Cuando todo el mundo quiere lo mismo, ya sabes lo que suele pasar: llegas tarde.
El oro brilla en titulares: +39% en dólares este año con una volatilidad del 15%. Parece fácil decir “esto había que tenerlo”. Claro… ahora que ya ha subido.
China, en cambio, sigue siendo el patito feo. Apenas asoma en los medios y todavía arrastra el tufillo de la geopolítica. Pero algunos llevamos años confiando, cuando nadie lo quería. Y ahí está la diferencia entre invertir con cabeza o con titulares.
¿Qué aporta realmente cada activo?
Oro: No es un activo de crecimiento, es un activo de cobertura. Aporta estabilidad en momentos de tensión financiera, porque no depende de beneficios empresariales ni de políticas monetarias de un país. Su función es proteger, no multiplicar. Pero ojo: cuando todo el mundo lo incorpora a su cartera, pierde parte de su capacidad de sorpresa.
China: Aquí hablamos de un mercado con crecimiento estructural, aunque castigado por la narrativa geopolítica y las dudas sobre su modelo. Cotiza con descuentos históricos frente a otras bolsas y eso da potencial de recuperación a medio/largo plazo. Pero la volatilidad y los riesgos son inevitables: es un activo ofensivo, no defensivo.
La comparación tiene sentido porque…
Ambos son activos “no OCDE”, con baja correlación respecto a las bolsas europeas o americanas.
Pero cumplen funciones opuestas:
Oro → escudo.
China → motor de riesgo y crecimiento.
Esa diferencia es clave: uno sirve para proteger, el otro para apostar. Si los metes en la misma frase como si fueran lo mismo, te pierdes lo más importante: su papel estratégico dentro de la cartera es complementario, no equivalente.
El oro tiene sentido como cobertura estructural, no como compra táctica porque “está de moda”.
China puede tener cabida como apuesta de largo plazo, siempre que no sea la única pata emergente en cartera.
Lo que no tiene sentido es entrar en ambos ahora solo porque son tendencia en prensa. Ahí es donde la manada se equivoca.
El error más común
La manada compra lo que ya ha subido. Se mueven por moda, no por estrategia. Hoy oro, mañana China, pasado Nasdaq… Y siempre acaban comprando tarde.
Yo no invierto así. Mis clientes tampoco. Porque la clave no es adivinar el próximo titular, sino tener una cartera construida con criterio. Y ahí está la diferencia entre hacer trading/timing emocional y tener una estrategia de inversión.
Reflexión final
El oro no es malo, ni China es buena per se. Lo importante es preguntarte:
¿Esto lo compro porque aporta a mi cartera?
¿O porque lo veo en todos los periódicos?
Si la respuesta es la segunda, ya sabes quién se va a llevar el dinero: el mercado, no tú.
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Antonio Jiménez Colilla
Asesor Financiero | EFPA 13.495
Gestión personalizada 24/7
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Esto no es una recomendación de inversión.
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