La incertidumbre política ha vuelto al Viejo Continente. El resultado de las elecciones europeas —con el auge de la extrema derecha— llevó al presidente de Francia, Emmanuel Macron, a disolver la Asamblea Nacional y convocar elecciones legislativas. Los sondeos apuntan actualmente a un victoria del partido Reagrupamiento Nacional, de Marine Le Pen, que podrí allegar al Gobierno por primera vez en su historia.
Algo más de un mes antes de los comicios, el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, había llevado a cabo un periodo de reflexión de cinco días para decidir sobre su continuidad en la presidencia tras la decisión de un juzgado madrileño de abrir diligencias contra su mujer Begoña Gómez por un presunto delito de tráfico de influencias. Entonces no había pasado ni un año desde las anteriores elecciones generales.
Finalmente, Sánchez decidió permanecer en el palacio de La Moncloa. Sin embargo, la semilla de inestabilidad política había vuelto a germinar. Las elecciones europeas en España se saldaron con la victoria de PP, más comedida de lo esperado; la mayor resistencia del PSOE; la división de la izquierda alternativa entre Sumar y Podemos; y la irrupción de la plataforma de extrema derecha Se Acabó La Fiesta, liderada por Alvise Pérez, que compitió directamente con Vox. El partido de Santiago Abascal subió en representación, pero vio mermadas sus expectativas iniciales.
Este aumento del riesgo político no gusta a los mercados financieros. "El riesgo político de España se ha mantenido alto desde las últimas elecciones generales, dado su panorama político cada vez más polarizado, como se refleja en el reciente evento de la casi renuncia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Esto podría representar un riesgo notable para las agendas de flexibilización fiscal y reducción de la deuda", ha asegurado Almudena Benedit, responsable de gestión de carteras del banco suizo Julius Baer para Iberia, en un comentario enviado a medios.
A pesar del aumento riesgo político, la economía española ha mostrado una mayor resistencia de que se esperaba. "Un factor clave es que la economía [de España] sigue mostrando resiliencia a pesar de los tipos altos y el cierto pesimismo que se cierne sobre las perspectivas de mercado de las economías europeas. La deuda sigue siendo relativamente sostenible, los balances privados se mantienen sólidos y los fondos de la UE siguen apoyando el crecimiento de la inversión privada. Sin embargo, la economía española se ve significativamente limitada por niveles de desempleo persistentemente altos y por el riesgo y la incertidumbre política", ha señalado Benedit.
La economía española creció un 0,7% en el primer trimestre de 2024 respecto al trimestre anterior, según publicó el Instituto Nacional de Estadística (INE). Un crecimiento del PIB que superó las previsiones de los mercados financieros.
"El PIB de España se fortaleció un 0,7% intertrimestral en el primer trimestre de 2024 así como en el cuarto trimestre de 2023 (+0,5% intertrimestral contra el tercer trimestre de 2023), por encima de la mayoría de sus pares europeos. A pesar de ello, el consumo interno de los hogares sigue debilitándose, debido a la desaceleración del crecimiento de los salarios, mientras que las inversiones se están recuperando en 2024, tras una segunda mitad de 2023 débil, dadas las estrictas condiciones de financiación", ha apuntado Benedit.
El equipo del banco suizo cree que la economía española se ralentizará a lo largo del año por efecto de las subidas de tipos. "Las exportaciones, que reportaron unas cifras más débiles durante el segundo y tercer trimestre de 2023, se recuperaron a medida que los aumentos de las exportaciones superaron el ritmo de las importaciones. En general, el crecimiento del PIB real se situó en 2,5% interanual en 2023 (frente al +5,8% interanual en 2022) y esperamos que este ritmo se desacelere aún más hasta el 2,2% interanual en 2024 (frente al crecimiento proyectado de la eurozona del 0,6% interanual). Además, es probable que el impacto retardado de los aumentos de los tipos de interés siga afectando a la demanda interna, dados los niveles aún elevados de deuda/PIB", ha señalado.
A raíz de la ralentización y de las subidas de tipos en otros países, los analistas creen que la inflación se moderará en los próximos meses, aunque a menor velocidad de lo esperado. "Los precios han estado en línea con las cifras previstas en los últimos meses. Esperamos un promedio anual para la inflación que se reducirá al 3% en 2024 (frente al 3,4% en 2023), debido, principalmente, a las condiciones monetarias, que siguen siendo restrictivas a pesar de que el BCE haya comenzado a recortar los tipos de interés", ha afirmado.
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