Darwinismo social

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En Andalucía se suele decir cariñosamente a los amigos “cabrón”,  hijo de puta, mamón, etc. Quiero decir con esto que las palabras no ofenden por si misma sino por la intención con las que se dicen.

Ayer ponía aquí dos párrafos de un artículo de prensa y parece que a algunos les ha resultado ofensivo una frase concreta:  “ …esta suerte de neonazismo económico emergente donde solo los más fuertes y los propietarios parecen tener derechos.”. La palabra nazismo es algo que nos revuelve a todos si nos la dirigen personalmente, pero no entiendo que ofenda si no va dirigida a nadie.

En alguna ocasión he asemejado las teorías neoliberales actuales a las de Darwin y su selección natural de las especies, dado que propician que los más fuertes, listos y poderosos lo sean cada vez más merced a un competitivismo salvaje.

Curiosamente hoy, leyendo en la Wikipedia la entrada del Nazismo, me encuentro que ya existe hace mucho el concepto de  Darwinismo Social y que como tal  ya fue incorporado a la ideología nazi.

El Darwinismo social “Está basado en la idea de la supervivencia del más apto concebido como mecanismo de evolución social y la creencia de que el concepto darwiniano de la selección natural puede ser usado para el manejo de la sociedad humana, insistiendo en la competición (racial, nacional, de clase, etc.) por recursos naturales o diversos puestos sociales".

Por naturaleza,  la especie humana es racista, depredadora y nazi. La civilización reconduce estas tendencias. Al igual que los pecados capitales, yo sé que tengo esas tendencias en mayor o menor medida y trato de evitarlas con mi inteligencia.

Personalmente he llegado a una situación socioeconómica buena con mucho esfuerzo y trabajo y podría decir que los demás hagan lo mismo y si no que se aguanten, pero creo que ese no es el camino. Soy más favorable a la cooperación que a la competición, aunque ambas cosas son buenas en su justa medida.

Por otro lado, mi inteligencia me dice que si hay 6 millones de parados, la competencia feroz hará que los más fuertes encuentren trabajo en detrimento de los débiles, pero seguirá habiendo exactamente el mismo número de parados.

Si hay 1.000 barras de pan para repartir entre mil personas yo repartiría una para cada uno porque es lo que opino. Se puede también dejar el camión con el pan y que la turba de gente lo coja. Eso hará que los más fuertes acaparen el pan y el resto no coja nada. Cada cual que vea con cual opción se ve más cómodo, pero si está con la segunda que piense que si acapara demasiado puede que el resto reacciones violentamente. Si no se reparte adecuadamente por convicción se debería hacer al menos por inteligencia.

Nota: esto es un artículo-ensayo hecho rápidamente. Ruego que nadie se sienta aludido ni ofendido y espero que a alguien le sirva de reflexión.

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