través de su programa de Operaciones de Financiación a Largo Plazo III (TLTROs).
Cada vez le quedan menos herramientas para proporcionar más estímulos, el mensaje del BCE tenía que ser lo suficientemente tranquilizador para no generar más volatilidad en los mercados, y a la vez lo suficientemente diplomático como para apaciguar los diferentes puntos de vista en la zona euro sobre cuál es el camino político adecuado. Esta tarea se hizo aún más difícil por la rebaja de la calificación del bono soberano de Italia por parte de Fitch hasta sólo un escalón por encima del bono basura y la gran contracción en el PIB de la eurozona para el primer trimestre de este año (-3,8% intertrimestral).
Pocos cambios de la política
Con el tipo de depósito ya en -50 puntos básicos, la decisión del BCE de no reducir los tipos de interés en lo que va de año indica una fuerte reticencia a bajarlos más aún. Pero el BCE no es el único que cree que bajar aún más los tipos hacia territorio negativo tiene un valor limitado. La Reserva Federal en su reunión de la semana pasada desestimó la idea de llevar los tipos de interés a territorio negativo. El BCE se está centrando más bien en otras herramientas como principales herramientas para implementar sus políticas.
Los costes de préstamo para el programa TLTRO III se redujeron al -1%, 25 puntos básicos más bajos que en la reunión del mes pasado. El reciente estudio de préstamos bancarios del BCE mostró un aumento importante en la demanda de préstamos en toda la zona euro, a medida que las empresas buscan fondos para conseguir atravesar este periodo. En el corto plazo, también se pusieron a disposición otra serie de operaciones de refinanciación a corto plazo, probablemente como una red de seguridad a lo largo de los meses próximos. Son todas medidas positivas pero la magnitud de las compras de bonos probablemente será más importante para apoyar el gasto del gobierno para ayudar a mitigar el impacto sobre la economía.
¿Qué opciones hay?
Con los mercados centrados en la sostenibilidad de la deuda, especialmente en países como Italia, el BCE necesitará centrarse en expandir sus programas de compras de activos. Podría hacerlo elevando las cantidades de compras bajo el Programa de Compras de Emergencia por la Pandemia (PEPP). En la rueda de prensa, Lagarde sugirió que el PEPP es la herramienta preferida frente a las Transferencias Monetarias Directas (OMT), empleadas anteriormente en la crisis de deuda soberana, dado que este es un tema que afecta a toda la zona euro. También se señaló como opción extender el PEPP más allá del final de este año, dependiendo de la duración del virus.
Después de haber anunciado que aceptaría bonos que recientemente hayan pasado de alta calidad crediticia a high yield – los llamados “ángeles caídos” – como garantía para los préstamos de los bancos y que consideraría los bonos griegos aptoss para el PEPP, el BCE podría también ampliar el alcance de las compras de activos para incluir los bonos high yield. A Lagarde le faltó poco para confirmar explícitamente la próxima implementación de estas medidas, pero sí que afirmó que si hiciera falta se podría aumentar la flexibilidad del mandato del BCE.
En definitiva, está claro que el BCE necesitará aumentar las medidas de estímulo este año para asegurar que el mercado pueda digerir la avalancha de oferta de bonos que se requiere para financiar los paquetes de estímulo de los gobiernos. En esta reunión, Lagarde prefirió adoptar un enfoque de “esperar y ver” con la esperanza de que la acción gubernamental coordinada cargará con parte del peso y aliviará algo la presión sobre el banco central para salvar la situación.
Implicaciones para la inversión
Intentar encontrar el equilibrio perfecto entre anuncios de política monetaria y orientación sobre el futuro ha sido siempre muy difícil y los mercados parecen haber reaccionado negativamente a las medidas anunciadas el jueves pasado. El euro cayó en torno a un 0,3% frente al dólar y la renta variable europea también ha bajado durante el día. El diferencial de las tires del bono italiano a 10-años sobre el alemán ha sido volátil y en general se ha ampliado. Ante las expectativas del BCE de que el PIB de la eurozona pueda caer entre un 5% - 12% en 2020, las voces que exigen que el banco central actúe más decididamente sonarán cada vez con más fuerza a lo largo de los próximos meses.