No te cobran... ¡ahorras!
El otro día una clienta mía usó el término "cobrar" definiendo lo que hacen las entidades con su aportación mensual en la domiciliación de su ahorro. Mi respuesta fue muy clara: "No te cobran, tú ahorras". Y es que tenemos la impresión que es lo que sucede con nuestro dinero cuando pensamos en ahorrar-invertir, ¡¡¡que nos están cobrando!!!
En realidad nos equivocamos.
El capital sigue siendo tuyo y precisamente ese recibo hace que, dentro de unos años, tengas el dinero para conseguir tu objetivo: hacerte el viaje soñado, comprarte un pisito o una casa en la playa...
No tenemos que verlo como un gasto, porque no lo es, sino una acción que realizamos para nuestro yo del futuro.
Quizás cuando estés leyendo este artículo tengas 25, 35, 40 o 50 años. Existe una fórmula, llamada la "Fórmula Greene" que explica cuánto dinero deberíamos tener ahorrado en función de nuestra edad. Básicamente se puede resumir en lo siguiente;
- 20 años: ahorro un 25% de tu salario bruto anual.
- 30 años: se debe tener ahorrado el 100% de tu salario bruto anual.
- 35 años: ahorrado el doble del sueldo bruto anual.
- 40 años: el triple del sueldo anual actual.
- 45 años: cuatro veces tu salario bruto anual.
- 50 años: cinco veces tu salario bruto anual .
- 55 años: sies veces tu salario bruto anual.
- 60 años: siete veces el salario bruto anual.
- 65 años: cuando llegue la edad de jubilación, la persona tiene que tener una cantidad de, al menos, ocho veces su sueldo.
Y, ¿eso como se consigue? Mediante dos pasos:
Paso 1: Controlando los gastos y organizando tus entradas y salidas.
Paso 2: Ahorrando-invirtiendo cada mes una parte de nuestro ingreso para que nuestro dinero crezca más rápido.
Así que, mentalizémonos de que no nos están cobrando, sino que estamos trabajando para nuestro futuro.
En este proceso entra en juego el interés compuesto, lo que Warren Buffet define como "magia"... en el siguiente artículo te explicaré qué es y su importancia.
Yo te ayudo a planificar estos pasos, aquí estoy.
