El pesimismo de los inversores sigue muy alto: ¿Buen momento para comprar?

El pesimismo de los inversores sigue muy alto: ¿Buen momento para comprar?

pesimismo mercadosImagen de Sergei Tokmakov (Pixabay). 

Sé atrevido cuando todos sean miedosos y sé miedoso cuando todos sean atrevidos”. Probablemente, sea el consejo más popular del mejor inversor de todos los tiempos, Warren Buffett.

Si uno la quiere seguir, lo tendría relativamente fácil: solo tiene que salir de compras por los mercados, y lo puede hacer eligiendo fondos tan sencillos como los indexados, cuando la mayoría de inversores sean pesimistas. Y viceversa, reducir exposición y aumentar la liquidez cuando el personal rebose optimismo.

¿Cómo detectar ese pesimismo y optimismo? El propio mercado ya da pistas. Cuando las bolsas acumulan años de subidas y hasta tu vecino más desconfiado con las finanzas ha comprado acciones o criptodivisas, estás ante una alta probabilidad de euforia. Y, al revés, cuando las cotizaciones van de sangría en sangría (y no precisamente de las que se beben), el diablo pesimista anda suelto.

Pero hay más formas de medir esos excesos de sentimiento. Wall Street se ha buscado las vueltas para medirlo y ya existen unos cuantos indicadores y encuestas para medir precisamente los niveles de optimismo o pesimismo, que son muy seguidas entre los inversores que buscan tendencias. 

Una de las más populares la publica, en su informe semanal, Bank of America. La representa como especie de semicírculo, parecido a un arco parlamentario, donde la nota va de 0, cuando refleja pesimismo extremo, hasta 10, cuando refleja un optimismo exacerbado. Cuando baja de 2 Bank of America indica que suele entrar en fase de compra por sentimiento, mientras que por arriba de 8 sería zona de reducción de posiciones.

Rara vez el medidor está en 0 o en 10, sino que suele estar entre medias. Por ejemplo, en los últimos 5 años, tan sólo había llegado a irse a 0 en marzo de 2000, durante la peor parte de las caídas provocadas por el estallido de la covid. Un momento que, efectivamente, representó una magnífica oportunidad de compra para quien actuó conforme a la pauta, pues los mercados se dispararon los meses siguientes… ¿Pero ahora?

En pesimismo extremo más de un mes

Desde hace semanas esta encuesta refleja la lectura pesimista más extrema. Lleva instalado en 0 pelotero desde mediados de junio (aunque desde marzo ya llevaba en zona de compra, por debajo de 2), casi un mes y medio, un periodo mucho más prolongado de lo habitual cuando cae a esta zona.

sentimiento de los inversores

Otros indicadores de sentimiento también reflejan el tono negativo del mercado, aunque no tan radical. Por ejemplo, la CNN tiene su Fear & Greed Index, con el que busca medir “las emociones que están moviendo el mercado” en cada momento. Ahora refleja pesimismo, con una puntuación de 39 sobre 100 en el medidor de ánimo, aunque muestra cierta recuperación desde que en mayo llegó a caer a 7.

Lo mismo sucede con el barómetro de sentimiento que publica la AAII, donde ahora mismo aún mandan los bajistas, con más del 40% de los que participan con su opinión, pero ya menos del 59,3% que llegaron a ser a mediados de junio.

Los grandes inversores, con la liquidez a tope

También están las encuestas que se realizan a grandes gestores de carteras, como la que elabora cada mes también Bank of America entre cerca de 260 inversores, que tienen un patrimonio bajo gestión conjunto superior a los 700.000 millones de dólares. En la entrega de julio, las respuestas a las preguntas más relacionadas con el sentimiento también mostraban lecturas extremas.

Habían disparado la liquidez en las carteras hasta el 6,1%, la mayor cifra en más de 20 años; habían reducido el peso en renta variable al nivel más reducido desde la caída de Lehman Brothers y, en general, habían sepultado al nivel más bajo de la historia el nivel de riesgo en sus carteras.

Riesgo en las carteras

“El pesimismo que muestran las encuestas recientes es extremo”, indican desde Allianz Gi en su último informe semanal. “El sentimiento bajista está en unos niveles cercanos a los mínimos de una época de recesión, la exposición a acciones y bonos está a la baja y las posiciones en efectivo al alza”, añaden.

Está claro que sobran los motivos para ver el vaso no ya medio vacío, sino con agujeros más grandes que una piscina olímpica: la invasión rusa en Ucrania, la escalada histórica de la inflación y el fuerte incremento de los tipos de interés para detenerla, la amenaza de una recesión global.

¿Pero puede que eso ya esté descontado en los mercados? ¿Cabe la opción de que tanto pesimismo ya refleje esos riesgos? Para los que son optimistas al ver tanto pesimismo, esta semana hubo una reacción del mercado a su favor.

Aunque la Fed subió los tipos de interés 75 puntos básicos y dijo que la inflación sigue disparada y harán lo necesario para frenarla, bastó con que anunciaran que en algún momento se podrían frenar las subidas para que el Nasdaq rebotara más de un 5% en las dos sesiones posteriores. Todo el mundo estaba ya tan en las malas, tan vendido de riesgo, que basta cualquier noticia que no sea horrorosa para que los espíritus (y las cotizaciones) empiecen a mejorar.

Contextualizar el sentimiento con la situación macro

Tradicionalmente, a largo plazo, comprar en estos momentos de máximo de pesimismo siempre ha acabado dando resultados muy positivos con el paso del tiempo, con los años. Pero ojo, no siempre a corto plazo. Y, especialmente, en situaciones donde la economía está entrando en una recesión global, como explica Hugo Ferrer, gestor de GPM.

“El sentimiento siempre es relativo a los fundamentales económicos. En varias ocasiones los gestores han sido negativos y han acertado a lo grande, como pasó cuando se volvieron negativos en 2006 y lo estuvieron hasta 2008, o en diciembre de 2000, cuando estuvieron muy negativos sobre la economía y también acertaron. No se puede tomar el sentimiento por sí mismo, sino que hay contextualizarlo con la tendencia económica subyacente”, explicaba en un reciente Finect Talks. Y recomienda precaución con comprar la teoría de la opinión contraria en entornos de desaceleración económica como el actual.

Si nos fijamos sólo en el primer indicador del que hablábamos en este artículo, el Bull & Bear de Bank of America, ha habido ocasiones en las que durante los 3 meses siguientes a entrar el indicador en zona de pesimismo extremo ha habido caídas superiores al 10% o incluso más, como en julio de 2008, cuando entró en esa zona dos meses antes de la caída de Lehman Brothers, o en el verano de 2002, en la fase final de la crisis que trajo el pinchazo puntocom. También cedió en los siguientes meses en verano de 2011, en plena crisis de deuda.

Ahora bien, junto con estos casos negativos, los ha habido muy positivos también, como en el ya comentado mínimo de marzo de 2020 o a finales de 2011, donde durante los 3 meses siguientes se vivieron intensas subidas.

En pesimismo extremo, el suelo está cerca

Si miramos a largo plazo, eso sí, la pauta es casi común: cuando se llega a pesimismo extremo suele haberse vivido ya una buena parte de la caída de ese mercado bajista y puede ser un buen momento para construir carteras. Tan sólo cuando el indicador de Bank of America entró en zona de pesimismo en 2006 habría costado varios años recuperar los niveles previos.

“Históricamente, ha sido una mala idea para los inversores vender durante los periodos de mayor temor”, explican desde la gestora de fondos Schroders en un informe. “Salir del mercado de valores en favor del efectivo en respuesta a una gran caída del mercado habría sido muy malo para la riqueza a largo plazo”, remarcan.

Eso sí, quien quiera aprovechar el pesimismo para comprar debe asumir que, a corto plazo, como hemos visto, las caídas aún pueden ser importantes.

Y también debe tener en cuenta que esta vez, a diferencia de otras ocasiones, todavía no ha habido una fase de grandes retiradas de dinero de los mercados de acciones (sí en los de bonos), como suele pasar en los meses finales de cualquier gran capitulación del mercado. “Todo el mundo está pesimista, pero sólo unos pocos han vendido”, reflexionaban desde Bank of America en uno de sus últimos informes.

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Este artículo fue escrito por Vicente Varó (Finect) y publicado originalmente el sábado 30 de julio de 2022 en el periódico El Confidencial.

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