Lagarde (BCE) advierte de un crecimiento más lento de lo previsto y del impacto de las tensiones comerciales
La presidenta del BCE ha asegurado que aplicar el 'informe Draghi' es "crucial" para ganar en competitividad
La actividad económica en la zona euro decae por momentos y así lo ha expresado este jueves la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, en la rueda de prensa posterior a la decisión sobre tipos de interés. Según ha afirmado, el crecimiento de la economía está "perdiendo momentum" en el cuarto trimestre del año, pese a haber registrado un avance mejor de lo esperado -del 0,4%- en los tres meses anteriores. "La economía debería fortalecerse con el tiempo, aunque más despacio de lo previsto inicialmente", señaló.
Aunque la actividad económica registró un aumento del 0,4% en el tercer trimestre, impulsada por el consumo y el turismo, recientes señales apuntan a una desaceleración. Las industrias están contrayéndose y los servicios muestran signos de ralentización, mientras que las empresas mantienen cautela en las inversiones debido a la incertidumbre económica. Además, las exportaciones continúan débiles, reflejando desafíos en la competitividad de algunas compañías.
En este sentido, puso el foco en las fricciones comerciales, que han entrado en escena de la mano de Donald Trump y que podrían representan un riesgo para el crecimiento de la eurozona, según manifestó. "Si las tensiones comerciales no escalan, las exportaciones deberían apoyar la recuperación", afirmó. Porque, aunque considera que el aumento en la demanda global podría suponer un impulso para las compañías europeas, el escenario es incierto debido a los aranceles planteados por el nuevo gobierno republicano, en cuanto a su implementación, su impacto y a la posible respuesta de los países afectados.
Así, ahora el BCE prevé una recuperación económica más lenta que en las proyecciones de septiembre: ha vuelto a rebajar una décima su previsión de crecimiento para la eurozona este año, hasta el 0,7%, mientras que acorta en dos décimas la estimación para 2025, al 1,1%, y en una décima la de 2026, al 1,4%.
La previsión se basa, principalmente, en el incremento de las rentas reales, que debería impulsar el consumo de los hogares consumir más, así como un crédito más asequible, que a su vez también debería animar la inversión. El BCE augura además que la desaparición gradual de los efectos de la política monetaria restrictiva respaldará la mejora de la demanda interna.
"La previsión de crecimiento del BCE todavía parece algo optimista, en un 1,1% para 2025, en comparación con nuestras propias expectativas de un crecimiento inferior al 1%", señalan desde Fidelity International, una discrepancia que atribuyen a "la incapacidad del BCE de incorporar suposiciones sobre las políticas de Trump, incluidas las tarifas, hasta que se implementen".
Aplicar el 'informe Draghi' es "crucial"
Con esta proyección económica, Lagarde instó a los gobiernos de la región comunitaria a implementar políticas que fortalezcan la economía de la eurozona y, para ello, considera que el 'informe Draghi', que ofrece una hoja de ruta para que la Unión Europea recupere su fortaleza económica, es el manual a seguir. "Es crucial seguir rápidamente con políticas concretas y ambiciosas las propuestas de Mario Draghi para mejorar la competitividad", planteó.
También celebró el análisis de la Comisión Europea sobre los planes fiscales y estructurales a medio plazo de los Estados miembros, pero insistió en la necesidad de ejecutar estos compromisos "plenamente y sin retraso". Según explicó, ello permitirá reducir los déficits fiscales mientras al tiempo que se da prioridad al crecimiento económico.
"El banco central deberá transitar por tiempos difíciles, lidiando con un desafío adicional: una crisis de liderazgo en el centro mismo de la eurozona", ha comentado Virginia Pérez, directora de inversiones de Tressis.
La inflación, por el buen camino
La buena noticia ha venido ligada a la inflación, cuya evolución "va por el buen camino" para alcanzar el objetivo del 2% fijado por el Banco Central Europeo. Según indicó, en esta última reunión de 2024 han coincidido en que, si bien todavía no han "cumplido su misión", sí consideran que la inflación está "realmente encaminada hacia 2% a medio plazo", lo que les dió la confianza para acometer el recorte de 25 puntos básicos.
En este sentido, preguntada sobre si habían estado sobre la mesa una rebaja mayor, reconoció que sí hubo debate en torno a la posibilidad de considerar un recorte de 50 puntos básicos, pero que "el consenso general fue que la decisión adecuada era optar por una reducción de 25 puntos básicos".
El proceso de desinflación seguirá avanzando y, en consecuencia, el BCE mejora en una décima sus previsiones de inflación media para 2024 y 2025, hasta el 2,4% en este ejercicio y el 2,1% el próximo. La inflación media prevista de 2026 se mantiene en el 1,9 %. Lagarde destacó que, pese a estos avances, es esencial mantener la vigilancia sobre los riesgos que podrían obstaculizar este progreso, incluyendo los costes energéticos y, de nuevo, las tensiones en el comercio global.
Lagarde declaró que el actual tipo de interés oficial del 3% seguiría siendo restrictivo e indicó que las anteriores estimaciones de los expertos habían considerado una horquilla del 1,75-2,5% para el tipo neutral. Desde J. Safra Sarasin Sustainable AM no ven indicios de que un recorte de tipos de 50 puntos básicos se haya vuelto más probable: "Seguimos esperando cuatro recortes de tipos de 25 puntos básicos en las próximas cuatro reuniones de política monetaria, hasta un nivel del 2,0% en junio", ha analizado Karsten Junius, economista jefe de la firma.
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