Activos alternativos: qué son y qué tipos hay
Los activos alternativos han logrado hacerse un hueco en las carteras de muchos inversores a lo largo de los últimos años. Cada vez hay más inversores, tanto institucionales como particulares, interesados por estos vehículos de inversión. La mayoría recurren a este tipo de activos para buscar una mayor diversificación y obtener un extra de rentabilidad.
Los activos alternativos son aquellos tipos de inversión que se diferencian de los activos financieros tradicionales. Estos activos tradicionales son la inversión en acciones de Bolsa (renta variable), la inversión en renta fija (bonos, letras…) y el efectivo.
Algunos ejemplos de activos alternativos bastante conocidos en el mundo de la inversión son el capital privado, la inversión inmobiliaria y las infraestructuras. Sin embargo, también se pueden incluir aquí otros activos como la inversión en materias primas o en joyas.
Una de las características más apreciadas de los activos alternativos es que suelen comportarse de manera diferente a las acciones y los bonos. Por ejemplo, el valor de un inmueble en Madrid no está ligado al comportamiento de la Bolsa española o de las emisiones de deuda del Tesoro Público. Esto permitiría diversificar la cartera de inversiones y, en consecuencia, reducir el riesgo.
"Las principales características de estas inversiones son que sirven como diversificadores de riesgo, obtienen retornos en términos absolutos y sirven para reducir la correlación entre los mercados financieros", explican Miguel Prado Román y Paola Plaza Casado, profesores de economía en la Universidad Rey Juan Carlos en el libro Manual de inversiones alternativas.
Los activos alternativos no son una novedad en los mercados financieros, pero han experimentado un auge en los últimos años. Actualmente, las inversiones alternativas conforman una industria de 13,8 billones de dólares, según los datos de Preqin. Se prevé que alcance los 23 billones de dólares en 2026.
"Tradicionalmente, las grandes universidades, los fondos de pensiones o los grandes inversores institucionales ya destinaban una parte importante de su cartera a este tipo de activos. Ahora estamos viendo cómo los family office y los inversores privados también se están decantando por la inversión en alternativos", explicaba Joaquín Casasús, socio y director de la gestora de Abante, en un artículo publicado en la página de la gestora.
Tipos de activos alternativos:
Existen multitud de activos alternativos, pero tradicionalmente se dividen en dos categorías principales: los activos privados —donde se encuentran el capital riesgo y el capital privado— y los fondos de inversión libre —más conocidos como hedge funds—.
Activos privados
Los activos privados son un tipo de inversión alternativa que invierte en activos no tradicionales y, más en concreto, en valores que no cotizan. Son activos más complejos, ya que las valoraciones no se conocen. Además, se intercambian con menos frecuencia que las acciones o los bonos.
Capital privado (private equity)
El capital privado (private equity) supone una inversión por parte de un grupo de inversores en una empresa no cotizada, por tanto, privada. La inversión consiste en la toma de participaciones de forma temporal en el capital de esta sociedad que, en el momento de la operación, no cotiza en Bolsa.
Este tipo de inversión se suele realizar cuando la empresa ya está madura y ha superado la etapa de crecimiento inicial. Supone una fuente de financiación empresarial para la compañía invertida. Gracias a ese dinero, puede tomar decisiones sobre su negocio como expandirse geográficamente o adquirir otras empresas para crecer. El objetivo del inversor es que la empresa valga más de lo que valía cuando se realizó la inversión.
Capital riesgo (venture capital)
El capital riesgo (venture capital) es un tipo de capital privado que se suele dar en la fase de inicio de las empresas, en esa etapa en las que se las conoce como start ups. Este tipo de financiación se otorga a aquellas pequeñas compañías que tienen un gran potencial de crecimiento. Suele ser una inversión más arriesgada que la anterior, puesto que se invierte en empresas que están empezando.
Deuda privada (private debt)
La deuda privada o crédito privado (private debt) es otro tipo de financiación empresarial. Supone una alternativa al préstamo bancario tradicional para aquellas empresas que buscan financiación. Este tipo de deuda no se emite, ni se negocia, en los mercados cotizados. En este caso, el inversor no recibe una participación en el capital de la empresa, sino que presta ese dinero a cambio de un tipo de interés.
Infraestructuras
La inversión en infraestructuras supone invertir en estructuras físicas y servicios esenciales para los ciudadanos como las carreteras, los puentes y los aeropuertos, entre otros. Se trata de unas inversiones con un horizonte a largo plazo. Las empresas de este sector suelen generar flujos de caja estables y mantener contratos de explotación durante un largo periodo de tiempo. Los inversores suelen valorar de este activo que supone una fuente de rendimientos estable y menos afectada por la inflación.
Inversiones inmobiliarias
La inversión inmobiliaria directa supone la adquisición de cualquier tipo de inmueble para obtener rendimientos mediante el arrendamiento del mismo o la venta tras una reforma.
Fondos de cobertura o fondos de inversión libre (hedge funds)
Los fondos de cobertura o fondos de inversión libre, más conocidos por su nombre en inglés hedge funds, son fondos colectivos que operan principalmente en los mercados públicos e invierten en activos tradicionales, pero utilizan técnicas no tradicionales, como las ventas cortas, el apalancamiento y los derivados..
Este contenido se ha elaborado bajo un criterio editorial y no constituye una recomendación ni propuesta de inversión. La inversión contiene riesgos. Las rentabilidades pasadas no son garantía de rentabilidades futuras.