La incertidumbre sigue presente, pero las perspectivas son más positivas de lo que lo eran hace un par de meses. En su reunión de este jueves 5 de junio, el Banco Central Europeo (BCE) ha enfatizado la buena marcha del proceso desinflacionista y ha reducido su nivel de alarma sobre el impacto de las tensiones comerciales. Además, mantiene su previsión de crecimiento para 2025, mostrando confianza en la resiliencia de la economía europea. Tras este nuevo recorte, el BCE encara el inicio del verano de forma más relajada y todo apunta a que toca descanso en las bajadas de tipos.
Con esta anticipada reducción en 25 puntos básicos, y con los tipos en su nivel actual, "creemos que estamos en una buena posición para afrontar las condiciones inciertas que se avecinan", ha planteado la presidenta del BCE, Christine Lagarde, en su comparecencia.
En abril, el BCE advertía de que las tensiones comerciales estaban deteriorando las perspectivas de crecimiento. Ahora, aunque todavía reconoce que "la incertidumbre sobre las políticas comerciales afectará a la inversión y a las exportaciones, especialmente a corto plazo", el análisis es más calmado. "La preocupación de que un aumento de la incertidumbre y una respuesta volátil de los mercados a las tensiones comerciales de abril tuvieran un efecto restrictivo en las condiciones de financiación ha disminuido", señala el comunicado del Consejo de Gobierno del BCE.
Inflación bajo control pero con incertidumbre
El BCE ha revisado a la baja sus previsiones de inflación para 2025 y 2026, de la mano de la caída de los precios energéticos y la apreciación del euro. Las nuevas proyecciones del BCE estiman que la inflación general será del 2% en 2025, 1,6% en 2026 y 2% en 2027, lo que supone una revisión a la baja de tres décimas respecto a las previsiones de marzo. La inflación subyacente, por su parte, también se enfría ligeramente: se situará en el 2,4 % en 2025 y bajará hasta el 1,9% en 2026 y 2027.
"La inflación se sitúa actualmente en torno al objetivo del Consejo de Gobierno del 2% a medio plazo", señala el BCE, en línea con el dato del 1,9% interanual registrado en mayo.
No obstante, a pesar de que el escenario base ha mejorado, el BCE reconoce explícitamente que la evolución futura de la inflación está sujeta a mayor incertidumbre. "La perspectiva de inflación es más incierta de lo habitual", admitió Lagarde, subrayando que el BCE sigue evaluando escenarios alternativos ante posibles cambios en el contexto global.
En concreto, el BCE destaca que, "en un contexto de elevada incertidumbre", ha desarrollado escenarios ilustrativos en los que una escalada de las tensiones comerciales llevaría el crecimiento y la inflación por debajo del escenario base. En cambio, una resolución positiva de dichos conflictos podría mejorar ambos indicadores.
Las expectativas también son moderadamente optimistas en cuanto al crecimiento. El comunicado admite que "los riesgos para el crecimiento están sesgados a la baja". La economía ha resistido mejor de lo esperado en el primer trimestre, el consumo muestra signos de recuperación y la inversión pública empieza a actuar como colchón frente a los riesgos globales.
El crecimiento del PIB se mantiene en el 0,9% previsto para 2025, aunque el BCE aclara que este dato oculta un primer trimestre mejor de lo previsto y una segunda mitad del año más débil. A medio plazo, se confía en el impulso de la inversión pública en defensa e infraestructuras, así como en el aumento de las rentas reales y el empleo, como estabilizadores del crecimiento. "Estas condiciones deberían reforzar la capacidad de resistencia de la economía frente a las perturbaciones mundiales", afirma el BCE.
El cambio de ciclo que viene
Con este contexto más favorable, y tras ocho bajadas consecutivas, Lagarde ha insinuado que se aproxima el cierre de un ciclo excepcional de política monetaria. Aunque mantiene su enfoque dependiente de los datos y no se compromete con ninguna senda concreta de tipos, podemos esperar una pausa en los recortes en los próximos meses.
En palabras de la presidenta del supervisor de la banca europea: "Creo que con el recorte de hoy y el nivel actual de los tipos de interés, nos estamos acercando al final de un ciclo de política monetaria que respondía a una serie de shocks acumulados, incluyendo el Covid, la guerra ilegítima en Ucrania, la crisis energética… Pero ahora estamos en un momento diferente, con actores diferentes, socios diferentes, políticas diferentes… y seguiremos analizando, midiendo y asegurándonos de cumplir con nuestro objetivo del 2% a medio plazo".
La próxima reunión del Consejo de Gobierno del BCE se celebrará el 18 de julio. Hasta entonces, los mercados permanecerán atentos a la evolución de los datos macroeconómicos y a cualquier señal que confirme si el banco central da por concluido el ciclo de recortes o si aún queda margen para ajustes adicionales en su hoja de ruta hacia la estabilidad de precios.
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