Última hora sobre los mercados financieros y nuestras estrategias de inversión
¿Qué ha pasado en 2022 y por qué 2023 solo puede ser mejor para los mercados financieros?
Hace un año, entendíamos que 2022 iba a estar protagonizado por 3 cuestiones principales: (i) políticas monetarias restrictivas (con subidas de tipos de interés) en EE. UU., (ii) reducción del crecimiento económico y (iii) alta inflación.
Estas 3 claves, junto con otros condicionantes, nos hacían ver que seguramente en renta fija la rentabilidad sería negativa, pero que era probable que ganásemos dinero en renta variable. Es decir, planteábamos un cierre de año para 2022 parecido al de 2021, donde la renta fija global caía alrededor de un -5 % y la renta variable subía más allá del +10 %.1
Y ahora, si miramos atrás, podemos decir que 2022 ha sido un año en el que (i) las políticas monetarias han sido muy restrictivas no solo en EE. UU., (ii) el crecimiento se ha reducido de manera considerable y (iii) la inflación ha llegado a niveles muy elevados.
Es obvio que la guerra entre Rusia y Ucrania ha afectado de manera directa a estos últimos factores.
Esta situación ha provocado rentabilidades negativas en renta fija, en renta variable y en cualquier clase de activo en el que se haya invertido, ya que no ha existido ningún refugio en 2022.
Hemos llegado a una caída del –17%, tanto en renta fija como en renta variable1, algo que no había pasado nunca en la historia reciente. Y, además, con una volatilidad absolutamente desmedida en renta fija.
En nuestras estrategias el resultado ha sido negativo (entre el -8,14 % de Kuala Lumpur, la estrategia más conservadora, al -12,28 % de Dubai3, la más dinámica). No ha habido apenas ninguna clase de activo con rentabilidad positiva, a lo que se ha unido en muchos momentos de este año una correlación positiva entre renta fija y renta variable (si una sube, la otra también; así como en las caídas). Situación que, cayendo la renta variable, no se había dado hasta ahora.
En comparación con la evolución de los mercados financieros y de otros gestores, creemos que hemos reducido las pérdidas en las estrategias más conservadoras y que hemos sufrido más en las estrategias más dinámicas, por no tener una exposición muy elevada al dólar estadounidense.
Como antesala a un 2023 que pensamos que será mejor, en el último mes y medio estamos viendo una relajación de la volatilidad y una recuperación de la rentabilidad (sobre todo en renta fija).
Aunque sigue habiendo puntos de incertidumbre, estamos preparados para volver a entrar en renta variable con más intensidad, siempre y cuando veamos que es un buen momento para hacerlo. En este camino, hemos ido construyendo una posición en renta variable de mínima varianza, un concepto al que nos tendremos que acostumbrar en estos próximos meses y que se basa en invertir de manera muy eficiente en renta variable, teniendo más sensibilidad a subidas de mercado (capturando el 90 % de estos incrementos) que a caídas (capturando el 70 %).
¿Y qué creemos que ocurrirá en 2023 en los mercados financieros?
1) Un panorama macroeconómico presidido por una inflación y crecimiento que están cayendo, especialmente en Europa (hasta decrecer) y políticas monetarias cada vez menos restrictivas.
2) Una mayor presencia en renta fija: la situación tan negativa que ha ocurrido este año deja a los bonos con unas tasas de rentabilidad actuales muy atractivas, estando las subidas de tipos ya descontadas en esas mismas tasas.
3) Dos partes del año muy diferenciadas en renta variable: veremos un primer semestre “lateral”, alternando subidas con bajadas (el crecimiento económico reducido o negativo, ya descontado por el mercado durante 2022, impactará en las cuentas empresariales) para subir en el segundo semestre empujada por una transición hacia un 2024 de crecimiento económico sólido.
Recordaremos este 2022 como un año históricamente negativo y difícil para gestionar activos de mercados financieros.
Es obvio que nos gustaría que la foto de nuestras estrategias desde inicio de año hasta diciembre no fuera la que es. Debemos tener muy presente que los mercados financieros pueden presentar pérdidas en momentos puntuales y, después de estos, los rendimientos normalmente vuelven a ser positivos: como veíamos en el gráfico de más arriba, lo habitual es estar en el cuadrante, o al menos cerca de él, donde las rentabilidades son positivas tanto en renta fija como en renta variable.
Es donde creemos que estaremos en 2023, impulsados por una renta fija con tasas históricamente atractivas y una renta variable que necesitará de una gestión muy eficiente en la primera mitad del año, pero que pasará a darnos impulso para que volvamos a rentabilidades positivas en todas nuestras estrategias.
Muchas gracias por tu confianza.
Toda inversión conlleva riesgos, incluido ausencia de rentabilidad y/o pérdida del principal invertido. Rentabilidades pasadas no son un dato fiable de rentabilidades futuras.
1 Fuente: Refinitiv Eikon. Basado en el MSCI All-Country World (Renta Variable Global o RVG) y Bloomberg Barclays Global Aggregate Bond (Renta Fija Global o RFG) durante el año 2021.
2 Fuente: Refinitiv Eikon. Basado en el MSCI All-Country World (Renta Variable Global o RVG) y Bloomberg Barclays Global Aggregate Bond (Renta Fija Global o RFG). Datos de 2022 hasta 30/11/2022.
3 Fuente: Refinitiv Eikon y cálculos internos, a 30/11/2022.
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