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Invertir en el espacio: ¿es el momento de alcanzar las estrellas?
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Invertir en el espacio: ¿es el momento de alcanzar las estrellas?

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A medida que las nuevas tecnologías están disponibles en línea, los inversores podrían empezar a cosechar los frutos de la inversión en la industria espacial, afirma el estratega de inversiones de BNY Mellon George Saffaye

Ha comenzado una nueva era espacial. Según la publicación comercial Spaceflight Now, los 114 intentos de lanzamiento en 2020 empataron con 2018 en el mayor número de lanzamientos orbitales a nivel mundial desde 1990, cuando los presupuestos militares de la época de la Guerra Fría ayudaron a impulsar más misiones en órbita.

Para el estratega de inversión global de BNY Mellon, George Saffaye, el mayor número de lanzamientos resulta interesante desde el punto de vista de la inversión.

“Esperamos que la economía espacial crezca entre un 6 y un 8% o más en la próxima década, impulsada por la rápida caída de los costes de lanzamiento, especialmente a medida que avancemos hacia la comercialización del espacio, donde las empresas privadas/públicas se implicarán mucho más”, señala. “La creciente demanda proporcionará una plataforma para que los desarrolladores de cohetes reutilizables sigan mejorando sus productos, reduciendo aún más los costes”.

Y añade que, con el tiempo, el acceso más barato al espacio debería permitir el florecimiento de otras empresas. De hecho, algunas estimaciones indican que la industria espacial mundial podría generar unos ingresos de un billón de dólares o más en 2040, frente a los 350.000 millones de dólares actuales1. “En los próximos años, creemos que las inversiones se ampliarán más allá de la defensa nacional y de la provisión de acceso a Internet por satélite a poblaciones y geografías sin servicio”, comenta.

Entonces, ¿qué áreas podrían estar maduras para la inversión? Según Saffaye, hay tres ejes principales de innovación comercial: la tecnología de lanzamiento, el turismo y la hipersónica.

Tecnología de lanzamiento: arriba y lejos

A medida que la tecnología se hace más omnipresente, dice Saffaye, nuestra dependencia de los satélites no hará más que aumentar, ya que aprovechamos estos sistemas para todo, desde la agricultura hasta el acceso a Internet, pasando por los datos de la cadena de suministro, así como la vigilancia medioambiental y mucho más.

Mientras tanto, la reducción de los costes de los propios satélites, así como la disminución de los costes de lanzamiento, significa que cada vez más empresas considerarán la posibilidad de crear sus propias redes y constelaciones de satélites. “Lanzar y mantener los satélites y sus redes es solo una parte de la oportunidad”, explica Saffaye. “Esperamos ver una oportunidad creciente en el floreciente ecosistema de apoyo, desde los suministros de materiales y equipos, hasta los datos y análisis basados en el espacio”.

Vacaciones al sol

Según Saffaye, el turismo espacial es otra área potencial de oportunidades. Esto podría centrarse en el turismo espacial orbital, suborbital y lunar. Hasta la fecha, solo Rusia ha ofrecido este tipo de servicio (a la Estación Espacial Internacional (ISS), con un coste de entre 20 y 25 millones de dólares por cosmonauta), pero esta práctica finalizó en 2010 debido a la necesidad de contar con tripulaciones más numerosas en la ISS y con mayores tripulaciones de expedición en general.

En la actualidad, los viajes suborbitales son el objetivo de varias empresas, algunas con planes ya muy avanzados. Los costes podrían ascender a más de 200.000 dólares por pasajero y se prevén tiempos de espera de un año cuando se realicen los primeros vuelos.

Más rápido que una bala

El último ámbito de innovación destacado por Saffaye es el hipersónico. En este caso, el diseño de nuevas aeronaves podría ocasionar la resurrección del vuelo hipersónico en vuelos comerciales. “Mientras que gran parte de eso terminó cuando el Concorde se retiró hace más de una década, ahora hemos avanzado las tecnologías desde el diseño hasta la construcción, y también se han solucionado problemas clave como los estampidos sónicos”, afirma. “Eso significa que la pista está despejada para que los vuelos hipersónicos transformen aún más los viajes, ya que los tiempos de vuelo se reducen drásticamente y la utilización del tiempo aumenta considerablemente”.

1 Morgan Stanley: “El espacio: Invertir en la última frontera”, 24 de julio de 2020.
Información Importante
https://www.bnymellonim.com/outlook/global-disclosure
GE567903   Exp. 19 Nov. 2021
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