¿Qué supone la presidencia de Biden para la agenda climática global?
La elección de Joe Biden ha generado expectativas de aumento del impulso global de la lucha contra el cambio climático. La adopción de medidas para combatir el cambio climático y sus efectos fue una de las principales promesas electorales de Biden y, según los sondeos a pie de urna, el principal motivo por el que el 74% de sus votantes se decantaron por él.1 Un mayor control del Senado concede más libertad al Partido Demócrata a la hora de implementar su programa (climático), si bien aún tendrán que llegar a acuerdos, dado que se encuentran bastante por debajo de los 60 escaños necesarios para aprobar sin dificultades las leyes más importantes. Además, cabe destacar que los grupos empresariales presionarán activamente al Congreso para que se oponga a las leyes que consideren menos aceptables.
Propuestas de Biden contra el cambio climático
En su plan para una revolución de energía limpia y justicia ambiental, el presidente Biden dejó claros sus principales objetivos en lo que se refiere a la lucha contra el cambio climático, entre los que se cuentan los siguientes:
1. «Unir al resto del mundo para enfrentar la amenaza del cambio climático». El presidente ha declarado que volver a adherirse al Acuerdo de París será una prioridad desde su primer día de mandato. Asimismo, pretende integrar por completo las medidas contra el cambio climático en las políticas exteriores y comerciales de EE. UU., de forma que todos los grandes países se fijen aún mayores objetivos en la lucha contra el cambio climático a nivel nacional. Desde la perspectiva de la política climática global, un mayor apoyo de EE. UU. podría resultar decisivo, dado que este territorio es el segundo mayor emisor de CO2 del planeta y la intensidad de carbono2 de su economía triplica la media mundial. La forma de colaborar del presidente con la comunidad internacional debería quedar más clara tras la COP26, la conferencia de la ONU sobre el cambio climático, que tendrá lugar en Glasgow en noviembre. Es posible que en dicha conferencia se llegue a alcanzar un nuevo acuerdo climático de gran envergadura. Una posibilidad que los inversores deben considerar es que Biden haga de las políticas climáticas un punto clave en relación con las constantes tensiones comerciales con China.
2. «Asegurar que EE. UU. logre una economía de energía limpia al 100% y alcance
emisiones netas cero a más tardar en 2050». La promesa de Biden de reducir a cero la huella neta de carbono para 2050 ya la han hecho más de 110 países3, lo que representa más del 50% del PIB mundial y las emisiones de dióxido de carbono. A fin de lograr este objetivo y garantizar que EE. UU. se convierta en una economía basada al 100% en la energía limpia, Biden planea, entre otras medidas políticas, efectuar grandes inversiones públicas (400.000 millones de USD) en investigación y desarrollo (I+D) de proyectos relacionados con la energía y el clima, un ámbito en el que EE. UU. queda rezagado si se compara con Europa y China (véase el GRÁFICO 1).
3. «Construir una nación más fuerte y con más resiliencia». Además de apoyar la I+D, Biden ha prometido llevar a cabo inversiones significativas en infraestructuras de bajas emisiones de carbono, comprometiéndose a cumplir con «una inversión federal de 1,7 billones de USD durante los próximos diez años, aprovechando las inversiones adicionales del sector privado, así como las inversiones a nivel local y estatal, de forma que el total sume más de 5 billones de USD». Este es, con toda probabilidad, el aspecto del plan contra el cambio climático de Biden que más entusiasmo ha generado en EE. UU., ya que existe un consenso bipartito en torno a la necesidad de invertir en infraestructura. La Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles (ASCE) estima4 que, para acabar con su brecha de inversión, EE. UU. «debe aumentar la inversión a todos los niveles gubernamentales y del sector privado del 2,5% al 3,5% del PIB estadounidense para 2025». El gasto en infraestructura formará parte de una agenda más amplia de política fiscal laxa a fin de promover la recuperación posterior a la crisis provocada por la COVID-19.
Además de estos compromisos principales en lo relativo a la lucha contra el cambio climático, otros aspectos del programa de Biden podrían respaldar aún más la agenda de sostenibilidad. Por ejemplo, las modificaciones de la ley de seguridad sobre los ingresos por jubilación de los empleados (ERISA Act) podrían redirigir los flujos de capital de las pensiones para alentar al capital privado a formar parte de la solución climática.
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