SEQUÍA, INFLACIÓN Y FALTA DE MODERNIZACIÓN DETRÁS DE LA INFLACIÓN DE ALIMENTOS AGRÍCOLAS

SEQUÍA, INFLACIÓN Y FALTA DE MODERNIZACIÓN DETRÁS DE LA INFLACIÓN DE ALIMENTOS AGRÍCOLAS

SEQUÍA, INFLACIÓN Y FALTA DE MODERNIZACIÓN DETRÁS DE LA INFLACIÓN DE ALIMENTOS AGRÍCOLAS

El IPC de alimentos ha subido un 25% en los dos últimos años según el INE, cuando la media de aumento anual de estos precios en los 20 años anteriores apenas era del 2%. Entre los alimentos que más se han encarecido en el periodo se encuentran los frescos, y en las últimas semanas hay uno en el foco de atención: el aceite de oliva. ¿Por qué? La sequía de los últimos años está reduciendo la producción sometiendo al mercado a una escasez de oferta; la inflación generalizada empuja los costes de producción, y el encarecimiento del gas presiona los precios de los fertilizantes, provocando inflación en los alimentos agrícolas. Todos sufrimos las consecuencias económicas, pero debemos evitar que la salud de los más afectados no se beneficie de las propiedades de su consumo.

El tejido agrícola español cuenta con unas características nada propicias para abordar la tormenta perfecta en la que se encuentra el sector. Explotaciones de pequeño tamaño, alejadas de las nuevas tecnologías y procesos, que consecuentemente las convierten en poco eficientes. Lo que traduce en una pérdida de rentabilidad y baja competitividad. Por si fuera poco, además, están muy expuestas a los eventos climatológicos adversos cada vez más recurrentes. El sector agrario representa menos del 5% de nuestro PIB y un peso decreciente en los últimos años. Sin embargo, es uno de nuestros buques insignia tanto en la dieta mediterránea como en la exportación. Tal vez habría que prestarle más atención.

Más inversión para contener la inflación de los alimentos agrícolas

La transformación de esta industria hacia estándares de mayor eficiencia y rentabilidad requiere inversión. Invertir significa canalizar ahorro hacia proyectos productivos. Destinar parte de nuestro ahorro hacia proyectos eficientes, productivos y rentables de agricultura es sinónimo de inversión en la Marca España, transformación y modernización de nuestras explotaciones agrícolas, y compromiso con un modelo de crecimiento económico sostenible social y medioambiental, que además aporta soluciones de contención al crecimiento de precios en productos de primera necesidad. Existen alternativas de inversión orientadas en esta dirección, rentables y bien gestionadas, y otras que acabarán consiguiendo la financiación necesaria, ya sea con el ahorro extranjero, pero ojalá sea con el ahorro nacional, facilitando así el crecimiento de la riqueza en nuestro país.

La especialización en la gestión de este tipo de inversiones facilita el acceso a todo tipo de inversores. Se denominan inversiones alternativas y en sucesivas entradas las abordaremos con más detalle. Concretamente, las inversiones en agricultura, o como se las denomina ahora, en agribusiness, canalizan el ahorro hacia explotaciones agrícolas caracterizadas por su alto rendimiento. La aplicación de las últimas tecnologías, así como técnicas de cultivo de alto rendimiento adaptadas a las características de los emplazamientos elegidos por sus condiciones ideales de cultivo, hacen de estas fincas superficies optimizadas para producir los frutos que mejor se pueden sembrar en cada ubicación. Todo bajo el continuo seguimiento de ingenieros cualificados para dar solución a los problemas que el cambio climático presenta en cada periodo entre cosechas.

La gestión alternativa aporta valor en las carteras de inversión pero también a la sociedad. El aceite de oliva como ejemplo

Hemos hablado de los beneficios para el conjunto de la sociedad y para los consumidores, pero al inversor le aportan no sólo rentabilidad, sino también diversificación dentro de su cartera, reduciendo el riesgo de la misma mediante correlaciones nulas e incluso negativas con otro de tipo de activos convencionales como la renta variable y la renta fija, equilibrando su rendimiento y generando valor añadido en proyectos de economía real, más tangibles y de fácil comprensión. ¿Qué significa esto? Que no necesariamente la evolución de las inversiones en agricultura a través de fondos especializados va a seguir la misma tendencia que la inversión en bolsa o renta fija. Por ejemplo, la cosecha de este año de la oliva va a proporcionar un alto dividendo en las carteras, dado el precio que está alcanzado el aceite de oliva. Pero esta tendencia, además, se ve reforzada por un modelo de inversión que aporta rentabilidad mediante derechos de emisión de CO2 y economías de escala que, si en el futuro se consolida, como estoy convencido que ocurrirá, repercutirá favorablemente en la sociedad.

A estas alturas seguro que te estás preguntando por el impacto de fenómenos climatológicos adversos como Filomena, o la DANA que recientemente ha impactado de forma virulenta la península. Es uno de los riesgos contemplados y cubiertos dentro de estos proyectos de inversión, que no le restan atractivo. Las técnicas de cultivo y tecnologías aplicadas por los ingenieros al frente, minimizan su impacto en las cosechas. Es sorprendente confirmar que tras el paso de la Dana que arrasó Toledo, los almendros bajo explotación en la ribera del Tajo salieron indemnes. Pero la sorpresa de un lego en la materia no se explica aleatoriamente. Detrás hay horas de investigación y un método científico. La tecnología aplicada garantiza el mejor cultivo posible incluso en periodos de sequía, reduciendo al mínimo el consumo de recursos.

Si te interesa conocer con mayor profundidad qué son las inversiones alternativas, tipos, cómo aportan valor a las carteras y cómo participar en ellas, sigue atentamente  mi blog https://asesorfinancierofm.com/blog/  porque en futuras entradas dedicaremos un espacio relevante para contribuir a una mayor educación financiera, pero también con el objetivo de optimizar el rendimiento de las inversiones.

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