¿Crisis financiera por la deuda de EEUU? "Una emisión de bonos a 30 años mal recibida podría desencadenar cierto pánico"
La creciente deuda pública de Estados Unidos vuelve a situarse en el epicentro de las preocupaciones financieras globales. François Rimeu, estratega senior de Crédit Mutuel Asset Management, advierte que el contexto actual, marcado por un cambio estructural en la economía mundial, podría desencadenar tensiones significativas en los mercados.
Durante más de una década, los inversores se acostumbraron a un entorno de baja inflación y amplia liquidez gracias a la política de flexibilización cuantitativa aplicada tras la crisis de 2008. En ese contexto, los gobiernos pudieron permitirse déficits persistentes sin grandes consecuencias. “La baja inflación condujo a sucesivas rondas de flexibilización cuantitativa, que a su vez ‘animaron’ a los diferentes gobiernos a ser fiscalmente laxos”, explica Rimeu.
Sin embargo, ese entorno ha cambiado radicalmente. La inflación ha repuntado y los inversores comienzan a cuestionar si están siendo compensados adecuadamente por los riesgos que asumen al adquirir deuda a largo plazo. Esto ha derivado en un aumento de las primas por plazo de aproximadamente dos puntos porcentuales desde finales de 2019 hasta mayo de 2025. Como resultado, se ha intensificado el empinamiento de las curvas de rendimiento, fenómeno que persiste desde hace casi dos años.
“¿Ha terminado esta tendencia? Probablemente no”, advierte el experto. El déficit presupuestario estadounidense sigue creciendo y los compradores tradicionales de deuda, como China y Japón, están reduciendo su exposición. Las razones varían entre motivaciones geopolíticas y un entorno de rentabilidades más atractivas en sus propios mercados.
En este escenario, la posibilidad de un evento desestabilizador no puede descartarse. Rimeu lanza una advertencia clara: “Una emisión de bonos a 30 años mal recibida (con un bid-to-cover o ratio de oferta/cobertura muy bajo) podría desencadenar cierto pánico”. Aunque matiza que el mercado estadounidense es mucho más líquido que otros —como el británico durante la crisis del mini-presupuesto de 2022—, también reconoce que el riesgo sistémico ha aumentado.
Además, el contexto político no augura soluciones ortodoxas. Con Donald Trump como presidente, “es poco probable que las soluciones tradicionales para reducir los déficits públicos (subidas de impuestos, recortes del gasto, reformas estructurales a largo plazo) sean favorecidas”.
La advertencia está lanzada: la deuda de Estados Unidos, durante años sostenida por una confianza casi inquebrantable, podría convertirse en el desencadenante de una nueva crisis si se combinan condiciones desfavorables en los mercados con la falta de disciplina fiscal. Y, como recuerda Rimeu, “todo es posible”.
Este contenido se ha elaborado parcialmente con inteligencia artificial, bajo un criterio editorial y no constituye una recomendación ni propuesta de inversión. La inversión contiene riesgos. Las rentabilidades pasadas no son garantía de rentabilidades futuras.
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