Qué lecciones y aprendizajes me llevo de este 2020 con mis finanzas

Qué lecciones y aprendizajes me llevo de este 2020 con mis finanzas

En mis tradiciones de fin de año, no suelo faltar a dejar por escrito las lecciones que me llevo, una reflexión sobre lo que creo haber aprendido. 

Me produce siempre una sensación curiosa, porque no siempre los resultados van de la mano con mis sensaciones. Por ejemplo, el año pasado tenía la convicción de haber hecho lo correcto, pero que la rentabilidad de mi cartera había sido floja para lo que fue el año.

1. Bien la gestión de las emociones, mal por no montar el proceso

Este 2020 casi me ha pasado al revés. Por un lado, no estoy contento porque no he implementado la automatización total de mis aportaciones a la cartera que me marqué como objetivo y conté en el post de 2019. Aquel propósito pasó al buzón del olvido casi antes que lo de adelgazar o mejorar el inglés. En parte, porque lo fui dejando las primeras semanas del año y el terremoto de la pandemia ya lo relegó a la última prioridad. Pero la realidad es que ha pasado el año y no he puesto en marcha el proceso de inversión que pretendía. Y eso no me mola.

Sin embargo, por otro lado, estoy muy satisfecho de la gestión de las emociones durante el primer trimestre y las decisiones de inversión tomadas entonces. Por supuesto, previa consulta preceptiva de mi carta para leer sólo en momentos de pánico. No sólo no vendí ninguna posición en el desplome, sino que a finales de marzo puse de nuevo en renta variable buena parte del dinero que había traspasado el año anterior a posiciones más conservadoras.

Y, además, en esas fechas realicé aportaciones extraordinarias con esa liquidez que no había puesto a trabajar en el proceso automatizado de aportaciones. Apliqué el famoso 'sé atrevido cuando otros sean miedosos'. No intenté ser el más listo y adivinar el suelo, tenía la sensación incluso de que igual me estaba precipitando y a corto plazo aquello podía seguir cayendo.  No tenía ni idea de cuándo llegaría la recuperación ni de cómo de rápida sería. Simplemente, sabía que estaba comprando en niveles que ofrecían esperanzas decentes de rentabilidad anualizada a 3-5 años. Justo al revés de lo que me pasaba un año antes.

Tuve suerte en el punto de entrada, la verdad. Y curiosamente mi año ha sido 'más rentable' que si hubiera ejecutado el plan de inversiones periódicas que me había marcado como propósito en 2019 pero, como decía antes, tengo como debe ejecutar el proceso.

2. Bien: control global de mis finanzas con foto mensual, mal demasiadas entidades

Bueno, otra cosa interensate que sí estoy contento es que ahora tengo un mayor control del conjunto de todas mis finanzas. He seguido el método de ir haciendo una foto a final de cada mes teniendo en cuenta todo: hipoteca, colchón de liquidez, cartera a medio plazo y cartera a largo plazo. Creo que es una forma bastante sencilla de ir siguiendo la evolución de tu posición. A mi me ha sido útil, vaya. De momento en un excel, excepto en la parte de seguimiento de las inversiones, que utilizo el agregador que tenemos en Finect. Este año espero cambiar el excel por una herramienta de seguimiento que estamos pergeñando en la web. Ya os contaremos.

Lo que me he dado cuenta que tengo que cambiar es que tengo demasiadas cuentas en entidades distintas, algunas con muy poco dinero. Si para mi es un follón, si un día tengo n problema de salud gordo o peor, para mi familia será un buen carajal. También me marcó como objetivo para este 2021 simplificar en este sentido.

3. Colchón de emergencias más sólido ante la incertidumbre

En la hipoteca he tomado la decisión de no amortizar más que la cuota mensual, porque este año con la revisión no voy a pagar intereses, salvo que de aquí a febrero suba con fuerza el euribor, que no lo parece. 

El colchón de emergencias lo he ampliado un pelín este año, cuando he podido, a la vista de las incertidumbres y el crecimiento familiar. De momento, buena parte del colchón la tengo retribuida incluso, aprovechando alguna oferta en cuentas y depósitos que hay en mercado. Imagino que esto desaparecerá a lo largo del año si siguen los tipos tan bajos, pero de momento algo le saco. 

En total, de mi posición financiera contando corto, medio y largo plazo, ahora mismo tengo un 51% en renta variable, un 10% en renta fija corporativa, un 35% en liquidez, un 3% en alternativos y una ridiculez muy ridícula en bitcoin, que compre casi por probar. De la cartera de inversión a largo plazo (lo que no tengo pensado tocar en 10 años o más, si la vida me va bien), básicamente me sale un 90% en renta variable y un 10% en renta fija y liquidez. Más o menos son los porcentajes que quiero tener por mi perfil de riesgo y mi situación financiera-familiar a día de hoy.

Parte de esa posición de largo plazo son planes de pensiones, en los que este año he aportado el máximo de 8.000 euros, para aprovechar antes de la bajada de la desgravación a 2.000 euros.

Ya no tengo nada en acciones individuales, todo a través de inversión colectiva. Aunque en marzo no pude evitar la tentación, casi por diversión y con muy poco dinero, de disparar a un par de valores españoles que habían vuelto a precios de hace años. Los vendí a mediados de año. Y para compensar esas plusvalías en renta he liquidado alguna pequeña posición en fondos que tenía en pérdidas. Pero todo muy menor.

Por cierto, mi distribución entre gestión activa e indexada en cartera es aproximadamente un 75%-25% ahora mismo. Ha subido un pelín la pasiva este año, pero no una barbaridad. Si por fin este año pongo en marcha el proceso que quiero montar, irá subiendo un poco más la indexada.

En fin, que este seguimiento de la posición financiera mensualizado, muy positivo y espero mejorarlo este año también con herramientas más automatizadas y menos manuales.

Resumiendo mucho: 

- Básico y muy útil tener una visión global de la posición financiera. 
- Tengo que poner en marcha sí o sí el proceso automatizado de inversiones que me marqué ya como propósito en 2019. 
- Vivimos tiempos de incertidumbre y el colchón de emergencias hay que adecuarlo a las circunstancias. Es clave para no tener que tomar decisiones precipitadas si vuelven los pánicos. Por eso lo he ampliado un poquito este año.
- Recordar siempre que cuando más nervios hay en mercado, más valiente tenemos que ser con la cartera si nuestro perfil de riesgo nos lo permite. 

En mi sección de Radio Nacional, Tarde lo que tarde, que hago los jueves a las 17.25, también compartí hace unas semanas estos aprendizajes y estos consejos, por si los queréis escuchar.

Como siempre que escribo este balance final cada año, os agradezco vuestros comentarios, sugerencias y recomendaciones. 

Aprovecho para desearos a todos un muy feliz 2021, infinitamente mejor que este que acabamos de dejar atrás, sobre todo en la salud.  Mucho ánimo a los que habeis perdido seres queridos este 2020 o habéis vivido situaciones especialmente duras.

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