Sicavs: el muerto aún está vivo

Sicavs: el muerto aún está vivo

Hace apenas un año, antes de las últimas elecciones, parecía que las sicavs tenían cuernos y rabo, eran el mal a eliminar para los diferentes partidos políticos. Todos llevaban en sus programas medidas duras que en la práctica supondrían la desaparición de este vehículo

Desde que se constituyó el gobierno, sin embargo, mutis por el foro. No se ha aprobado ninguna ley que limite las sicavs ni tiene pinta de que la haya. Básicamente, las únicas consecuencias del ataque de demagogia que le dio a nuestros políticos han sido:

- la inseguridad jurídica hizo que se dejaran de crear nuevas sicavs, con honrosas excepciones, y que se deshicieran casi un 10% de las existentes. 

- A Luxemburgo le ha venido bien, porque parte de las nuevas sicavs no creadas así como de las eliminadas se han llevado al sistema financiero de este país

- Muchos inversores se han precipitado, queriendo adelantarse al cambio legal, y han incurrido en unos costes innecesarios y posibles contingencias fiscales, en función de lo que hayan hecho.

- Muchos bufetes y consultoras han hecho mucho dinero con sus recomendaciones de cambiar y las gestiones posteriores antes de que llegara la hora de la verdad. 

¿Acabará llegando la legislación que 'mate' del todo a las sicavs? 

Yo no lo creo. La formación más radical contra este vehículo, Podemos, no tiene suficientes escaños para forzar el cambio legislativo. Y los otros tres importantes no se la van a jugar a poner encima de la mesa este tema en el que siempre quedarán como tibios al lado de las demandas más radicales que lanzaría Podemos. 

En realidad, me alegro de que después del ataque de populismo contra las sicavs haya llegado un tiempo de prudencia. No voy a recordar por qué en realidad el debate público está cargado de demagogia o ignorancia, que ya lo hice aquí

Y, en cualquier caso, si se abre de nuevo el debate, que al menos alguno de los diputados se lea el artículo Sicavs y 'oceano azul' de @andresllorente.

En realidad, incluso es todo más sencillo... Y con cambiarle el nombre del producto, con dejar de llamarles sicavs, se acabaría el problema. Si no, los que acabarán felices de la vida serán los luxemburgueses, que se seguirán comiendo el pastel de la industria de gestión de patrimonios.

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