Recado a Italia de los gigantes de la gestión de activos: las reformas del mercado de capitales no gustan
A finales de marzo entró en vigor la Ley de Mercados de Capitales de Italia con una serie de medidas con las que el gobierno de Giorgia Meloni pretende incentivar la inversión en la Bolsa italiana. Sin embargo, la reacción está siendo la contraria a la buscada, al menos entre algunos de los principales actores del mundo financiero.
La Red Internacional de Gobernanza Corporativa (ICGN), que aglutina a multitud de gestoras internacionales de activos entre las que se encuentran gigantes como BlackRock, Fidelity International, Vanguard, JPMorgan AM, Goldman Sachs, Amundi o AXA, ha lanzado una advertencia al gobierno italiano expresando serias reservas hacia la nueva normativa ya en marcha, así como hacia la reforma de la Ley Consolidada de Finanzas ('TUF'), actualmente a debate.
El objetivo del gobierno italiano es dotar al mercado de una mayor agilidad y un mayor atractivo, evitando casos como el de Exor, el holding de la familia Agnelli. En 2022 esta sociedad trasladó su cotización de la bolsa de Milán a Euronext Ámsterdam, motivada en parte las condiciones más favorables que el régimen holandés ofrece para empresas controladas por familias, como los derechos de voto múltiples, algo que Italia busca contrarrestar con sus nuevas reformas.
Los gigantes de la gestión de activos no piensan lo mismo y en una carta fechada el 16 de agosto y recogida ayer lunes por el Financial Times advierten de que el riesgo es que Italia termine creando un entorno menos atractivo para el capital internacional. Y teniendo en cuenta que en conjunto esta organización gestiona alrededor de 77 billones de dólares en activos, no es una cuestión baladí.
La misiva, dirigida a Federico Freni, subsecretario del Ministerio de Economía y Finanzas italiano, concentra las críticas en los cambios sobre los derechos de voto de los accionistas y la introducción de juntas de accionistas "a puerta cerrada". Los inversores institucionales señalan que estas modificaciones podrían erosionar los estándares de gobernanza corporativa en Italia y reclaman una reunión con el Gobierno de Meloni y/o el grupo de trabajo de la 'TUF' para "intercambiar puntos de vista sobre las medidas que pueden contribuir a fomentar la competitividad del mercado italiano respetando los derechos de los accionistas".
Así, el cambio en la forma de elegir a los miembros de los consejos de administración -con una votación en dos etapas y una lista de candidatos ampliada presentada por los consejos salientes- podría resultar en una mayor complejidad y reducir la transparencia del proceso.
La segunda gran preocupación radica en la posibilidad de permitir que las juntas de accionistas se celebren sin la presencia física de los inversores, una medida instaurada inicialmente como respuesta a la pandemia, pero que el gobierno de Meloni hace permanente en su reforma. "Esto limita significativamente la capacidad de los accionistas, especialmente de los minoritarios, para interactuar con los consejos y la dirección (especialmente en propuestas polémicas), ver el material presentado en la junta, hacer preguntas sin moderador y hacer declaraciones desde la sala", incide el comunicado.
Otro punto que ha generado inquietud es la introducción de derechos de voto múltiples, que otorgan mayor poder a algunos inversores, lo que anticipan que podría crear desigualdad entre los accionistas. La ICGN ha pedido que se mantenga el principio de "una acción, un voto", una práctica considerada como esencial para evitar que los grandes accionistas monopolicen las decisiones corporativas.
"A medida que avanzan los debates sobre la reforma del TUF, animamos a los responsables políticos a 1) mantener el actual sistema de elección de directores, 2) promover el principio de "una acción, un voto", 3) fomentar las JGA híbridas en lugar de las JGA 'a puerta cerrada'", detallan las grandes gestoras internacionales.
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