Elecciones en Estados Unidos: los demócratas toman el control del Senado
Tras la victoria de los demócratas en el Senado en la segunda vuelta en Georgia, esta situación genera un equilibrio de 50/50 en los escaños del Senado y, por consiguiente, otorga el control a los demócratas, gracias al voto de calidad de Kamala Harris. Tras la victoria de Joe Biden en las elecciones presidenciales de noviembre y con el dominio de los demócratas en el Congreso, el control del Senado se había mantenido en el aire debido a que ningún candidato al Senado por Georgia había logrado superar el 50% de los votos necesario en primera ronda.
Este resultado mejora claramente las perspectivas de nuevos estímulos a corto plazo para la economía estadounidense. Tras la aprobación de un paquete de estímulo por valor de 900.000 millones de dólares a finales de diciembre, probablemente los demócratas concederán prioridad inmediata a un nuevo aumento de la factura del gasto. Esto podría incluir una tercera ronda de cheques de estímulo dirigidos a los hogares de rentas bajas y medias, así como un necesario respaldo a los gobiernos estatales y locales. A medio plazo, probablemente el gasto en infraestructuras obtendrá un apoyo bipartidista con independencia de la composición del Senado, aunque ahora es posible que los demócratas consigan aprobar un paquete más generoso para infraestructuras a través del proceso de conciliación presupuestaria.
El resultado también favorecerá a las ambiciones del presidente electo, Joe Biden, en materia de cambio climático. Ya se han previsto acciones significativas con independencia del control del Senado. Así, por ejemplo, se ha puesto de relieve la re-adhesión al Acuerdo de París como prioridad inmediata y se prevén unas normas más estrictas con respecto a las emisiones de combustibles. Puede que ahora sea posible impulsar nuevas ayudas para la producción, transmisión y el transporte de energías renovables, y también se podrían esperar subidas de los impuestos energéticos. Asimismo, puede que se consiga más fácilmente la confirmación por parte del Senado de algunos nombramientos clave del Gabinete.
Un dominio, pero no arrollador, de los azules
Otras partes de la agenda demócrata siguen encontrando importantes obstáculos como consecuencia del delicado equilibrio de poder. La política fiscal ha concentrado claramente la atención del mercado, debido al compromiso de la campaña de Biden de subir los tipos del impuesto de sociedades del 21% al 28%, retrocediendo así la mitad del recorte aplicado a este gravamen por el presidente Trump a finales de 2017. A pesar de que creemos posible que Biden aplique alguna subida de impuestos más avanzado su mandato, es poco probable que se produzcan cambios a corto plazo teniendo en cuenta la frágil salud de la economía del país. Sin embargo, tras los resultados de las elecciones en Georgia, es menos probable que se amplíen las disposiciones de la Ley de Empleos y Reducción de Impuestos (TCJA) de 2017.
La «regla del filibusterismo», que básicamente exige el acuerdo de 60 senadores para aprobar legislación no relacionada con los presupuestos, podría obstaculizar los intentos de una reforma política más amplia. Parece poco probable una reorganización de escala del sistema sanitario, aunque es posible que el control del precio de los fármacos obtenga el apoyo de ambos bandos del espectro político. Por lo que respecta a los gigantes tecnológicos (las denominadas «big tech»), la tendencia sigue apuntando a un entorno regulador más estricto, aunque no está claro que una revisión normativa de escala vaya a obtener un apoyo unilateral entre los demócratas, y cabe esperar que se encuentre con la oposición de los republicanos dada la diversidad de opiniones entre los partidos por lo que respecta a la regulación tecnológica.
Implicaciones para el mercado
Ya estaba claro que la economía estadounidense se beneficiaría de forma significativa de estímulos políticos en 2021, pero el
resultado de las elecciones de Georgia afectará al canal por el que se obtendrán estos respaldos. Ahora parece probable que unos estímulos fiscales agresivos soporten una mayor carga, aliviando en cierto modo la presión sobre la Reserva Federal.
Por lo que respecta al mercado de bonos, el aumento de las expectativas de gasto público ejerce una presión al alza sobre las tires de los bonos del Tesoro a más largo plazo, lo que estaría justificado sobre todo por el aumento de las expectativas de inflación. Observamos un mayor margen para que los tipos suban y las curvas de tipos se pronuncien cuando se consolide la recuperación, aunque la evolución de la pandemia seguirá siendo un determinante clave. La adopción por parte de la Reserva Federal de un objetivo de inflación media también es un factor importante. A pesar de que en general, dada la composición del Senado, ahora esmenos probable una nueva expansión de la política monetaria, el listón para que el banco central elimine los estímulos de su política está extremadamente alto. Cabe esperar que esto limite tanto el alcance como la velocidad de la subida de las tires, lo que pone de relieve la necesidad de que los inversores busquen rentas fuera de los bonos de deuda pública convencionales.
Por lo que respecta a la renta variable, un entorno de subida moderada de las tires de los bonos de deuda pública y la mejora de las perspectivas de crecimiento a corto plazo deberían favorecer a los sectores de valor y al segmento de pequeña capitalización en términos relativos. La subida de los tipos de interés no solo beneficiará a los títulos financieros del estilo de valor, sino que también puede que contribuya a estrechar la brecha de valoración existente entre los sectores de crecimiento y valor, después de que la rebaja de los tipos de interés disparase las valoraciones de los títulos de crecimiento en 2020. En términos regionales, un repunte de los sectores de valor podría beneficiar a los mercados de orientación más cíclica como Europa.
Las implicaciones para el dólar estadounidenses están menos claras. En teoría, la subida de las tires de los bonos y la mejora de las perspectivas de crecimiento en comparación con el resto del mundo deberían favorecer al billete verde, aunque es posible que estos factores de impulso se vean contrarrestados por el impacto del aumento del gasto público sobre el déficit del país.
En el caso de los mercados emergentes, el resultado de las carreras por los escaños del Senado no es tan importante. Las relaciones entre EE. UU. y China seguirán siendo un factor clave, aunque la Administración estadounidense dispone de un amplio margen para sentar las pautas de estos debates sin necesidad del apoyo del Senado.