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Cuatro cuestiones clave de cara a las elecciones estadounidenses
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Cuatro cuestiones clave de cara a las elecciones estadounidenses

Este será el mayor año electoral de la historia en todo el mundo. Setenta y seis países, con un total de aproximadamente 4.400 millones de habitantes, celebrarán elecciones en 2024.

Algunas ya han tenido lugar. El mes pasado, Taiwán eligió a un candidato independentista que podría deteriorar aún más las tensas relaciones con China. Otras están prácticamente decididas. Por ejemplo, nadie espera que el presidente ruso Vladimir Putin vaya a tener problemas para ganar las elecciones el próximo 17 de marzo.

Y luego están las elecciones que tendrán a todo el mundo en vilo: el 5 de noviembre se celebrarán las elecciones estadounidenses, en las que habrá que elegir al presidente, al vicepresidente, a 34 escaños del Senado y a los 435 miembros de la Cámara de Representantes. Ese mismo día también se disputarán numerosos cargos estatales y locales y se votarán importantes iniciativas.

Más de la mitad de la población mundial podría votar en 2024

Fuente: Capital Group, Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral, Banco Mundial. Las cifras de población para 2024 se basan en los datos más recientes del Banco Mundial. Información a 9 enero 2024

En un entorno como el actual, son cuatro las cuestiones que, en nuestra opinión, determinarán el resultado de la que podría convertirse en una de las elecciones estadounidenses más importantes de esta generación:

1. «Sigue siendo la economía, estúpido»

Tomando prestada una frase de la campaña electoral de 1992, las elecciones de 2024 también van a estar dominadas por las cuestiones económicas. ¿Nos dirigimos hacia una recesión? ¿Cuándo va a normalizarse la inflación? ¿Recortará la Reserva Federal los tipos de interés? ¿Ha mejorado o ha empeorado nuestra situación financiera tras la pandemia?

Para el presidente Joe Biden, que probablemente tenga que enfrentarse al anterior presidente del país, Donald Trump, los últimos indicadores económicos son favorables. La economía estadounidense, según el producto interior bruto, creció un 3,1% durante el pasado año, muy por encima de las expectativas. La inflación ha caído desde el 9,1% que se registraba en verano de 2022 al 3,4% el pasado mes de diciembre. Y la renta variable estadounidense ha marcado una serie de nuevos máximos históricos en lo que va de año.

Por su parte, la oposición podría poner el foco en las subidas de precios de los alimentos, los elevados precios de la vivienda y el creciente nivel de deuda nacional. El temor a una recesión inminente parece haber remitido, pero numerosos indicadores económicos continúan apuntando en esa dirección.

Nos puede parecer justo o no, pero lo cierto es que los presidentes estadounidenses ganan o pierden las elecciones en función de la percepción que tienen los ciudadanos sobre la economía. Tanto en el caso de Herbert Hoover en 1932, que cayó como consecuencia de la Gran Depresión, como en el de Jimmy Carter, que perdió las elecciones de 1980 por la crisis económica de finales de la década de 1970, los asuntos que afectan al bolsillo son los que suelen acabar determinando el resultado de las elecciones. Lo más probable es que esta vez vuelva a ocurrir.

2. Todo se decidirá en unos cuantos estados

En la lucha por el control de la Casa Blanca, el Senado y la Cámara de Representantes, es muy probable que los resultados vuelvan a estar muy ajustados en los estados clave. La victoria podría quedar determinada por un margen muy estrecho. Y gane quien gane, ya sea el Partido Demócrata o el Partido Republicano, lo más seguro es que haya numerosas denuncias por prácticas desleales, peticiones de recuento de votos e impugnaciones ante los tribunales. Hay muchas posibilidades de que no conozcamos el resultado de algunas de las votaciones, incluidas las presidenciales, hasta varios días después de las elecciones.

Lo cierto es que el país está dividido en dos, algo que resulta especialmente evidente si nos fijamos en la composición actual del Congreso. Los republicanos controlan la Cámara de Representantes por una mayoría de tres escaños. Los demócratas y los independientes controlan el Senado por un escaño. En las últimas elecciones presidenciales, si 45.000 de los votos emitidos en tres estados hubieran ido en otra dirección, Trump sería el actual presidente de Estados Unidos.

El electorado estadounidense está dividido en dos, igual que el Congreso

Fuente: Capital Group, 270toWin, Cook Political Report, Oficina del Secretario de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos. El número de distritos disputados es el número total de las próximas elecciones a la Cámara de Representantes definidos por 270toWin como «alta probabilidad», «ligera preferencia», «sesgo» o «impredecibilidad», basándose en las estimaciones de consenso actuales procedentes de ocho fuentes de encuestas, como Cook Political Report, FiveThirtyEight, Inside Elections, Fox News, Politico, Split Ticket, Elections Daily y Sabato's Crystal Ball. Información a 22 enero 2024.

Los estados en los que el resultado va a estar especialmente reñido son los mismos que en 2020. En esta ocasión, los estados clave son Arizona, Georgia, Michigan, Pensilvania y Wisconsin. Estos son los tradicionales estados bisagra que pueden votar en una u otra dirección. Los otros dos estados, Carolina del Norte y Nevada, también han estado muy disputados en los últimos años, por lo que suelen incluirse en la lista de estados a los que hay que prestar especial atención.

Una vez más, un puñado de estados y un número reducido de votos podrían resultar cruciales para el resultado. Menos de 100.000 personas van a decidir quién será el próximo presidente de Estados Unidos.

3. La política fiscal tendrá un gran impacto a largo plazo

Los principales recortes fiscales que se aprobaron durante el mandato de Trump se revisarán en 2025. Que se prorroguen o se eliminen dependerá en gran medida de quién controle la Casa Blanca y el Congreso tras las elecciones de 2024.

La reforma fiscal estadounidense de 2017 (Tax Cuts and Jobs Act) introdujo importantes cambios en el código fiscal, que se tradujeron en una reducción de impuestos a los ciudadanos y las empresas. Según algunos cálculos, se prevé que estos cambios reduzcan los ingresos federales en casi 1,5 billones de dólares en diez años. Sus defensores señalan que impulsan el crecimiento económico, mientras que los detractores argumentan que aumentan la deuda nacional.

Lo más probable es que un segundo mandato de Trump, con el respaldo de un Congreso de mayoría republicana, prorrogue las principales disposiciones de la ley, mientras que un gobierno de Biden podría buscar otras alternativas, como subidas de impuestos a empresas y particulares, si bien Biden se ha comprometido a no subir los impuestos a las personas que ganen menos de 400.000 dólares al año.

Además, en la primavera de 2025 se examinará de nuevo el límite de la deuda estadounidense, lo que volverá a ejercer presión sobre las iniciativas fiscales y de gasto. La deuda nacional alcanzó un nuevo máximo de 34 billones de dólares a finales de 2023.

El déficit anual y la deuda nacional son hoy muy superiores a los niveles que se registraban cuando Trump llegó al poder en 2016, por lo que ninguno de los dos partidos lo tiene fácil en este sentido. Las reformas de los tipos impositivos y de los programas de ahorro para la jubilación suelen estar sobre la mesa independientemente del partido que gobierne. El sector de la jubilación suele estar en el punto de mira cuando Washington busca formas de recaudar dinero, por lo que estaremos especialmente atentos cuando los candidatos a la presidencia desvelen sus propuestas económicas.

4. No permita que la política arruine su plan de inversión

Durante la campaña electoral no solo se hablará de cuestiones políticas, sino también de inmigración, aborto, cambio climático y comercio internacional, entre otras. En el ámbito de las relaciones internacionales, oiremos hablar de las guerras de Ucrania y Oriente Próximo, así como del aumento de las tensiones entre Estados Unidos y China.

Todo ello podría provocar un cierto grado de volatilidad de los mercados, especialmente a medida que nos acerquemos al 5 de noviembre. Los mercados odian la incertidumbre, y eso es precisamente lo que podrían traer consigo estas elecciones. Pero no podemos olvidarnos de algo importante: a largo plazo, si nos remontamos hasta la década de 1930, la renta variable estadounidense casi siempre ha subido hacia el final del mandato de un presidente con respecto al nivel registrado al inicio del mandato, independientemente del partido político.

La renta variable ha subido independientemente del partido que ganara las elecciones

Fuente: Capital Group, RIMES, Standard & Poor's. El gráfico muestra el crecimiento de una inversión hipotética de 1.000 dólares realizada el 4 marzo 1933 (fecha de la primera toma de posesión de Franklin D. Roosevelt) hasta el 31 diciembre 2023. Las fechas de control se basan en las fechas de inauguración. Los valores se basan en las rentabilidades totales en USD. Las rentabilidades obtenidas en el pasado no garantizan rentabilidades futuras.

No permita que la política interfiera en sus decisiones de inversión. Si la sorprendente victoria de una estrella de la televisión llamada Donald Trump frente a Hillary Clinton en 2016 le llevó a posicionar su inversión en efectivo, eso lo valió durante un día, pero le hizo perderse cuatro años de sólidos resultados.

Por el contrario, si le molestó que un organizador comunitario llamado Barack Obama fuera elegido presidente en 2009, en el momento álgido de la crisis financiera, y decidió salir del mercado, tuvo razón durante unas seis semanas. Después, se perdió uno de los mayores mercados alcistas de la historia de Estados Unidos.

Tal y como siempre se ha dicho, la mejor estrategia no es tratar de anticipar cuál es el mejor momento para entrar y salir de los mercados, sino mantener su inversión en el tiempo.


John Emerson es Vice-chairman de Capital Group International, Inc. John tiene 19 años de experiencia en la industria (al 31/12/19), todos con Capital Group. Fue embajador de los Estados Unidos en Alemania de 2013 a 2017. Antes de eso, fue Presidente de Servicios a Clientes Privados de Capital Group.ends.

Reagan Anderson es Vicepresidente Senior de Relaciones Gubernamentales en Capital Group. Tiene 19 años de experiencia en la industria (a partir del 31/12/19) y ha estado con Capital Group desde 2015. Antes de unirse a Capital, trabajó como vicepresidenta senior de asuntos del congreso en la Asociación de Banqueros de Consumidores en Washington, D.C.


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