No risk, no gain

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“No risk, no gain” o lo que es lo mismo, quien no arriesga no gana. Es una máxima de sobra conocida en el mundo de las finanzas e inversiones. La percepción pesimista con el euro como telón de fondo ha podido hacer que los inversores destinaran sus ahorros a productos más conservadores y con un menor riesgo de pérdida. Sin embargo, la confianza en una recuperación global, por parte de los expertos, auguran una cierta recuperación global.

Estas esperanzas se vieron alentadas por la contracción de la prima de riesgo que pasó de los 600 alarmantes puntos de verano de 2012 a los 201 actuales. El BBVA incluso vaticina una bajada hasta los 180 puntos para la segunda mitad de 2014.

Según el reportaje de Pablo Pico ‘Sin riesgo no hay ganancia’, publicado en Cinco Días y el 15 de diciembre, en el Extra Instrumentos de Inversión del diario El País, 2014 ha sido bautizado como los expertos y casas de análisis como el año de la salida de la crisis para Europa y para España. De hecho, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha previsto un crecimiento económico mundial del 3,6 % y de un 1,1 % para la zona Euro.

Estas expectativas ofrecen al inversor la esperanza en recuperar relativamente la tranquilidad en sus inversiones; sin embargo, no existen productos sin riesgos. Ni siquiera aquellos que pueden parecer más fiables, como el Tesoro Público –letras, bonos y obligaciones, que además ofrecen un interés bajo: la última subasta de obligaciones a 30 años dejó un interés del 5,4 %. La difícil situación económica de algunos países tampoco disipa la sombra de quiebra de algunos Estados.

Generalmente, los depósitos bancarios se han configurado como la opción más popularizada entre los inversores más conservadores, aunque su recuperación tampoco suele dar altas satisfacciones, un 2 % en el mejor de los casos. Y el riesgo también está ahí: una posible quiebra del banco en el que el inversor haya contratado su depósito. Incluso con los fondos de garantía que ofrece el Banco de España en caso de quiebra, esta no parece ser la opción definitiva para encontrar las máxima rentabilidad a las inversiones.

Como explica Pico, la “guerra de depósitos” fue un espectáculo habitual hasta principios de 2013 y que obligó al Banco de España a poner orden. De las remuneraciones por encima del 4 % se ha pasado a casi ni alcanzar el 2%.

Por otra parte, la Bolsa y fondos de inversión pueden ofrecer mayor beneficio a los inversores. Eso sí, con más riesgo. A mayor rentabilidad, mayor riesgo. El inversor que se decida por fondos y Bolsa ha de estar sujeto a las fluctuaciones del parqué.

Finalmente, existen otras herramientas más nuevas como el modelo de zank, es decir, préstamos entre particulares, que además de ofrecer unos intereses más elevados que los productos de la banca tradicional aportan un valor socialmente gratificante.

¿Cómo elegir la mejor opción?

Para saber cuál es la opción que más se ajusta a nuestro perfil lo ideal es plantearse una serie de preguntas.

1. ¿Qué riesgos quiero correr? ¿Soy un inversor conservador o arriesgado?

2. ¿Cuál es mi horizonte de inversión? ¿Largo, medio o corto plazo?

3. ¿Qué comisiones estoy dispuesto a pagar? En función a tus respuestas tendrás pistas sobre cuál es tu producto de inversión ideal, pero recuerda: “no risk, no gain”.

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